PASO EN FALSO EN LA VERSIÓN ESTELAR DE TOSCA.
Este año 2018 será recordado por los aficionados a la ópera, como el de una de las temporadas más flojas de los últimos tiempos, al menos si consideramos los tres títulos ofrecidos hasta el momento, que sin duda no quedarán como hitos importantes.
Ahora llegó hasta el escenario del Municipal de Santiago la versión Estelar de Tosca, la hermosa y dramática ópera de Giacomo Puccini, de la que ya realizamos el análisis de la puesta en escena en su versión Internacional, en cuya función de estreno volvieron a escucharse abucheos para los responsables de la puesta en escena.
Y en relación a este elenco, nos permitimos algunas consideraciones previas; desde hace ya largos años las versiones del elenco Estelar, han concitado un gran interés entre los aficionados, debido a la calidad que han demostrado, calidad que en ocasiones ha resultado incluso superior a sus pares internacionales, lo interesante y valioso de esos elencos, era que incluían un importante contingente de cantantes nacionales, algo que les permite foguearse contrastándose con figuras extranjeras, de notable calidad y prestigio algunas de ellas, sin duda que ese contacto enriqueció la experiencia de cada cantante, ayudándoles posteriormente a incursionar en escenarios extranjeros con singular éxito.
Seguramente ese fue el objetivo que hace algunas décadas se fijaron el recordado director Miguel Patrón Marchant y Andrés Rodríguez el director del teatro, cuando inauguraron el llamado “Encuentro con la Ópera” que permitió que figuras nacionales replicaran a los cantantes extranjeros en las óperas que se presentaban, el camino no fue fácil, y así como se anotaron notables éxitos, también hubo algunos fracasos, pero el resultado fue que al final se lograron crear varias generaciones de muy buenos cantantes chilenos, no olvidemos que desde esa iniciativa nacieron entre otros Verónica Villarroel, Cristina Gallardo-Domas, Patricia Cifuentes, José Azocar, Luis Olivares, Patricio Sabaté o Javier Arrey.
Como olvidar cuando el año pasado el regisseur Pierre Constant se arrodilló frente al elenco nacional por su inolvidable y arrebatadora actuación en las Bodas de Fígaro, que fue producto además de su calidad, del perfecto conocimiento que cada cantante tiene del otro, que les permite interactuar entre ellos con la más grande naturalidad.
Por las razones anteriores es que surge la pregunta del porqué en esta versión los protagonistas fueron figuras foráneas cuyo rendimiento fue bastante mediocre, cuando creemos que en nuestro país sí existen cantantes que lo habrían hecho muy bien; queremos aclarar que esta posición no es producto de un nacionalismo trasnochado o un chauvinismo delirante, solo es porque estamos convencidos que es un deber del Municipal de Santiago “Ópera Nacional de Chile”, dar oportunidades a figuras consolidadas o emergentes de nuestro país.
La muy correcta batuta de Pedro Pablo Prudencio, que tuvo notables aciertos, nada pudo hacer con el insuficiente volumen de trío de protagonistas, a los que en buena parte del segundo acto -que posee mucho registro vocal medio-, no se les escuchara.
En cuanto a la régie, nos dio la impresión que solo pudieron ensayar con el director de escena solo el primer acto, y algo del segundo, pues de allí en adelante parecieron improvisar sobre la plantilla establecida, incluso el acierto del gesto de Mario hacia Tosca, cuando se da cuenta que ha sido fusilado de verdad, se perdió al caer el tenor sobre sí mismo, lo que impidió realizarlo.
La soprano armenia Lilit Soghomonyan fue una Tosca muy irregular en lo vocal, su caudal de voz lo maneja erráticamente, pero nos pareció más serio el hecho de haber desafinado en varias oportunidades, asimismo su actuación está llena de altibajos razón por la que como intérprete no logra comunicar emociones, y por cierto que Floria Tosca es pura pasión tanto en sus celos como en su enamoramiento, algo que ella, al menos en esta función no logró transmitir.
Artem Golubev tenor ruso, abordó el complejo rol de Mario Cavaradossi, muy alejado en lo vocal de las exigencias requeridas, su volumen es escaso y en el registro medio cuesta escucharlo, su actuación es solo formal y al parecer poco convencido, a su favor fue mejor en el primer acto, después es creíble cuando es acosado por los esbirros de Scarpia para torturarle, pero fue frío en su aria final.
Alexandr Krasnov, fue el más desconcertante del trío protagonista, su voz de barítono se escucha solo en el registro alto, logró imponerse en el Te Deum, pero en el segundo en todo el registro medio fue inaudible, solo en los momentos de enojo mejora, pero su afinación es muy débil y con su actuación no logra dar el perfil del lascivo e intrigante Barón Scarpia.
En los comprimarios se repitió casi el mismo elenco con la salvedad de Francisco Salgado que abordó en propiedad vocal y en actuación como Angelotti, asimismo el papel de Spoletta fue cantado con prestancia en lo vocal tanto como en actuación por Pablo Ortiz. El Pastor, transformado en esta ocasión en ángel, lo cantó musicalmente Belén Torres. Sergio Gallardo, Gonzalo Araya y David Gáez repitieron sus estupendas performances del elenco Internacional.
Gilberto Ponce. (CCA)