PINCHAS ZUKERMAN, CON LA SENCILLEZ DE LOS GRANDES.
Hay ocasiones en que se producen momentos mágicos, momentos que deseamos, se repitieran muchas veces, debido a la conmoción que nos han provocado, convirtiéndose en eventos que fortalecen las fibras más profundas de nuestro ser. Nos referimos a aquellas experiencias capaces de conmover el espíritu de quienes entran en contacto con ellas.
Algo de esta naturaleza nos ocurrió, a los privilegiados asistentes al concierto ofrecido por “Pinchas Zukerman y The Zukerman Chambers Players”, en el Teatro Nescafé de las Artes el 10 de agosto, en el marco de la “Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas” organizada por la Fundación Beethoven.
En esta oportunidad se entró en contacto con intérpretes superiores, de esos que están más allá de la técnica, y cuyo único objetivo es ser transmisores de la esencia de las obras que interpretan.
Siguiendo el ejemplo de Pinchas Zukerman, y con la más absoluta sencillez, se abocan sin estridencias ni gestos grandilocuentes, a hacer lo que mejor saben, música, y con letras mayúsculas, a ello concurre, su afinación perfecta, fraseos, articulaciones e intencionalidades que parecieran responder, naturalmente a los dictados de los autores.
Su complementación es tal, que basta el más mínimo gesto para señalar entradas, cortes o expresividad, Zukerman actúa por presencia, ya se sabe lo que desea, entonces el resto del conjunto se eleva a las alturas del líder.
En esta oportunidad intervinieron, la sensacional pianista Ángela Cheng, de digitación tan perfecta como su musicalidad ¡que manera de manejar la dinámica de su instrumento!, agreguemos los sólidos diálogos, ya con Zukerman en el delicioso “Scherzo” de Brahms, o con el resto de los intérpretes en cuarteto o quinteto.
En chelo estuvo Amanda Forsyth, exhibiendo un pastoso y hermoso sonido, usando a la perfección las gradaciones dinámicas, haciendo “cantar” bellamente su instrumento, en la viola Jethro Marks, músico notable y con una musicalidad que le lleva tanto a aflorar como a restarse en sonido, siempre de acuerdo al espíritu de las obras.
Jessica Linnebach, se incorporó en el quinteto de Schumann como segundo violín, en ella destaca el manejo del sonido, con mayor o menor peso, según las frases que le corresponda enfrentar, “canta” y dialoga con el resto con extraordinaria musicalidad.
OBRAS.-
El “Scherzo para violín y piano en Do menor” de Johannes Brahms, fue lírico, con cambios sutiles de carácter entre sus secciones, en medio de la perfección de sus diálogos.
Del mismo Brahms interpretaron luego su “Cuarteto N° 2 en La mayor Op. 26”, en su primer movimiento está planteado como un diálogo entre el piano y las cuerdas, para no abundar en los justos elogios, alabaremos la progresión acentuada por los fraseos, así como la sutileza de los pequeños motivos, del segundo, destacaremos el carácter misterioso y ensoñado y la gran claridad de cada una de las voces, que acentúan su polifonía, del tercero el unitario juego expresivo, así como en el desarrollo, su magnífico y apasionado crescendo, que calificaremos de espléndido, el cuarto deslumbró en su pasión contenida.
La segunda parte consultó el “Quinteto para piano y cuerdas en Mi bemol mayor Op. 44” de Robert Schumann, obra bastante popular que derrocha un romanticismo entre lírico y apasionado; en el los diálogos instrumentales fueron perfectos, y en el desempeño del chelo y la viola se alcanzaron cimas expresivas, el segundo movimiento será difícilmente olvidado, pues a pesar de su serenidad poética, su interpretación fue de una expresividad conmovedora, el tercero fue perfecto a pesar de lo vertiginoso en sus secciones extremas, que se contrastan con ese asomo de danza jubilosa, para volver brillantemente al tema del inicio en su conclusión, el cuarto fue una suma de excelencias, siendo obligados por el público que no se cansaba de aplaudir, a ofrecer como encore uno de los movimientos de otro quinteto de Brahms.
Esta nueva visita de Pinchas Zukerman se convirtió en una experiencia de carácter estético, que debemos agradecer a la Fundación Beethoven.
Gilberto Ponce. (CCA)