PINCHAS ZUKERMAN EN LA BEETHOVEN.

PINCHAS ZUKERMAN Y THE ZUKERMAN CHAMBER PLAYERS.

En una nueva visita a nuestro país, el afamado violinista Pinchas Zukerman, se presentó acompañado de Amanda Forsyth y Ángela Cheng en chelo y piano respectivamente. Lo hicieron en el marco de la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas, en el Teatro Municipal de Las Condes.

Pinchas Zukerman. foto orsynphony
Pinchas Zukerman. foto orsynphony

El programa fue exclusivamente dedicado a obras de Ludwig van Beethoven, constituyéndose en un atractivo adicional, claro está, que para muchos de los presentes, que esperaban encontrar el virtuosismo de Zukerman, quedaron con una cierta desilusión, porque todas las obras son muestra clara de lo que era Beethoven, esto es un gran pianista, además de compositor, por ello no debiera extrañar que también en sus obras de cámara realice un desarrollo espléndido para el instrumento. Lo que en todo caso solo acota el protagonismo de los otros instrumentos

Busto de Ludwig van Beethoven. foto visionescriticas
Busto de Ludwig van Beethoven. foto visionescriticas

Solo podríamos objetar el balance instrumental en algunos momentos, debido a la maestría de Ángela Chang, quien logra sonoridades preciosas y grandes, además de la estupenda sonoridad del piano de la Fundación Beethoven; en todo caso sería injusto decir que el piano anuló el sonido del violín y el chelo, quizás estos podrían haber sonado un poco más.

Pero nadie podría pensar que esta característica mermó su musicalidad, fraseo o afinación, pues estamos convencidos que los artistas ejecutaron música de cámara al más alto nivel.

Amanda Forsyth. foto verbierfestival
Amanda Forsyth. foto verbierfestival

Iniciaron su presentación con el hermoso Trío en Si bemol mayor WoO 39, que significa obra no catalogada por Beethoven (sin número de Opus), encontrada después de la muerte del compositor; por su estructura se puede deducir que se trata de una obra temprana -se piensa que se escribió en 1797-, por ello no extraña su no disimulado clasicismo. En el mostraron claro estilo, deliciosos diálogos entre las voces, que podríamos calificar de cantábile y expresivo.

Luego una de las joyas beethovenianas; la Sonata Nº 3 para chelo y piano en La mayor Op. 69, que se inició con una bella introducción del piano, a la que se sumó luego el chelo en un estupendo equilibrio, que se mantuvo durante todo el desarrollo. Amanda Forsyth y Ángela Chang lograron grandes cotas de expresividad, tanto en los forte como en los sutiles piano, con fraseos y articulaciones de gran coherencia.

Ángela Chang. foto music.cbc.ca
Ángela Chang. foto music.cbc.ca

Con gracia chispeante presentaron el Scherzo que sigue, acentuando contrastes y su progresión; poético y melancólico fue el siguiente, que bien se podría relacionar con la poesía de Goethe por su lirismo, el que luego derivó en el virtuoso final.

La famosa Sonata Nº 5 en Fa mayor, Op. 24 para violín y piano, llamada Primavera, nos trasladó nuevamente al clasicismo, que Beethoven estaba por cambiar. Pensamos que el inicio estuvo marcado por poca tensión de parte de Zukerman, a pesar de la expresividad de la pianista, pero ello fue solo pasajero, aflorando luego la calidad del afamado violinista, desarrollando bellamente de los diálogos instrumentales.

Lúdicamente gracioso fue el Scherzo, aflorando el virtuosismo de Zukerman, en los juegos contrastantes con el piano.

El carácter para cada sección, resaltó en el Rondó, allí cada solista acentuó articulaciones y fraseos con gran musicalidad, rematando en el virtuoso final, que arrancó grandes aplausos.

Pinchas Zukerman. foto elcomercio
Pinchas Zukerman. foto elcomercio

Pero sin duda el mayor logro, fue la interpretación del Trío para violín, chelo y piano en Si bemol mayor Op. 97 llamado Archiduque, en el que los visitantes, estuvieron espléndidos.

Desde el sutil manejo dinámico del inicio, con una supremacía melódica totalmente compartida, al mostrar el cantábile primer tema.

La oscuridad y la luz compartieron el carácter del segundo, con ello acentuaron el romanticismo que lo inunda.

Calificaremos de casi un lied la exposición del Andante, movimiento de enorme melancolía, cercano a la desolación, aquí la expresividad fue emocionante

Festivo y relacionable con las contradanzas fue el Allegro final, en el que acentuaron fraseos y contrastes, mientras que la sección final, fue una exhibición del mejor virtuosismo.

Los aplausos les llevaron a ofrecer una obra de Fritz Kreisler.

Gilberto Ponce. (CCA)

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