PARSIFAL CELEBRA AÑO WAGNER.

PARSIFAL UN GRAN INICIO DE TEMPORADA EN EL MUNICIPAL.

Cuando Richard Wagner concibió su Obra de Arte Total (Gesamtkunstwerk), pretendía la fusión completa de artes como la música, drama teatral y artes visuales, dando gran importancia a una iluminación sugerente, y en la consecución de este objetivo fue escrupuloso en detallar el como se fundían, diseñando  escenografías, vestuario y recursos lumínicos, introduciendo en la ópera la proyección de imágenes para crear efectos especiales, revolucionarios en su tiempo.

Richard Wagner fotografiado en París. foto lastfm
Richard Wagner fotografiado en París. foto lastfm

Esto es válido para aquellas producciones producto de afiebrados regisseurs, que extrapolan a cualquier época, alejándose muchas veces del espíritu que generó esas obras.

No se piense que estamos en contra de las innovaciones, todo lo contrario, pero creemos que estas debieran siempre cuidar los contextos; ejemplos hay muchos y de enorme calidad como la Tetralogía wagneriana montada recientemente en el Met. de New York, o el Buque Fantasma de hace varios años en nuestro Municipal.

El Cáliz sagrado. foto loogares
El Cáliz sagrado. foto loogares

No abundaremos pues nuestro propósito es comentar la producción de Parsifal, que inauguró la Temporada de Ópera 2013, trabajo que se debe a Roberto Oswald como escenógrafo, iluminador y regisseur, junto a Aníbal Lápiz en vestuario, que se convirtió en una de las experiencias más gratificantes del último tiempo; las razones se entienden a partir de los propósitos del mismo Wagner, haciendo de esta cumbre musical, un relato coherente y ágil que explicita visualmente muchas de las metáforas y alegorías presentes en la ópera, que el autor llamó Drama Sagrado.

Amfortas (Gregg Baker), Kundry (Susan Maclean) y Gurnemanz Dimitry Ivashchenko) foto radio.uchile
Amfortas (Gregg Baker), Kundry (Susan Maclean) y Gurnemanz (Dimitry Ivashchenko) foto radio.uchile

¿Cuál fue el mensaje que quiso transmitir Wagner, cuando al final de su vida escribe este verdadero testamento religioso, en el que una más vez aparece la redención como uno de sus ejes? Conocidas son las tremendas tensiones en que se debatió a lo largo de su vida, que abarcaban desde lo político a lo filosófico, incluyendo un fuerte nacionalismo, que le llevó incluso a menospreciar las culturas no germánicas, sumemos además una carga no disimulada de antisemitismo, todo esto, mientras su vida era el más perfecto ejemplo de hedonismo y ambición, donde la palabra fidelidad careció de sentido.

Kundry (Susan Maclean) y Parsifal (Zvetan Michailov) foto radio.uchile
Kundry (Susan Maclean) y Parsifal (Zvetan Michailov) foto radio.uchile

Solo fue fiel en su deseo por aprovechar todas las oportunidades, sin trepidar en saltarse límites morales en el logro de sus fines; pues bien, al parecer toda esta suma de factores le generaba un deseo no explicito por alcanzar su propia redención, de otra forma cuesta explicar que el tema aparezca recurrentemente en sus argumentos, pues él mismo escribía los libretos.

Parsifal en esta versión, no permite ambigüedades de interpretación, pues lo religioso y la Eucaristía adquieren radical importancia, tanto como a la redención de los pecadores al beber del Santo Grial y al ser tocados por la Lanza que perforó el costado de Cristo, justificando ampliamente el nombre de Festival Sagrado.

Parsifal levanta el Cáliz en el Viernes Santo. foto radio.uchile
Parsifal levanta el Cáliz en el Viernes Santo. foto radio.uchile

El tema nos vuelve al problema de sus tensiones personales, al considerar la forma en que vivió, generando muchas incógnitas en torno a su personalidad.

Roberto Oswald creó una escenografía de gran atractivo, poniendo gran énfasis en la iluminación, creando metáforas y alegorías complementarias al texto, cuidando siempre el equilibrio y manejo de contrastes, a manera de ejemplo las nubes grises y el suelo coloreado del jardín de Klingsor, o en ese mismo acto, cuando la música roza lo impresionista, el fondo evoca la pintura de ese período.

Amfortas ante la tumba de Titurel. foto radio.uchile
Amfortas ante la tumba de Titurel. foto radio.uchile

Impresionante resultan las escenas de la Eucaristía (primer y tercer acto), que recuerdan la pintura de Dalí. Otro aspecto atrayente es la transformación de las imágenes concretas en abstractas, al aludir a cuestiones de índole superior.

La movilidad de algunos elementos y las coherentes proyecciones le otorgan a la puesta en escena un dinamismo que envuelve, la régie se complementa con lo visual; mencionaremos la disolución del castillo de Klingsor, para dar paso al jardín de las doncellas flores de exquisita finura, o bien el excelente truco de la lanza que lanza Klingsor a Parsifal, cuando este la atrapa en el aire, tanto como los solemnes movimientos de los caballeros del Grial, y la exposición del Cáliz sagrado a la cofradía.

Klingsor (Harry Peeters) foto municipal
Klingsor (Harry Peeters) en su castillo. foto municipal

Podríamos seguir abundando, pero no queremos agotar la paciencia de los lectores; Aníbal Lápiz fue el encargado del ajustadísimo y hermoso vestuario, en un interesante juego de contrastes, genial fue el creado para las doncellas flores; algo no previsto al parecer fue el alba que viste Parsifal en el tercer acto, que acentuó demasiado la envergadura abdominal del solista.

Parsifal y las Doncellas flores. foto radio.uchile
Parsifal y las Doncellas flores. foto radio.uchile

La Orquesta Filarmónica de Santiago dirigida por Gabor Ötvös impresionante en belleza sonora y en calidad de timbres, sutil o poderosa, siempre con fraseos y articulaciones perfectas, Ötvös acentuó el expresionismo del preludio del tercer acto, mostrando el modelo que tal vez tuvo Schoenberg para su Noche Transfigurada.

Gabor Ötvös. foto dieter-david-scholz
Gabor Ötvös. foto dieter-david-scholz

El Coro de Teatro Municipal (Dir. Jorge Klastornick), que tiene un rol vital, dio cuenta del más perfecto canto coral, tanto desde fuera del escenario, como dentro de el, y como siempre mostrando su experticia como actores.

Estupendo el trabajo del Coro de Niños The Grange School, que dirige Claudia Trujillo.  

Zvetan Michailov fue un Parsifal demasiado medido, su voz es pequeña y bastante rígido como actor, lo mejor fue su tercer acto; en cambio Susan Maclean cantando Kundry, mostró estupendamente su faceta sensual y maléfica, tuvo momentos muy brillantes, pero en otros evidenció dificultades de salud.

Gurnemanz recibe el cisne cazado por Parsifal. radio.uchile
Gurnemanz recibe el cisne cazado por Parsifal. radio.uchile

Gurnemanz uno de los pilares de la obra, fue cantado estupendamente por Dimitry Ivashchenko, y con gran prestancia escénica; conmovedor fue el Amfortas de Gregg Baker; Harry Peeters encarnó a Klingsor y la voz de Titurel, fue acertado en actuación, pero su voz resultó poco poderosa como Klingsor.

El elenco de cantantes nacionales Evelyn Ramírez, Pamela Flores,, Nicolás Fontecilla, Exequiel Sánchez, Leonardo Navarro, Ricardo Seguel, Constanza Domínguez, Daniela Ezquerra, Marcela González, Paulina González y Constanza Dörr, dio cuenta de sus notables avances en lo vocal.

Una apertura que augura grandes momentos.

Gilberto Ponce. (CCA)

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Jorge Benavente Bañados
Jorge Benavente Bañados
10 Años Hace

Fabuloso espectaculo. Efectivamente Zvetan Michailov mostró un Parsifal «pobre».
A mi juicio se trata de una ópera atemporal, perfectamente la ceremonia podría referirse al rito de Melquisedec y no necesariamente una eucaristía como la conocemos en la cultura cristiana. Precisosa la puesta en escena, el uso de la luz, las proyecciones. Michaela Martens tan buena, y quizás mejor en cuanto a voz, como Susan Maclean. Quisiera verla nuevamente.

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