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ORQUESTA SINFÓNICA DE STAMFORD.
CONCIERTO CON PIANISTA Y PERRO INCLUIDO.
Para el último concierto de esta temporada, su Director Musical Eckart Preu (que debutó con gran éxito con la Sinfónica de Chile en el 2013) decidió un programa popular (las 3 B, Bach, Beethoven y Brahms ), que además incluyó un curioso incidente.
Antes de iniciar el concierto la Directora General de la orquesta, como es su costumbre dio una pequeña alocución, agradeciendo a las audiencias, por su respaldo presencial, moral y económico, al tiempo que invitó al publico a suscribirse para la nueva temporada 15-16.
Pero además, en la ocasión mencionó que la pianista invitada, le había pedido que hablara de su iniciativa por salvar a los lobos, llamados «mejicanos», que por su raza están siendo exterminados, debido a la expansión del ser humano en sus tierras ancestrales. Todo mientras se exhibía uno de esos animales, al que pasearon frente al escenario, poniendo bastante nerviosos a los músicos sentados en la primera fila.
El animal, totalmente blanco y hermoso, parecía estar muy bien alimentado, incluso existe una foto del mismo con la pianista, la francesa Helene Grimaud, que circula en Internet.
No estoy seguro, si fue buena la idea traer a un animal no domesticado, a un teatro lleno de gente, porque su comportamiento pudo ser imprevisible, pero afortunadamente, no paso nada.
En lo propiamente musical, el concierto empezó con la Sinfonía de Carl Philip Emanuel Bach FMA H.665 escrita en 1775 para una orquesta reducida, típico de las sinfonías de este autor, al que encantaba experimentar con diferentes formas y estilos, imagino que buscando originalidad ya que, obviamente, no tenia el talento de su padre.
El primer movimiento, Molto Allegro, muy agradable, en el que pareciera estar buscando caminos nuevos, aunque creemos, sin mucho éxito. El segundo movimiento es un Allegreto según los minuetos de la época, con melodías hermosas muy bien presentadas, aunque sin mostrar un estilo muy personal, concluyendo con un Presto de carácter liviano que parecía anunciar a Haydn, pero sin su originalidad y creatividad. Una obra sin mucha trascendencia.
El concierto continuo con algo mas substancioso, el Concierto #1 en Re de Johannes Brahms para piano y orquesta. Lamentablemente evidenció una falta de ensayos, que incidieron en el balance, distorsionando los resultados. Como se sabe esta obra comienza muy dramáticamente con un poderoso acorde extendido, introduciendo una melodía en las cuerdas, en forma casi salvaje. Aquí la orquesta sonó débil y sin drama alguno, básicamente porque no tiene las suficientes cuerdas, que le den solidez al sonido de las mismas, es así que sonaba como si un conjunto de cámara estuviese haciendo el esfuerzo, para sonar como una orquesta mas grande.
Todo estuvo en su lugar con respecto a precisión, control rítmico y acompañamiento, pero después vino el golpe de gracia. El piano que se encontraba al borde del escenario, sonaba como si fuese un piano gigante, cuyo sonido era capaz de cubrir totalmente los tutti orquestales. La pianista Helene Grimaud demostró, que esta obra no le representa dificultad alguna para extraer del instrumento un sonido robusto y poderoso, pero muy metálico que lo tornaba irritante.
Fue increíble escuchar cada nota claramente incluso cuando el piano realizaba figuraciones, mientras la orquesta exponía los motivos principales. Esto disminuyó en el Andante del segundo movimiento, donde la prioridad en la orquesta, se centra en las maderas, pero nuevamente el piano las ahogaba, mostrando una total falta de balance.
En el ultimo movimiento la pianista arrancó a un tempo anormalmente rápido demostrando una técnica pianística fabulosa, pero una vez más, el sonido metálico del piano se convirtió en irritante. Realmente, no se a que atribuir el sonido de ese instrumento, he escuchado otros conciertos de piano en ese auditorio y aunque esta lejos de ser perfecto, se lograba un balance que podemos llamar normal. Estos problemas, llevaron a la solista a mostrar su disgusto, saliendo solo una vez a recibir el calido aplauso del publico.
Creo que la ubicación del instrumento en el escenario, fue factor importante en el fracaso del balance, mientras que la orquesta pareció haber perdido su sonoridad, al acompañar al instrumento solista.
Curiosamente, todo volvió a la normalidad cuando la orquesta finalizó el concierto con la Sinfonía #3, Heroica de Ludwig van Beethoven. Esta sí fue una versión eficiente, perfectamente balanceada, con tempos totalmente aceptables, con claridad instrumental y con la Marcha Fúnebre del segundo movimiento emocionalmente impactante. Incluso la orquesta parecía mas grande en sonido, y en el tercer movimiento, los cornos franceses estuvieron como verdaderas joyas sonoras, produciendo sonidos claros, precisos sin ningún problema, en tempo moderadamente rápido. El final fue sencillamente estupendo, con tempo bien ajustado, con coherencia en sus contrastes, permitiendo mostrar la genialidad del compositor.
Obviamente que durante la versión no hubo pianissimo, porque ese teatro no lo permite, pero aun así, Preu supo regular el balance, produciendo logradamente los contrastes dinámicos. Sin duda un buen final de esta temporada.
Sigo convencido de que la pianista tuvo pocos ensayos, por ello no pudo dominar las circunstancias que la rodeaban y, siendo franco, creo que una solista de fama mundial no va a venir a Stamford a ensayar mucho con un conjunto que si los necesita, debido a sus poco frecuentes conciertos. Ella tiene el talento y la habilidad, pero cuando se trata de conjuntos de ciudades pequeñas, hay que hacer el sacrificio de dedicarle mayor tiempo a ensayos, para producir los resultados que se merecen, pues rara vez, estos son automáticos.
Carlos Miranda. Desde New York.