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NOTABLE CONCIERTO FILARMÓNICO DIRIGIDO POR PAOLO BORTOLAMEOLLI

                        BORTOLAMEOLLI DESLUMBRA CON WAGNER Y BEETHOVEN.

Paolo Bortolameolli, tuvo que reemplazar a la directora que dirigiría el concierto pasado de la Filarmónica de Santiago, quien por razones de agenda no podía llegar a nuestro país, por ello y gracias a que él estaría en la capital en esta fecha, asumió el desafío, afortunadamente, y lo decimos así porque de los tres compositores consultados en el programa, Wagner, Mozart y Beethoven, deslumbró en dos de ellos.

El Director Paolo Bortolameolli dirigiendo a la Filarmónica de Santiago. foto Patricio Cortés

Pocas veces hemos escuchado con tal sublime magia el Preludio del acto I de Lohengrin la ópera de Richard Wagner, la que al igual que en Parsifal trata el problema de la redención, es así que el Preludio anticipa el espíritu místico que también es tratado en el argumento.

Bortolameolli acertó plenamente en ello descubriendo tanto el misticismo como la nobleza de la historia reflejada en la música, es así que lo circular de la partitura fue manejado con la sutileza del pianissimo con que se inicia y finaliza, algo que simplemente dejó suspendido al publico.

El desarrollo fue de una cuidadosa progresión, que fue relevando los temas esenciales, contando para ello con la complicidad de una Filarmónica de una musicalidad y belleza sonora soberbia; los diálogos de maderas y bronces que se entrelazan con las cuerdas fueron de inusitada perfección tanto que maravillaron como conmovieron, razón por la que al finalizar y luego de unos segundos de suspenso, sobrevino una sostenida ovación.

La Filarmónica y Paolo Bortolameolli durante el concierto. foto Patricio Cortés

El programa continuó con la hermosa Sinfonía Nº 38 “Praga” de Wolfgang Amadeus Mozart, una de sus sinfonías más reconocidas, de ella consideramos que a pesar de la buena factura de la versión, todo en su lugar, excelente sonido de la orquesta y gran musicalidad, a ella le faltó más transparencia y tal vez ser más “clásica”, ya que nos sonó algo beethoveniana, si bien encontramos adecuados los fraseos, las articulaciones no tuvieron la claridad necesaria.

El director Paolo Bortolameolli en un momento del concierto. foto Patricio Cortés

Raras veces hemos escuchado un verdadero rugido de entusiasmo, como el que propinó el público a la versión de la Sinfonía Nº 7 en La mayor de Ludwig van Beethoven que finalizó el concierto.

Las razones son múltiples, pero la principal sin duda alguna fue la formidable versión que ofreció un encendido Paolo Bortolameolli, que extrajo cada uno de los valores insertos en la partitura, pues ya desde el primer compás de la introducción se percibió la especial sintonía del director con la sinfonía, en la que al parecer buscó encontrar el espíritu que Wagner vio en ella: “Apoteosis de la danza” tal como él la definió.

La Filarmónica de Santiago y Paolo Bortolameolli interpretando Beethoven. foto Patricio Cortés

A la introducción le otorgó una cuidadosa progresión dinámica, que en su tensión preparó la entrada del tema principal, que se expuso con la gracia precisa, aunque algo engañosa pues desembocará en el exultante desarrollo, repleto de coherentes contrastes dinámicos, con una respuesta excepcional de la Filarmónica que entró en el juego de la batuta, tanto que al finalizar el primer movimiento, parte del público estalló en espontáneos aplausos.

El segundo movimiento, que tiene esa repetición rítmico melódica (negra, dos corcheas, negra, negra) como eje, se entrelazó con gran finura con los dos temas contrastantes que en el desarrollo le dan el soporte al movimiento, el tema cantabile fue de expresividad conmovedora, el manejo dinámico contribuyó al sentido expresivo, tanto como la progresión, que dejó al público con una sensación de arrobamiento, pero aún faltaba la sección fugada que antecede al final, que fue una filigrana sonora de notable perfección con un un juego dinámico entre piano y pianissimo que preparó la sección final.

El Presto que sigue siguió mostrando una perfección sonora y rítmica en el que cada familia dio lo mejor de si, para una consecución brillante y a ratos tan vertiginosa como perfecta, los contrastes dinámicos, fraseos y articulaciones, de sorprendente musicalidad y perfección, que dejaron expectante al público al finalizar esta parte, dando paso inmediato al movimiento final que fue la suma de los valoreas expresados en los movimientos anteriores, ya que fue más notorio aún el contacto absoluto entre la batuta y los músicos.

El espíritu orgiástico que le imprimió Bortolameolli se transmitió a los músicos, que respondieron con su reconocido profesionalismo y musicalidad, en un verdadero arrebato de entusiasmo que culminó con los acordes finales que enardecieron al público en larguísimas ovaciones acompañadas con “pataditas” tanto del público como de la orquesta.

La Filarmónica de Santiago y el director agradecen las ovaciones del público. foto Patricio Cortés

Un concierto notable, como ha sido la tónica de cada una de los ofrecidos por la Filarmónica de Santiago, en esta oportunidad dirigido por Paolo Bortolameolli.

Gilberto Ponce (CCA)

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Elisa Alvarez Beca
Elisa Alvarez Beca
7 Meses Hace

Soy una gran admiradora de Paolo Bortolameolli adi que no puedo ser imparcial, el analusus musical se lo dejo al crítico que describe y analiza concienzudamente el programa. Lohengrin me conmovió muchísimo, me encanta la ópera, y especialmente la 7 de Beethoven, fue una maravilla como el director sacó lo mejor de los músicos ( lo hace siempre)el amor y entusiasmo que tiene por su profesión lo transmite a los músicos y al público que premia la entrega de todos los artistas con merecidas ovaciones..

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