JORNADA ESTELAR DE LA SINFÓNICA.
Hace poco tiempo, un importante diario internacional, eligió a Santiago como uno de los destinos imperdibles para los viajeros, lo hizo al evaluar los lugares de interés tanto como por su seguridad, refiriéndose escasamente a un aspecto de la mayor importancia, nos referimos a la enorme oferta cultural que ofrece nuestra capital, que desde hace un tiempo, es de categoría internacional; y es en este ámbito donde destaca la “Orquesta Sinfónica de Chile”, que de la mano de Michal Nesterowicz ha alcanzado un nivel de exportación.
Muestra del aserto, es el último concierto ofrecido por la orquesta; más de alguien, que no asistió al concierto del viernes pasado, pensará que pecamos de exagerados, para rebatir contamos con la opinión unánime de los asistentes, que repletaban el Teatro de Universidad de Chile, que no se cansaron de ovacionar a cada uno de los intérpretes, en cada obra interpretada.
Primero se escuchó el “Concierto para violín y orquesta en Re mayor, Op 17” de Johannes Brahms, en el que participó la magnífica violinista estadounidense Rachel Barton Pine, que causó furor en su debut en Chile, hace un par de temporadas.
Por ello la expectación era grande, y nadie salió defraudado, Rachel enfrentaba otro de los conciertos considerados “inabordables”, pero no para ella.
Que decir cuando se está frente a una solista superior, para quien la técnica es cosa superada, con musicalidad arrolladora, enfrentando los desafíos no menores de la partitura, transitando desde sutiles pianísimos, hasta poderosos forte, delicados armónicos y seguras dobles cuerdas, llegando a emocionar profundamente a los espectadores.
Su poderosa personalidad, rindió al público, también lo hizo con la orquesta, que motivada sin duda por ella, tuvo un rendimiento simplemente superior.
Nesterowicz, certero y cuidadoso en la dirección, se convirtió en el alter ego de la solista que desde su primera entrada “hechizó” a la audiencia.
El primer movimiento, fue ajustado a su carácter contrastante entre el poderío orquestal y la sutileza del “canto” melódico de la distinguida solista, la orquesta mostró espléndida musicalidad y bello sonido. La “cadenza” cuya autoría pertenece a la solista, es en base a dos temas, sobre los que realiza las variaciones, explotando todas las posibilidades técnicas del violín, conservando la belleza temática y el espíritu del original.
El “Adagio”, se abrió con una bella, a la vez que vital musicalidad de las maderas y cornos, mientras la solista hacía lo suyo con poético lirismo, destacaremos los inteligentes fraseos, que resaltaron aún más la belleza de esta parte.
El “Allegro giocoso, ma non troppo vivace” acusó un nervio interior que llenó el espíritu, los diálogos violín- orquesta, de natural perfección, en esta parte la solista puso fuerza y peso en sus intervenciones, transmitiendo a los auditores su goce al tocar, el arrollador final dejó casi sin aliento al público, que ruidosamente ovacionó a Rachel Barton Pine y la magnífica versión ofrecida junto a la orquesta dirigida por Nesterowicz.
Muy justo nos pareció el reconocimiento al oboísta Guillermo Milla, por sus notables intervenciones.
Tres “encore” coronaron la presentación, primero la transcripción de “Recuerdos de la Alhambra” de Tárrega de insólitas dificultades, luego su versión para una obra del rockero Slayer que enardeció a los más jóvenes, para finalizar con la famosa “Romanza” de la película “Juegos Prohibidos”.
Aún quedaba más, una impecable versión de la “Sinfonía N° 6 en Re mayor, Op 60” de Antonin Dvorak, Nesterowicz consiguió que su orquesta sonara como si fuera una grabación comercial, brillante, aterciopelada, fogosa y calma. El director mostró un conocimiento absoluto de la partitura –nada de fácil- que está plagada de cambios de carácter y ritmo, debiendo además obtener un balance, que impida la desaparición de líneas melódicas importantes, la orquesta respondió a un nivel soberbio; brillantes y certeros los bronces, las maderas con exquisitos fraseos, las cuerdas con dulzura o arrojo, y en general, perfectos y musicales ataques y cortes.
En resumen, una jornada que será recordada como una de las mejores escuchadas en nuestro país, con la Orquesta Sinfónica de Chile, una solista de lujo y un director Michal Nesterowicz que con su trabajo, ha logrado estos frutos.
Gilberto Ponce (CCA)