LAGO DE LOS CISNES EN EL MUNICIPAL DE SANTIAGO.

TRIUNFAL REGRESO DEL LAGO DE LOS CISNES AL MUNICIPAL.

El Lago de los Cisnes, es sin duda uno de los ballets más populares de toda la historia de la danza, y a pesar de los años transcurridos desde su estreno, y de todas las diferentes coreografías basadas en el original, sigue imbatible, conquistando públicos de los más diversos rincones y culturas del mundo, sin que pierda su frescura y encanto.

Del mismo modo, creemos que no existe solista que no sueñe con interpretar alguno de los roles principales, o bien bailar cualquier papel secundario, pues para todos representa un desafío mayor, y si en otro plano se quiere evaluar a una compañía, esta coreografía permite, aquilatar toda la potencialidad y calidad de la misma.

Los amigos del Príncipe (Emmanuel Vásquez) y parte de la corte, lo saludan por su cumpleaños, en el primer acto. foto Patricio Melo

Los factores de tamaño éxito, radican en la formidable música de Piotr Ilich Tchaikovsky, de una riqueza melódica y originalidad que asombra cada vez que se la escucha, música compleja que representa también un desafío para las orquestas, tanto como para el director que debe ensamblar y rescatar el espíritu que el compositor quiso plasmar; no menores son los desafíos de los instrumentistas que deben enfrentar partes a solo.

A lo anterior, sumemos un libreto de carácter universal, que habla de la búsqueda del amor, más allá de las consecuencias.

Y por último, creemos que a todos nos encanta la magia y la fantasía, y en este ballet, cuyo argumento es un cuento de hadas, encontramos magia y fantasía, en contraste con el mundo real.

            El príncipe (Emmanuel Vásquez) en el primer acto. foto Patricio Melo

El Ballet de Santiago, que dirige Luis Ortigoza, ha montado varias coreografías, siempre con gran éxito, en esta oportunidad se remontó la perteneciente a Iván Nagi, que fuera años atrás también director de la compañía, en esta, los amantes solo encuentran la felicidad, en la eternidad, después de la muerte de ambos. Trágico final para un cuento de hadas, pero muy típico de la época de su estreno, aunque debemos aclarar que otras coreografías finalizan con la muerte de Rothbart a manos de los mismos cisnes que él esclaviza, para que Odette pueda quedarse con el príncipe.

En todo caso, cualquier final mantiene su enorme impacto, por la fuerza inmensa de la música de Tchaikovsky.

Rothbart (Miroslav Pejic) el malvado brujo que esclaviza a los cisnes. foto Patricio Melo

Nos correspondió presenciar la segunda función del primer elenco, pero antes del análisis, nos permitimos una reflexión; en la vida de los artistas existen momentos, que podríamos calificar de extraordinarios, porque en ellos se conjugan todos los factores para producir finalmente una obra de arte, en ella todo fluye armónicamente, nada falla, razón que hace que el público se rinda ante esa perfección y estalle en ovaciones; fue lo ocurrido en esta ocasión, donde al final, se tuvo que cerrar las cortinas y encender las luces, para que el público, que se negaba a abandonar la sala, ovacionando sin cesar, por fin la abandonara.

Odette el Cisne blanco (Katherine Rodríguez) en el primer acto. foto Patricio Melo

El marco mágico de este Lago de los Cisnes, estuvo dado por la hermosa y sugerente escenografía de Enrique Campuzano, quien acertó plenamente en varios aspectos, donde el “lago” fue omnipresente en todas las escenas, además empleó simbolismos que la ubicaron entre lo real y lo mágico, como en la primera escena, mientras que aquellas propias del lago donde viven las damas cisnes, fue de ensoñadora magia, más concreto fue la tercera escena en el palacio, y de gran fuerza en final, contando para su objetivo, con la certera y sutil iluminación de Ricardo Castro.

El Lago de los Cisnes cuenta con un numeroso reparto que incluye los solistas, y otros secundarios para los pas de trois, pas de quatre, los amigos del príncipe, su madre, miembros de la corte, y los invitados de diversos países, para la fiesta, además de las damas cisnes, el mago brujo y Odile, el cisne negro, entre otros, como se puede apreciar, se debe crear una multiplicidad de vestuario, que tiene que transitar entre los real y lo mágico, guardando las diferencias entre ellos, a la vez que buscando una armonía general en sus contrastes; creemos que el trabajo de Pablo Nuñez como vestuarista, fue de excelencia, para cada uno de los numerosos bailarines, combinando la elegancia con la belleza, sin exagerar en nada, el juego de degradaciones de color y su relación con la escenografía, la consideramos un logro mayor, asimismo los trajes de Odile, de Rothbart, como los del Príncipe, hermosos y elegantes.

Odette (Katherine Rodríguez) y el Príncipe (Emmanuel Vásquez) junto a los Cisnes a orillas del Lago. foto Patricio Melo

Otro aspecto fundamental en esta función que consideramos en “estado de gracia”, fue la Filarmónica de Santiago, que no cesa de dar ejemplo de excelencia; en primer lugar destacaremos el trabajo de su director Pedro Pablo Prudencio, en un estupendo desempeño tanto en el manejo orquestal, pues además, fue fundamental en el acompañamiento de los bailarines, acentuando el carácter de la música, en cada una de las danzas. La orquesta brilló una vez más, hermoso sonido, afinación impecable, fraseos y articulaciones así como en el manejo de contrastes, de gran naturalidad y musicalidad. Tenemos la obligación de destacar a los solistas instrumentales, que son claves en muchas de las escenas, mencionaremos los solos de violín y chelo, claves en los pas de deux, el arpa, así como el oboe y el clarinete, pero por favor no se entienda que desmerecemos al resto de los integrantes.

Beno, (Cristopher Montenegro) en el Pas de trois junto a Esperanza Latuz y Mariselba Silva en el Pas de trois. foto Patricio Melo

Los solistas principales fueron Katherine Rodríguez, en el doble rol de Odette (cisne blanco) y Odile (cisne negro), junto a Emmanuel Vásquez, quienes se están consolidando como una gran pareja en la danza, ella tiene la obligación de encarnar dos roles contrastantes, primero como la dama cisne Odette, que debe mostrar sutilmente sus sentimientos, para desdoblarse luego como el Cisne negro (Odile) en el que surge toda la sensualidad femenina, ambos los desarrolló con destreza, encontrando en el Príncipe de Emmanuel Vásquez la contraparte perfecta, su destreza técnica, que acompaña con elegancia en sus movimientos de brazos, así como en sus saltos y figuras, al tiempo que demuestra enorme seguridad al elevar a su pareja, acompañándola como un todo en sus desplazamientos. No podemos dejar de mencionar los pas de deux con el Cisne negro, de una perfección notable, las ovaciones para ellos fueron más que merecidas.

Los invitados de diversos países, a la fiesta en el palacio del Príncipe. foto Patricio Melo

Beno el amigo del Príncipe, fue Cristopher Montenegro, que sigue dando pasos firmes, para llegara a ser una de las figuras de la compañía, sus solos, tanto como como acompañante en el pas de trois con Esperanza Latuz y Mariselba Silva, fue de gran nivel.

Miroslav Pejic, tuvo un destacado trabajo como Rothbart, perfilando muy bien al malvado mago que esclaviza a las damas cisnes y se opone al amor del Príncipe con Odette.

Los Pequeños cisnes (Lara Gonçalves, Alexia Comisso, Mariselba Silva y Monserrat López, foto Patricio Melo

Uno de los momentos más esperados por el público, es el celebérrimo pas de quatre de los Pequeños cisnes, que hizo delirar al público por su perfección, el que fue bailado por Lara Gonçalves, Alexia Comisso, Mariselba Silva y Monserrat López.

Los Grandes cisnes, encontraron en Deborah Oribe y Esperanza Latuz, las intérpretes ideales.

El Príncipe (Emmanuel Váquez) y Odile (Katherine Rodríguez). foto Patricio Melo

Queremos dejar el párrafo final para los integrantes de la Compañía, bailarinas y bailarines, que en verdad a lo largo del tiempo se han ido convirtiendo en un verdadero lujo que enorgullece, su prestancia, técnica, trabajo de conjunto y su presencia escénica, la convierten en un pilar del conjunto, lo concreto de las escenas en palacio o jardines se contrapone con la evanescencia perfecta de las escenas de las damas cisnes.

Odette (Katherine Rodríguez) y el Príncipe (Emmanuel Vásquez) junto a los cisnes durante el primer acto. foto Patricio Melo

Como decíamos nos correspondió presenciar una función, en “estado de gracia”, que debe enorgullecer a las autoridades del Teatro Municipal, tanto como al director del Ballet de Santiago Luis Ortigoza.

Gilberto Ponce (CCA)

Como se canceló la función del día 14, no pudimos asistir al elenco 2.

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Elisa Álvarez
Elisa Álvarez
1 Año Hace

Yo pude asistir a la función de estreno y con el mismo elenco y al parecer estuvo la Compañía completa y la Orquesta en «estado de gracia»como dices,porque también fue un rotundo éxito,y avalanchas de aplausos lo confirmaron.No hay más palabras para describir la entrega de todos y cada uno de los bailarines y bailarinas de la Compañía y de la Orquesta bajo la dirección del Maestro Prudencio.Fue una fiesta del espíritu presenciar este ballet y la música gloriosa de Tchaikovsky.Punto aparte la belleza de las fotos de Patricio Melo que parecen verdaderos cuadros resaltados por la magnífica escenografía de Enrique Campuzano,la iluminación de Ricardo Castro y el precioso vestuario de Pablo Núñez.Para todos mis mejores deseos y felicitaciones.

Lidia Cuevas Díaz
1 Año Hace

Es la «pieza» clásica más hermosa que mis ojos han presenciado y la «música» indescriptible para los sentidos , sencillamente maravillosa ¡¡¡

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