PRIMER PROGRAMA DE LA FILARMÓNICA DE SANTIAGO. “MUJERES”
La solvente directora chilena Alejandra Urrutia, estuvo a cargo del primer programa de la Orquesta Filarmónica de Santiago, en el Teatro Municipal de Santiago, el que debido a la cercanía con el día internacional de la Mujer, se le adjudicó el título de: “Mujeres”.
La orquesta, demostró una vez más, su profundo y honesto profesionalismo, a través de un hermoso sonido, afinación impecable y musicalidad a toda prueba, siguiendo todas las indicaciones que desde el podio entregó Alejandra Urrutia.
La Directora Alejandra Urrutia. foto Patricio Melo
Las tres obras del programa, poseen elementos comunes de lenguaje, a pesar de ser obras distantes en el tiempo, teniendo como denominador, un sentimiento de oscura melancolía, que no pareció celebrar a la mujer, ni a ese sano y natural empuje optimista, que la caracteriza. No obstante, las tres partituras poseen valores en sí, que distinguen a cada una en su particular estilo.
Abriendo el programa, se escuchó “Apu” de Gabriela Lena Frank, compositora estadounidense, con ancestros judío lituanos y chino peruanos, por ello es que, algunas de sus obras aluden a los orígenes incas, o a la cosmología andina, como es el caso de “Apu” cuyo nombre alude al “Señor de las montañas”. La obra fue definida por la compositora, como “poema tonal” en tres partes, que se interpretan sin interrupción, y como su definición indica, se aleja en general, de las disonancias; un detalle interesante, al parecer buscado, es que en algunos momentos recuerda fuertemente los “Preludios marinos “ de B. Britten.
El enfoque de Urrutia, triunfó plenamente en la primera y tercera parte, particularmente en la sección final, donde creo una tensión de bastante magia, en la sección central, que define la compositora como una oración, creemos que le faltó expresividad, en particular en las frases de las cuerdas, no obstante pensamos que fue una versión de gran pulcritud.
Alejandra Urrutia, dirigiendo a la Filarmónica. foto Patricio Melo
Luego, vino lo que a nuestro juicio fue el punto más alto del concierto, se trata de las “Variaciones concertantes para orquesta de cámara” del compositor argentino Alberto Ginastera, uno de los grandes de América Latina, y sin duda uno de los compositores de mayor trascendencia internacional. La obra se inscribe en lo que el propio Ginastera describe, como “nacionalismo subjetivo”, debido a que no alude directamente a lo folclórico, haciéndolo solo discretamente.
Creemos que el éxito de la versión, radicó en el cabal conocimiento que Urrutia posee de la partitura, lo que la hizo entrar, en la esencia de cada una de las hermosas, doce variaciones, el otro aspecto fue el sobresaliente desempeño de la Filarmónica, particularmente, cada uno de los solistas que asumieron sus partes. Recordamos la poética expresividad de los solos de las cuerdas, acompañadas por el sonido entrañable del arpa, no es usual que el contrabajo asuma un rol como el asignado en esta obra, está demás hablar de la exquisita musicalidad de estos solos. El público acogió con enorme entusiasmo las versión de Alejandra Urrutia y sus músicos.
Otro momento del concierto con Alejandra Urrutia. foto Patricio Melo
En la segunda parte se escuchó, una de las obras más importantes del siglo XX, el “Concierto para Orquesta” del húngaro Béla Bartók, que presenta múltiples dificultades para los instrumentistas, que deben afrontar complejos desafíos, algunos de los cuales son extremos en cuanto a técnica. Asimismo el director debe asumir, contrastes de carácter y dinámica, que contribuyan a la comprensión de sus partes, que tienen programas específicos en lo descriptivo, para cada uno de sus cinco movimientos.
Debe asimismo, resaltar los solos (a veces pequeños grupos) instrumentales, que son concertantes con la orquesta, como asimismo manejar los numerosos cambios de tempi y ritmo constantes en la obra.
La versión, la encontramos bastante plana en lo expresivo y en el manejo de las progresiones dinámicas, a la vez que, creemos, fue débil en el manejo de contrastes y equilibrios instrumentales, sin destacar lo suficiente algunos temas y secuencias importantes.
No obstante, Urrutia consiguió gran logro, en el la “Introducción” del primer movimiento, y en el tercero “Elegía”, donde, a nuestro juicio, acertó plenamente en el carácter de esas secciones.
La Filarmónica de Santiago, puso todo de su parte, en cuanto a seguir las indicaciones de la batuta, tanto como en bello sonido, afinación y sentido de cuerpo, demostrando su alto nivel profesional.
Alejandra Urrutia, destacó con justicia durante los aplausos, a solistas y grupos instrumentales, por su gran desempeño en la compleja obra.
Alejandra Urrutia y la Filarmónica, agradecen los aplausos finales. foto Patricio Melo
Gilberto Ponce (CCA)
Ya no es novedad que esté en general de acuerdo con la critica siempre acertada e informativa para el auditor no músico.Me gustó especialmente la obra de Ginastera,los solos instrumentales muy hermosos y el contrabajo sorprendió por lo poco usual de escuchar en solos y por su hermosa ejecución.
La obra de Bartok fue para mi nueva o tal vez le he escuchado en años pasados,es muy compleja y no me atrevería a opinar,en general la Filarmónica tiene un muy buen nivel y celebró que haya sido en esta ocasión dirigida por la maestra Urrutia a quien felicitó por su trabajo.