ANTOLÓGICA VERSIÓN DE LOS ESTUDIOS DE DEBUSSY.
En otro de los conciertos de la Temporada Oficial de Cámara, que organiza el DMUS (Departamento de Música y Sonología) de la Universidad de Chile, en la acogedora Sala del GAM, se presentó la estupenda pianista Paulina Zamora, en lo que se constituyó en uno de los grandes eventos musicales del año.
Nos referimos a la integral (dos tomos)de los Estudios para piano de Claude Debussy, que son una prueba de fuego para cualquier intérprete, debido no solo a la extrema dificultad técnica que representan, ya que, si se atiende solo ese aspecto, bien se puede provocar gran admiración en quienes escuchan, pero, ese es solo un aspecto, que por dificultoso que resulte, solo nos remite a parte de la esencia de estos Estudios, quedando el otro, que cierra el círculo, para lograr una interpretación certera, nos referimos a los mundos melifluos del Impresionismo, con sus múltiples sugerencias, colores y estados emocionales que propone.
Es en este aspecto, donde creemos que Paulina Zamora acierta plenamente, pues suma a su impecable técnica –digitación incluida-, el poder crear esos mundos propuestos por el autor.
Al igual que en los Estudios de Chopin, cuesta imaginar que se trata, precisamente de eso, “estudios”, destinados a ayudar en el desarrollo de los estudiantes de piano; sin duda esta es una gran muestra de genialidad, pues elevan algo supuesto y exclusivamente técnico, a la categoría de obra de arte, por eso la admiración frente a esta versión, que se adentró en lo más profundo del espíritu de estos –así lo creemos-,mal llamados “estudios”.
Un plus de la presentación, lo fueron las explicaciones previas, a cada uno de ellos, que dio la también pianista Karina Glasinovic, que en forma muy didáctica y con gran simpatía introdujo al público, que llenaba la sala, en los diversos porqué, relacionándolos incluso, con la imagen de una pintura impresionista, todo envuelto en un juego de iluminación que se trasladaba desde la pianista, hasta la expositora y su pintura, que muestra una playa y algunos personajes, no en balde, al menos un par de estos estudios, nos remiten a “La Mer” del mismo compositor.
De la versión, y sin detenernos en cada fragmento en particular, señalaremos: la impecable digitación, el manejo de contrastes y progresiones dinámicas, el peso variable de ambas manos, según lo exige el fragmento, la precisión en el manejo del pedal, fundamental en Debussy, el diferenciar el carácter de cada parte, como asimismo, el transitar con naturalidad, desde los fuertemente sugerentes, que son los estudios del primer libro, hasta los más herméticos del segundo.
El público maravillado, frente a la versión, no cesó de aplaudir, hasta Paulina Zamora, entregó como encore, un exquisito Bach.
Gilberto Ponce. (CCA)