GALA LÍRICA DE LA SINFÓNICA EN EL MUNICIPAL DE LAS CONDES.
La repetición del mismo programa que se ofreció en enero de este año -esa vez dirigido por Nicolas Rauss-, sirvió para apreciar, el estupendo sonido que la Orquesta Sinfónica de Chile, obtiene en un teatro que tenga las condiciones acústicas para un conjunto de su categoría.
La excelente acústica del Teatro Municipal de Las Condes, permitió perfilar cada una de las familias, tanto como percibir una cantidad enorme de sutilezas, que en el Baquedano, simplemente se pierden; esta presentación, provoca un solo clamor: la Sinfónica merece un teatro a su nivel, aunque eso pueda significar que salgan a luz errores que a veces se disimulan.
Esta Gala Coral, fue dirigida ahora por Alejandra Urrutia, quien realizó una labor satisfactoria, considerando que lo variado del programa, con estilos muy dispares, exige de un grado de concentración y versatilidad enormes, para así poder dar con la interpretación justa, este factor incidió por tanto en que varios de los fragmentos, fueran solo correctos, debido a que su gesto grácil y bastante claro, no logra comunicar a los músicos la fuerza y carácter que algunas obras requieren.
En el programa participaron el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal, ambos de la Universidad de Chile, dirigidos por Juan Pablo Villarroel, logrando un solvente desempeño, con más luces que sombras.
La obertura de la ópera La fuerza del Destino de Giuseppe Verdi, que abrió el programa, fue tal vez demasiado lírica, perdiendo gran parte del dramatismo que la anima, aunque es justo decirlo, en la orquesta se apreció un hermoso sonido.
Bastante formal, y con poca gracia se escuchó uno de los fragmentos corales de Don Pasquale de Donizetti, sin duda el coro aún se encontraba frío, algo similar ocurrió con el Coro de los soldados de Fausto de Gounod, con los varones cantando muy correctamente, pero en forma demasiado formal.
La obertura Carnaval Romano de Berlioz, sonó bastante bien, no obstante una cierta falta de tensión en el arco expresivo, le restó brillo.
El coro de Norma de Bellini, funciona muy bien en cuanto a canto, a pesar del pequeño atraso de pulso en las voces; excelente en sonido fue el preludio al acto IV de La Traviata de Verdi, aunque el dramatismo que pretende anticipar, fue tal vez demasiado sereno; llamó la atención una leve desafinación en los violines.
Probablemente uno de los puntos más altos de la jornada, fue la parte que incluye coro, del acto II de Aída de Verdi, estupendo sonido orquestal y poderoso el coro, pero las danzas, fueron en extremo lentas, desperfilándose.
La obertura de El Barbero de Sevilla de Rossini, fue en exceso elegante, con pocos contrastes, y en general poco chispeante.
Otro gran momento se vivió con el famoso coro “a bocca chiusa” de Madama Butterfly de Puccini, donde existieron verdaderas filigranas en la orquesta y un extraordinariamente sensible sonido coral.
De buen sonido instrumental y poderoso en las voces, fue la Entrada de los invitados, de la ópera Tannhäuser de Wagner, donde las sopranos son sometidas a grandes agudos, los que salvaron en general bastante bien, particularmente el final.
Un gran éxito fue su estreno de hace un par de años, de las Danzas Polovtsianas de la ópera El Príncipe Igor de Borodin, este se viene reeditando en cada ocasión en que se cantan, algo similar ocurrió ahora, aunque los tenores se vieron en apuros en los agudos.
Como encore, se ofreció una versión bastante plana del famoso Va, pensiero de Nabucco de Verdi.
Una Gala que mostró facetas muy interesantes de Alejandra Urrutia, en la dirección orquestal.
Gilberto Ponce. (CCA)