GALA LÍRICA DE LUJO CON LA SINFÓNICA Y RETTIG.
En el llamado Festival de Verano de la Orquesta Sinfónica de Chile, se ofreció una Gala Lírica, que abarrotó el Teatro Baquedano, dejando más que satisfecho al público.
Los Coros Sinfónico y Camerata Vocal de la Universidad de Chile, dirigidos por Juan Pablo Villarroel, y cuatro solistas se sumaron a la orquesta, en un programa potente, no solo por la variedad de la propuesta, pues se incluyeron obras, que generalmente, no se escuchan en estas ocasiones.
Selección que también abordó, las obras más reclamadas por el público, incluso por el no iniciado.
Francisco Rettig, terminó compenetrado completamente, y con evidente entusiasmo, rendido ante la eufórica reacción, de los asistentes, los que habrían seguido por horas escuchando, la selección de arias, coros y partes instrumentales, de una gran cantidad de óperas.
Después de un comienzo más bien frío, con la interpretación de la Obertura y el Coro “Va pensiero” de Nabucco de G. Verdi, con poca tensión en la orquesta, y el Coro, cantando en forma demasiado académica, la función fue tomando fuerza, con algunas de las intervenciones de los solistas, que contagiaron su entusiasmo al Coro y la orquesta.
La Orquesta Sinfónica de Chile, no habituada a este repertorio, y menos a su versatilidad, se fue adecuando durante su desarrollo, logrando en los dos últimos tercios, un rendimiento del más alto nivel, no sabemos el porqué, se omitió la Marcha Triunfal, después del coro “Gloria a Egipto e Isis” de la ópera Aída de Verdi.
Destacaremos los exultantes fragmentos de Carmen de Bizet, de gran brillo instrumental.
El Coro, tampoco acostumbrado a estas lides, cantó en sus primeras intervenciones, a la manera “sinfónica”, muy bien en lo vocal, pero fuera de estilo, pero desde el coro de Aída, su entusiasmo y aproximación a la ópera, fue espléndida en voz, estilo y entusiasmo, los fragmentos de Carmen y La Traviata, fueron notables.
Los solistas vocales, de grandes triunfos en el campo lírico, no defraudaron, y aún más, en el caso de tres de ellos, su actuación les coloca al mejor nivel internacional.
La soprano Patricia Cifuentes, estuvo deslumbrante, impecable en lo vocal, mostrando su soberbia capacidad en tesitura y coloraturas, asumiendo cada uno de los roles, que tuvo que enfrentar.
Conmovedores su “Caro Nome” de Rigoletto de Verdi y su “Regnava nel silenzio” de Lucia de Lamermoor de Donizetti, y arrolladora en lo emocional al cantar “Sempre Libera” de La Traviata de Verdi, mientras que mostró, gracia falsamente ingenua en “La ci darem la mano” de Don Giovanni de Mozart, en el dúo con Ricardo Seguel.
Evelyn Ramírez, hizo gala de su belleza y potencia vocal, manejo impecable en las coloraturas, al tiempo que se impregnó de cada uno de sus roles.
Comenzó impactando con “Ma lyre inmortalle” de la ópera Sapho de Charles Gounod, aria de enorme belleza, asumida plenamente en su progresión dramática por la solista, soberbio y perfecto su agudo final. Genial, y con fina comicidad fue el dúo “O che muso…” de La italiana en Argel de Rossini, cantado con Ricardo Seguel, perfecto en estilo el aria de Orfeo y Eurídice de Gluck, mientras que en la “Habanera” de Carmen de Bizet, se dio el lujo de coquetear, con el director y varios músicos con gracia y simpatía.
Desde su debut, Ricardo Seguel ha demostrado con largueza el porqué se ha ganado el prestigio, que ostenta fuera y dentro del país, él, es un barítono bufo por excelencia, con manejo vocal impecable, logrando que todo se vuelva natural en sus actuaciones; en esta ocasión, soberbia fue su “La Calunnia” del Barbero de Sevilla de Rossini, genial el dúo de La italiana en Argel, del mismo Rossini, cautivante su aria del Toreador de Carmen y tremendamente honesto, y muy dramático en el aria de Yago (Credo) de Otello de Verdi, que no se encuentra en su repertorio. Solo creemos, que espíritu bufo, le traicionó un poco, en “La ci darem la mano” al darle un exceso de comicidad al personaje.
El tenor Gonzalo Tomckowiack, cuyo fuerte es la ópera, en esta oportunidad enfrentó un mal día, parecía distante, con voz muy nasal e irregular, con agudo precario en “La donna è móbile” de Rigoletto de Verdi, alejado del espíritu en el dúo y aria de Werther de Massenet -una de las más hermosas, escritas para tenor-, su estado en ese día, tampoco le permitió brillar en el “Cuarteto de Rigoletto”, en contrapartida su «Nesun dorma» de Turandot de Puccini, mostró algo de sus pergaminos.
Éxito rotundo de esta Gala Lírica que presentó el CEAC, que hizo explotar de júbilo al público, con el “Brindis” de La Traviata, con que finalizó.
Gilberto Ponce. (CCA)
Gilberto:
Sólo vi la segunda parte de la gala.
En general me impresionó muy favorablemente el trabajo de Rettig con la orquesta, haciéndola una protagonista más. Por ejemplo, lo que logró en arias como Nessum Dorma y El Credo de Yago, realmente fue increíble (colores, dinámicas, tempi muy bien ajustados, etc, etc), y por cierto la orquesta respondió espléndidamente. Lo mismo con Gluck (totalmente distinto en estilo) y por supuesto en Bizet.
Algo difiero respecto al desempeño del coro, que me pareció en general fuera de estilo, pero siempre correcto y «académico», como bien dices en alguna parte.
De los cantantes, sin duda que la dupla femenina fue lo mejor, la verdad, notable. El barítono, excelente como cantante rossiniano y donizzetiano (que no es poco decir), creo que hizo dos burradas imperdonables (y ahí pienso que Rettig debiera hacerse cargo de alguna forma, como director musical del evento): Me refiero al Credo di Yago y la Canción del Toreador, que NO calzan con su voz. Y realmente ese exceso de esfuerzo resintió su desempeño hacia el final. Este hombre si sigue dándose esas libertades, no va a tener voz en un corto plazo, y sería un crimen vocal imperdonable. Mira Alfredo Krauss o la Freni, que NUNCA cantaron lo que no debían, y mira lo largo de sus carreras. Incluso el mismo Plácido Domingo y los otros dos (Carreras y Pavarotti).
En fin, sin duda se trató de un festín operático (muy largo, sí, el programa, excesivo) en donde la materia prima fue en general de primer nivel (auspicioso que la Sinfónica se abra más a este tipo de repertorio, le hace muy bien, lo mismo que se le dé cabida a «nuestros cantantes» en galas de este tipo en donde se disponga de una orquesta profesional en el marco de su temporada oficial, y no alguna «improvisada» para algún evento puntual) y que la respuesta del público haya sido tan masiva. Pienso que debiera pensarse en otras galas de este tipo, y ojalá incorporando aún más repertorio poco dado.
Te saluda con toda cordialidad,
Jaime Torres Gómez