ERNANI DE VERDI EN EL NESCAFÉ DE LAS ARTES.
Para realizar un análisis objetivo, de la ópera Ernani de Giuseppe Verdi, la última transmisión en directo, que llegó desde el Met de New York, al Teatro Nescafé de las Artes, debemos necesariamente enfocarlo en dos aspectos muy contrastantes; primero la puesta en escena y desempeño de los cantantes, y el segundo, aunque debiera ser complementario; el sonido, cuya recepción en el teatro fue bastante deficiente; plano, sin relieves, opaco, sin perfil en la orquesta, y a veces, dando la sensación que algunos de los micrófonos del escenario, se desconectaban.
Este aspecto, fundamental, para todos los espectadores, ha presentado problemas en varias oportunidades, quedando en evidencia, si se contrasta con aquellas funciones donde el sonido ha sido impecable; baste recordar Rodelinda de Haendel o algunas de las óperas de Wagner, entre una gran cantidad de títulos, que se recibieron en forma magnífica; esto es preocupante, pues el sonido ha sido factor fundamental, para el éxito obtenido, en estas transmisiones.
En el entendido que el Teatro Nescafé de las Artes, paga por estas transmisiones, debiera representar, ante el ente emisor estos problemas, ya que, en el teatro se asegura, que todos los problemas de sonido, se generan en New York, y nada pueden hacer, los técnicos con que cuenta el Nescafé de las Artes.
La puesta en escena, correspondió principalmente a Pier Luigi Samaritani, encargado de la escenografía y régie, contando con Peter J. Hall en el hermoso vestuario y Gil Wechsler en iluminación, quien recreó en cierta forma el claroscuro de la pintura barroca.
Samaritani, plantea una escenografía de corte realista, con elementos conceptuales, que se ajustan perfectamente al drama, y la régie es bastante limpia, resolviendo inteligentemente aquellas situaciones, un tanto inverosímiles, logrando resultados del más alto nivel, en la actuación de Dmitri Hvorostovsky, en el rol de Don Carlos, y con Ferruccio Furlanetto como Ruy Gómez de Silva, quienes a su sobresaliente actuación, suman el soberbio manejo vocal de su espléndidas voces.
Angela Meade, la emergente y joven soprano estadounidense, quien acaba de recibir el premio Beverly Sills, asumió como Elvira, papel con el que debutó el Met el 2008.
Meade, posee una bellísima voz, su afinación es impecable, mostrando intuición como actriz y talento en lo vocal –sus agudos y pianísimos son impresionantes-, sin duda debe recorrer camino en actuación, y pensamos que debiera cuidar su peso, para realzar su belleza física, bien se sabe que con la técnica actual, no se requiere de cantantes voluminosas, no obstante su actuación fue bastante convincente.
Tal vez resulte extraño, no haber iniciado el comentario de los cantantes, con Marcello Giordani, que cantó el rol protagónico de Ernani, pero esta categorización se debe simplemente a su desempeño, su voz es irregular, a veces sus agudos son imperfectos y su actuación es bastante estereotipada, no interactúa con el resto de los protagonistas, tal vez, esa función le fue adversa.
El breve papel de Giovanna, fue correctamente cantado por la mezzosoprano Mary Ann McCormick; de gran voz y presencia escénica es el bajo Jeremy Galyon que cantó como Yago, el más débil en lo vocal, y una caricatura en actuación fue, Adam Laurence Herskowitz, quien representó a Ricardo, lugar teniente de Don Carlos.
El Coro, con su habitual profesionalismo, y la dirección orquestal de Marco Armiliato, muy ajustada al estilo de Verdi, tal vez si el equilibrio sonoro, hubiese sido mejor, podríamos haber extendido el comentario de su desempeño.
Gilberto Ponce. (CCA)