EL BANCH ESTRENA OBRA DE COREÓGRAFO SUECO

                              ESTRENO DE MOONRISE DE PONTUS LIDBERG POR EL BANCH.

En algunas sociedades se asocia la “Salida de la Luna” (Moonrise), con el despertar de los deseos, que a veces conducen a frustraciones, mientras que en otro sentido analizando los sueños, se afirma que soñar con agua simboliza las emociones que experimentamos en nuestra vida, los deseos más profundos, tanto como la posibilidad, o no, de exteriorizarlos y vincularlos con nuestro entorno.

Escena del comienzo de MOONRISE y su alusión al agua. foto Amaru Piñones

Estas consideraciones, tienen que ver con la nueva coreografía que presentó el BANCH (Ballet Nacional Chileno), creación del maestro sueco invitado Pontus Lidberg, de nutrida e interesante carrera en importantes compañías internacionales.

La idea, según el coreógrafo es mostrar de algún modo el mundo de los sueños, aunque en verdad, creemos que más bien lo concretizó en el mundo de los deseos, manifestados en los sueños con sus frustraciones, teniendo como una constante de este trabajo el «agua», que los bailarines, trasvasijan desde vasos que llevan en sus manos, se la vacían sobre ellos, se la lanzan unos a otros o se la beben, mientras realizan algunas acrobacias, como el caminar de una bailarina con un vaso en la cabeza, y dos vasos en sus manos, mientras se inca en el suelo, o bien ese dúo de varones, que equilibran un vaso entre ambos, sosteniéndolo solo con sus bocas, hasta dejarlo en el suelo, esto como enlace entre diversos sueños.

Otra secuencia de Moonrise. foto Amaru Piñones

(Como es obvio, tanta agua en el piso del escenario debe secarse para evitar caídas, por ello algunos de los mismos bailarines deben secarla con un estropajo, lo que funciona como elemento distractor, aunque estos “secadores”, lo hicieran como si fuera parte de la coreografía).

Otro momento de Moonrise. foto Amaru Piñones

Estos deseos son más bien masculinos, mientras que las tres mujeres del elenco, intentan inútilmente trabar una relación con alguno de los seis varones; el trabajo de Lidberg contó además en la creación con la colaboración de los bailarines, según lo dice el mismo, existiendo bastante danza-teatro, mientras que lo coreográfico tiene a nuestro juicio dos momentos importantes de gran fuerza y belleza en danza, nos referimos al comienzo, con música de la obertura de Las Bodas de Fígaro de Mozart, donde la Compañía demostró una destreza, fuerza y disciplina extraordinarias, la otra secuencia o sueño, ocurre cuando todos se enmascaran, creando una fuerte disociación con la realidad, impactante resulta cuando uno de los bailarines, coloca  máscara detrás de su cabeza, mientras que aquel que lleva el rol más protagónico (Jorge Cortés), intenta besar a ese rostro inanimado.

Momento de la secuencia de «las máscaras». foto Amaru Piñones

En torno a este “objeto del deseo” (Cortés), se desarrollan gran parte de estos sueños (deseos) y frustraciones, como cuando uno de ellos, con un ramo de flores en sus manos, lo mira desde lejos, frustrado pues ellas y ellos intentan seducirlo, posteriormente este personaje muere, mientras los demás lo cubren de flores, dejándolo, aparentemente en su tumba, hasta donde llega el personaje frustrado a intentar inútilmente reanimarlo.

Parte de la secuencia de las máscaras. foto Amaru Piñones

Otra secuencia interesante, ocurre cuando una de las mujeres le venda la vista, y todos van bailando con él, sin que sepa con quién lo hace, quedando finalmente solo, ya sin la venda como preguntándose si fue solo fue una frustración más, dentro de lo onírico del momento vivido.

Cuando el «objeto del deseo» baila con todos. foto Amaru Piñones

Como se deduce, esta coreografía con sus momentos potentes, que se contrastan con otros muy débiles, deja en evidencia la disciplina y entrega de los nueve integrantes que bailaron, así como también creemos que es muy importante que la Compañía reciba nuevos estímulos y estilos, de parte de otros coreógrafos, como ocurrió ahora en este viaje hacia el mundo de los sueños, deseos y frustraciones que contó con la música de partituras clásicas mezcladas con música popular, en esta nueva propuesta del Ballet Nacional Chileno (BANCH). que dirige Mathieu Guilhaumon.

Una parte de la secuencia de las máscaras. foto Amaru Piñones

Gilberto Ponce (CCA)

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