DON GIOVANNI DE MOZART POR DOS.
Han sido tiempos difíciles, para las artes en esta pandemia, no obstante las diversas instituciones culturales, han hecho todo lo posible, para cumplir con su misión de llevar el arte a los públicos, al tiempo que los artistas a su vez intentan retomar sus actividades.
En este contexto lleno de dificultades, el Teatro Municipal de Santiago, ha logrado reencontrarse con el público, tanto en funciones de Ballet, conciertos de la Filarmónica de Santiago, y ahora dando el paso de estrenar una ópera, donde se involucró además una sección del Coro del Municipal.
Se anunció previamente, que estas funciones sería en el formato de “ópera-concierto”, pero a pesar de aquel anuncio, los espectadores se encontraron con la grata sorpresa, que gracias a la iniciativa del Director Residente Pedro Pablo Prudencio, esta presentación, incluyó una cierta puesta en escena, con una plantilla básica de regie, así como dos tarimas a los costados del escenario, y tres atrás donde se ubicaron algunos bronces de la orquesta, además de cortinas semi transparentes que subiendo o bajando, creaban ambientes que se reforzaron con la iluminación, además de un muy interesante juego de luces y niebla en una trampa en el piso. En cuanto al vestuario, al parecer se insinuó a los cantantes el estilo y colores a utilizar.
Lo anterior se complementó con un cuarteto de cuerdas que tocó desde los costados de la platea, mientras la sala se iluminaba, en la escena de la fiesta, o bien la intervención de doña Elvira desde el palco del alcalde, para la escena de la Serenata, mientras en la escena final el Comendador canta desde la entrada de la platea y el coro masculino, desde la galería.
En fin, todos estos aspectos crearon un espectáculo coherente que atrapó al público, de las dos funciones que presenciamos.
La versión de Prudencio, es una versión enérgica y en un continuo que no se interrumpe, desapareciendo los baches, que a veces se producen, particularmente entre recitativos y arias, en esta ocasión nada de eso ocurrió, y los encargados del “continuo”, clavecín, chelo y contrabajo, cumplieron ejemplarmente su cometido.
Acompañó con precisión a los cantantes, logrando musicales diálogos con la orquesta. Sería largo detallar sus logros, pero no sería justo dejar de señalar el impresionante final, con el trío de voces graves, y el salto a la moraleja con que los protagonistas invitan al público a no incurrir en los vicios de don Giovanni, para no terminar en el infierno.
Otro aspecto a destacar, es la participación de dos elencos nacionales, que demostraron gran solvencia, con algunos debutantes en ese escenario, lo que al parecer está asegurando el natural recambio.
El llamado elenco “A”, fue encabezado por Patricio Sabaté en el rol de don Giovanni, donde una vez más dio cuenta de su enorme profesionalismo tanto como cantante y como actor, algo que para este papel es fundamental, Sabaté transitó por todas las sinuosidades del burlador, desde el cínico y arrogante, hasta el tipo que se desdobla en sentimentalismo en sus conquistas, sus logros fueron muy aplaudidos por el público.
Doña Anna la hija del Comendador, fue asumido por Carolina García-Valentín, ella es dueña de una bella y poderosa voz, que tal vez pudo haber graduado un poco más, permitiéndole así enfrentar mejor algunas de las coloraturas, no obstante lo anterior su desempeño dramático la hizo merecedora de un importante triunfo, en un rol que debe debatirse entre el deseo de vengar a su padre, asesinado por Giovanni, pero del que siente al mismo tiempo atraída, mientras mantiene su compromiso con don Octavio.
Este papel, estuvo a cargo del debutante en este escenario, el tenor Gonzalo Quinchahual, que posee una hermosa voz, acompañada de gran musicalidad, su timbre liviano, sufrió en momentos el volumen de doña Anna. Pero sin duda se trata de una joven promesa, que logrará sin duda grandes éxitos, como el conseguido en esta oportunidad.
Paulina González fue doña Elvira, la otra protagonista, a quien no le importa ser una más, de la larga lista de conquistas de don Giovanni, ella será incansable intentando atraparlo, su hermosa y a la vez musical voz, no tiene dificultad alguna en las coloraturas, y su convincente actuación, la convirtieron en otra triunfadora.
Codiciado es el rol de Leporello, el criado del don Giovanni, que además de cuidar las espaldas de su patrón, debe asimismo asumir las consecuencias de las conductas de este. Este personaje simpático, y algo cínico, tiene que asumir lo voluble y servil que debe ser con su amo, pero con características algo bufas; la gran experiencia de Sergio Gallardo le convirtió en triunfador, sus diálogos con Giovanni, su cómico “Catálogo”, y el terror de la escena final, lo confirman como una gran figura de nuestros escenarios.
Marcela González, que a sus dotes de cantante suma sus grandes condiciones de actriz, fue una Zerlina cautivante y provocadora, meliflua en su relación con Mazetto y sensual en el cortejo que le hace Giovanni, ese dúo fue exquisito, tanto como cuando reconquista a Mazetto.
Otro debutante en un papel importante en el Municipal, fue el barítono Pablo Santa Cruz, quien como Mazetto mostró hermosa voz, y bastante soltura en actuación, sin duda otra de las jóvenes promesas del canto.
Aunque breve en extensión, el rol del Comendador, es fundamental, particularmente en la escena final, cuando llevará a don Giovanni al infierno, creemos que el más indicado para desempeñarlo, es precisamente Homero Pérez-Miranda, que lució su notable material vocal en ambos elencos, en particular cuando lo hace desde la entrada de la platea, llenando impresionantemente la sala.
El público ovacionó entusiasta y largamente a todos los protagonistas, en esta vuelta de la ópera al escenario del Municipal.
El elenco “B”, estuvo encabezado por Javier Weibel como don Giovanni, este barítono reconocido por su calidad vocal y como intérprete, acentuó más al conquistador siendo por ello menos lúdico, pero fue un expresivo cantante de convincente escena.
Andrea Aguilar, sigue dando importantes pasos en su ascendente carrera, asumió con propiedad como doña Anna, vocalmente no solo fue expresiva, pues su actuación captó muy bien el espíritu de su personaje, con todas sus ambigüedades, al tiempo que desplegó fáciles coloraturas y línea de canto.
Felipe Catalán, fue un austero don Octavio, que le permitió mostrar su cálido timbre de tenor, certeros fraseos y seguros agudos, pensamos que debiera trabajar más la expresividad en actuación.
Doña Elvira, otra de las perdidas enamoradas de Giovanni, fue cantado y muy bien actuado por la experimentada soprano Patricia Cifuentes, quien sin problemas transitó por los diversos estados de su personaje, no obstante su solvencia, creemos que podría cuidar un poco la emisión de algunos algunos agudos, que resultaron a veces algo excesivos. No obstante, su prestancia fue bien reconocida por el público.
Otra de las buenas sorpresas, lo fue Matías Moncada quien fue un muy acertado Leporello, sin problema alguno en lo vocal, a su hermosa voz agrega fraseos inteligentes, que se suman a una natural y convincente actuación, con la que convence plenamente.
Vanessa Rojas y Nicolás Suazo, como Zerlina y Masetto, configuraron a la pareja que pasa del amor a la duda, para volver a encontrarse, Vanessa posee una hermosa voz que acompaña con una natural actuación, en el caso de Nicolás Suazo, pensamos que debería trabajar más el volumen, pues como actor es convincente y natural.
Ya comentamos el rol del Comendador, que fue el mismo Homero Pérez-Miranda. El grupo del Coro del Municipal (dir. Jorge Klastornick) con la solvencia y prestancia que le conocemos, a pesar de las mascarillas con las que cantaron.
El público, al igual que al otro elenco, ovacionó a todos los intérpretes, de este Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart, anunciado como ópera-concierto, pero que sorprendió, con una creativa puesta en escena,
Gilberto Ponce (CCA)