BRITTEN, WILLIAMS Y DVORÁK EN LA SINFÓNICA.
Con cuatro días de atraso se realizó el concierto 21 de la temporada de la Orquesta Sinfónica de Chile que dirigió Michal Nesterowicz, que tuvo que suspenderse, debido a la contaminación acústica provocada por un evento masivo de las Iglesias Evangélicas en la Plaza Italia.
Tal vez, el atraso influyó en que la tensión propia de un estreno se relajara, en particular en la primera de las obras interpretadas, traduciéndose en un sonido a veces crudo, y entradas no siempre precisas.
Los “Cuatro Interludios marinos Op. 33” pertenecientes a la ópera “Peter Grimes” de Benjamín Britten, son de una descriptiva belleza, ya que anteceden a algunas de las escenas de la ópera.
Al primero de ellos le faltó algo del aura mágica que lo envuelve, su inicio fue un poco confuso y posteriormente las figuraciones de las maderas fueron demasiado en tempo, sin esa ambigüedad de pulso que las caracteriza, en el segundo el carácter mejoró, pero subsistieron pequeños desajustes en las secciones rápidas y en los pizzicatos de los violines II, la pesante expresividad del tercero, entró plenamente en el carácter de la obra, al igual que la violencia implícita en el cuarto, que se convirtió en un gran triunfo colectivo.
Luego vino el estreno de “Los cinco árboles sagrados” para fagot y orquesta del famoso compositor de música para el cine John Williams, participó como solista el destacado fagotista nacional Felipe Destefano, de reconocida carrera en las principales orquestas nacionales, y en la actualidad primer fagot de la Sinfónica Brasileira en Río de Janeiro.
Creemos que esta obra no hace justicia a la calidad musical del solista, tiene un cierto aire oriental pero es bastante plana, y solo en pocos momentos exige virtuosismo al fagot, pero por sobre todo, esta pierde interés por la reiteración de elementos, el escaso uso de contrastes y progresiones; algunos ejes de interés se encuentran en los diálogos con otros instrumentos –todos de gran desempeño-, en particular la segunda sección donde el fagot es acompañado por un solo de violín (Dourthé) y percusión, que tiene sugerencias al jazz, asimismo es interesante el diálogo con el arpa.
En todo caso Destefano, mostró musicalidad y hermoso sonido en todas aquellas secciones en que el autor otorga preeminencia al fagot, creemos que al público le habría gustado más, una obra que permitiera mayor lucimiento, de un solista de la calidad de Felipe Destefano.
Nesterowicz realizó un trabajo de calidad, rescatando los mejores valores de estos cinco árboles, que no exponen lo mejor de los trabajos de Williams.
Como encore, el solista interpretó junto a un grupo de ex compañeros de fila, un hermoso y simpático cuarteto para fagotes.
Finalizaron con una gran versión de la “Sinfonía N° 9 en Mi menor, Op. 95” de Antonin Dvorák, sinfonía conocida como “Desde el Nuevo Mundo”.
La obra es de una gran exigencia para los bronces, que en general tuvieron gran desempeño, solo escasos accidentes, factor importante en el éxito de una versión, que cautivó desde la expresiva introducción lenta, continuando con el Allegro lleno de musicales contrastes, allí el director sacó a luz pequeñas figuras melódicas, que generalmente pasan desapercibidas; algo que repitió a lo largo de toda la sinfonía, entregando un elemento extra de interés para el público.
El segundo movimiento fue de gran belleza expresiva, desde el inicio de bronces y maderas que anteceden al solo del corno inglés, que fue realizado en gran forma, el tempo alado que le imprimió Nesterowicz fue musical y expresivo, y de altísimo nivel interpretativo, el final con las cuerdas en octeto y cuarteto fue de gran belleza.
Claridad rítmica en su gran energía caracterizó el “molto vivace”, destacaremos la musical transición al tema danzable, el último, con sus características heroicas y de enorme fuerza expresiva, confirmó el excelente momento por el que pasa la Sinfónica.
Gilberto Ponce (CCA).
Estimado Maestro Ponce:
muchas gracias por su sincera critica. A mi tampoco me gusta mucho la obra en realidad. Un fuerte abrazo para Ud y de mi madre Maria de la Luz Perez Pizarro, que me dice que estuvo en su coro. Disculpe la falta de acentos, pero este laptop es gringo.
Felipe Destefano