BORIS GODUNOV DESDE EL MET.

BORIS GODUNOV EN EL NESCAFÉ DE LAS ARTES.

Con una producción que planteó algunas dudas, se transmitió en directo desde el Metropolitan Opera House de New York, al Nescafé de las Artes, la genial ópera de Modesto Mussorgsky, Boris Godunov.

René Pape como Boris Godunov.

Si bien el nombre alude al Zar Boris, el verdadero protagonista es el pueblo ruso, que sufre los avatares de los conflictos en que se debaten sus gobernantes, encabezados por el “padrecito zar”.

Toda la tragedia está expuesta, en lo que se podría definir como frescos de la historia rusa, unidos por la figura de Boris, por ello la acción ocurre en exteriores como los muros de Kremlin, o las puertas de la catedral donde Boris es coronado, el convento de Novodevichiy en las afueras de Moscú, en la frontera con Lituania, en la corte polaca, en el interior del palacio del Kremlin, la Sala de la Duma (Consejo de Nobles), y un bosque cercano a la capital, donde debiera resaltarse la suntuosidad de los palacios.

En este aspecto la escenografía de Ferdinad Wogerbauer, es minimalista, algo que podría confundir a las personas que vienen recién conociendo la obra, además este minimalismo le resta la ampulosidad y el lujo al que eran tan aficionados  los nobles y pueblo ruso.

Las primeras escenas fueron las más perjudicadas en este aspecto, la coronación perdió la grandiosidad descrita por la música, la régie fue muy discreta en este aspecto, incluso algunos personajes cantaron de frente al público; posteriormente la escena polaca fue tergiversada al convertir al jesuita Rangoni, que conspira contra Rusia, en un ser libidinoso que incluso quiere groseramente  seducir a Marina, para colmo está vestido en forma similar al barón “Scarpia” de la ópera Tosca.

El acto cuarto si entró en el carácter de la ópera, la escena de la Duma, en la que morirá Boris, tanto como la del bosque, fueron reales aciertos en todo sentido.

El vestuario adecuado en general, pero resultan inexplicables los cascos metálicos modernos, de la guardia del Zar, el traje de la princesa Marina sin ningún relieve, solo negro, incluso cuando llega a reclamar el trono.

Personajes.

Boris Godunov, lo cantó René Pape, creando un inolvidable personaje, que evoluciona hasta caer muerto presa del arrepentimiento, la escena frente a la Duma y cuando se despide de su hijo, provocaron verdadera conmoción.

Boris presa de la angustia.

Aleksandrs Aantonenko fue Grigori el falso Dimitri, con hermosa voz y austera actuación, Marina fue Ekaterina Semenchuk, gran voz, pero actuación un tanto desconcertante, Mikhail Petrenko fue un extraordinario Pimen, con bellísima voz de bajo, muy solvente Jennifer Zetlan como Xenia la hija del Zar, mientras que el papel de Fiodor el hijo de  Boris lo cantó un niño, papel que generalmente lo hace una soprano, en este caso Jonathan Makepeace, lo cantó en magnífica forma, con actuación convincente.

El “Idiota” personaje clave, fue delineado en estupenda forma en lo actoral y en canto por Andrei Popov, el resto en el nivel esperable.

El Idiota personaje conciencia.

El Coro del Metropolitan de estupendo cometido en lo vocal y actuación, pero en la transmisión fue perjudicado, al bajar en forma arbitraria el sonido del coro y la orquesta, solo en el último acto se recuperó el estupendo sonido que llega de New York.

Valery Gergiev el director musical, enfatizó las contradicciones de carácter ruso y polaco y con extraordinaria fuerza, delineó las escenas colectivas en las que el pueblo se convierte en el gran protagonista.

A pesar de las objeciones, la música es de tal fuerza y belleza que supera las deficiencias de la producción, la que será recordada sin duda por las escenas finales de Boris y el angustioso canto del “Idiota” lamentándose por el destino de Rusia.

Gilberto Ponce (CCA)    Fotos cortesía Teatro Nescafé de las Artes.

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