DEBUT QUE AUGURA UN BRILLANTE PORVENIR.
Una de las grandes noticias musicales del presente año, estará señalada por el debut del joven Paolo Bortolameolli, en el podio de la Orquesta Filarmónica de Santiago, de quien solo conocíamos su pasión frente al piano, instrumento desde el que derivó a la dirección orquestal.
En él es posible apreciar, carácter, expresividad, gran musicalidad y gesto claro; a la vez que evidente -por lo visto en este programa-, que realiza un exhaustivo estudio de las obras, algunas de las cuales dirige de memoria.
Sin duda, la experiencia que adquirirá, con el andar de los años, pulirá algunos pequeños ripios, que en nada opacan los logros de esta presentación, los que superados le convertirán sin duda en una importante batuta de nuestro país, pues denota sólida formación teórica y una amplia cultura general, factor de vital importancia para todo aquel que pretenda ser un buen músico.
Debido al desgraciado incendio que sufrió el Teatro Municipal, que impidió que el resto de la Temporada 2013 se realizara en el principal escenario capitalino, el Teatro Caupolicán, fue el lugar de la presentación.
El recinto, que permite una buena visión de los espectadores, presenta algunos problemas acústicos, que a veces no permiten escuchar correctamente los balances instrumentales, no obstante lo que importa en este caso, es que el ciclo se cumpla según lo programado.
El eje, se encontraba en la celebración de los cien años del estreno de una de las obras capitales del siglo XX, y de toda la música moderna, la Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky, cuyo estreno provocó uno de los mayores escándalos musicales de todos los tiempos; esta obra escrita originalmente como música de ballet, goza del mismo suceso como música de concierto, en virtud a sus enormes valores musicales, representando un enorme desafío, tanto en lo sinfónico como en lo coreográfico.
Otra obra rupturista de comienzos del siglo XX, abrió la jornada, nos referimos al Preludio a la siesta de un Fauno de Claude Debussy, en una muy lograda versión, que resaltó la necesaria ambigüedad de pulso, que saca a luz lo melifluo de la partitura, Bortolameolli consiguió un espléndido y sensible sonido de la orquesta, con bellos planos sonoros y notable rendimiento en los instrumentos a solo, señalaremos en particular al flautista, fundamental en la obra.
Continuaron con una las más inspiradas obras de Sergei Prokofiev, su Concierto Nº 3 en Do mayor para piano y orquesta, Op. 26, en el que actuó la solista Muza Rubackyte, quien mostró un fuerte sentido de lo espectacular, a ratos asombroso, sumando un gran sonido, particularmente en las partes de bravura, que logra contrastar con sobrado lirismo en las cantábile; no obstante lo anterior, en esta oportunidad se le produjeron algunos deslices de memoria, que bien pudieron ser causa de una accidente mayor, pero su presencia de ánimo, y un llamado al director, sobre el señalado lapsus, permitió que este pudiera enlazar el fragmento que seguía en la orquesta.
Pero, lo más evidente fue una cierta confusión de pulso, en varias secciones entre la solista y la orquesta que se desfasó en más una oportunidad, particularmente en los cambios de sección, cuando el tempo varía.
Pensamos que lo más logrado fue el segundo movimiento, que se inició con el bello “canto” de las maderas, allí la solista consiguió perfilar nítidamente las variaciones, consiguiendo mundos de carácter diverso para cada una de ellas, el acompañamiento orquestal fue ajustado, en perfecto diálogo con la solista.
En el tercero Muza Rubackyte, fue certera en lo lúdico, mientras mostraba un despliegue técnico a veces abrumador, el gesto un tanto blando de la batuta, no siempre sintonizó con la solista, en contrario la sección más lenta, fue de una belleza impresionante.
Como encore, y ante el entusiasmo del público, Rubackyte ofreció una transcripción de Liszt, para el bello y sensible Lied de Franz Schubert Du bist die Ruh, que se acerca tanto a lo espectacular de Liszt, como se aleja del espíritu sereno y un tanto melancólico del texto.
Finalizaron con La Consagración de la Primavera, como celebración del centenario de su estreno, allí se mostró toda la potencialidad del joven Paolo Bortolameolli, quien descontando el profundo conocimiento de la partitura -que dirigió de memoria-, tuvo una aproximación que además de juvenil, tuvo la virtud de acercarse al espíritu concebido por Stravinsky, pues manejó con destreza planos sonoros, destacando algunas frases, en ciertas familias, que enriquecen el discurso musical.
Destacaremos el fraseo general, así como la progresión que lleva al final de la primera parte. Asimismo, el misterioso inicio de la segunda, y el manejo sensible que conduce a los momentos centrales del sacrificio; la sección rápida, a pesar de lo muy lograda, creemos que le faltó algo del primitivismo que posee, tal vez para prevenir algunos desajustes hacia el final, cuya ocurrencia, en nada opacó el suceso conseguido por el joven Paolo Bortolameolli, quien seguramente dará que hablar en un futuro cercano.
Gilberto Ponce. (CCA)
Felicitaciones, Gilberto, un comentario claro y objetivo. Por cierto, presencié ese concierto.
Es importante siempre ser certero, pues innegablemente ante importantes asombros como el hecho de presenciar un debut de un joven director con las característicias de este concierto, constituía fuerte expectativa como un riesgo no menor.
Pienso que fue muy oportuno reparar en lo sucedido en Prokofiev, que en realidad no fue menor, y por cierto, un accidente como el ocurrido imposible de soslayar en una crítica musical (realmente pensé que al desarmarse el tercer movimiento, no iba a tener revés, pero felizmente logró enderezarse -no del todo- pero en buena parte). Una crítica en el hemisferio norte igualmente habría reparado en esto mismo, y quizás con mucha más virulencia.
Sin embargo, en su conjunto, suscribo se trató de un debut importantísmo del maestro Bortolameolli, y si bien se evidenciaron todas sus virtudes formativas e innnegable talento natural, también se abren muchas expectativas sobre su futuro desarrollo profesional. Por ejemplo, hay que verlo en repertorios más tradicionales como en los clásicos (dejo afuera el barroco, que es más especializado y no sé si está dentro de los intereses de Paolo), románticos, su manejo en obras corales más el repertorio lírico, asimismo su trabajo con ensembles camarísticos, etc. En fin, todos estos elementos deben tenerse muy en cuenta respecto a la carrera que va a seguir teniendo este joven y talentoso director chileno.
En efecto, creo que se trata de uno de los más importantes debut, de los últimos años, y es mérito de las autoridades del Teatro Municipal, el haber ofrecido esta oportunidad, que por cierto, no defraudó.