FESTIVAL DE MÚSICA CONTEMPORÁNEA 2013.

CLAUSURA FESTIVAL MÚSICA CONTEMPORÁNEA U. DE CHILE.

Francisco Rettig asumió con señalado éxito un desafío no menor, al reemplazar muy a última hora a quien dirigiría el concierto final del Festival Internacional de Música Contemporánea 2013, organizado por la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Destacaremos asimismo la seriedad profesional de los músicos de la Orquesta Sinfónica de Chile, enfrentando un programa bastante alejado de su repertorio habitual.

Francisco Rettig. foto ceac
Francisco Rettig. foto ceac

Los resultados fueron más que satisfactorios, para obras que, en algunos casos son de gran exigencia para los intérpretes, y en especial para el director, que debe transitar por los más variados lenguajes, permitiéndole a Rettig demostrar una vez más su solvencia.

No creemos errar al pensar que el resultado mejor se obtuvo en la obra de inicio, y que era la que originalmente cerraba el programa; nos referimos a la Elegía (In Memoriam Bela Bartók) de Cirilo Vila, obra que afortunadamente ha tenido en nuestro medio gran difusión, debido a que la fuerza casi expresionista de esta obra, ha seducido a muchas de nuestras orquestas.

Cirilo Vila. foto purochilemusical
Cirilo Vila. foto purochilemusical

Esta Elegía que fue escrita para cuerdas y timbal, alude sutilmente y con enorme originalidad el lenguaje de Bartók, fundiendo brillantemente la percusión con las cuerdas.

Vila, uno de los grandes de la música de nuestro país, maneja un concepto en el que subyace un elemento melódico a manera de sustento, mientras que somete a las cuerdas a muchos de los recursos utilizados por su referente.

Bela Bartók. foto medici.tv
Bela Bartók. foto medici.tv

Rettig manejó en forma estupenda, diálogos y contrastes, manteniendo siempre la expresividad; sin duda una versión que hizo justicia a los valores de esta Elegía, una de la obras más potentes de la literatura musical chilena.

Luego se escuchó la Sinfonía para Instrumentos de Viento de Igor Stravinsky, obra poco difundida en nuestro medio a pesar de sus indudables valores; recordemos que fue escrita solo siete años después de la Consagración de la Primavera, aunque posee un lenguaje bastante ecléctico, pues parece indagar en uno más definitivo.

Igor Stravinsky dirigiendo una de sus obras. foto lasmilrespuestas
Igor Stravinsky dirigiendo una de sus obras. foto lasmilrespuestas

Creemos que la versión fue más bien blanda en articulaciones y fraseos, con algunos desajustes en las secciones de polifonía abigarrada, con el ingreso a destiempo de algún instrumento, no obstante, es difícil sustraerse al encanto de una obra llena de vitalidad y originalidad.

La primera parte concluyó con DAL-AL, PUNTO Y LÍNEA de Antonio Carvallo obra de carácter dinámico-lúdica, que en algún momento recuerda el lenguaje de Alban Berg, aunque en ella se percibe un interesante juego de timbres orquestales y sugerentes atmósferas a cargo de las cuerdas; de gran interés son los bloques sonoros con juegos dinámicos: piano-crescendo-forte-diminuendo-piano, que se contraponen a secciones casi minimalistas a cargo de instrumentos solistas.

Antonio Carvallo. foto premioaltazor
Antonio Carvallo. foto premioaltazor

Las progresiones y el uso inteligente de los contrastes, la convierten en algo muy atrayente; Rettig y la sinfónica lograron una gran versión de la partitura.

El Festival cerró brillantemente con la Sinfonía de Guerra de Adrián Pertout, obra que no oculta sus elementos programáticos.

La primera parte está escrita sobre un esquema-ostinato de carácter rítmico, que a ratos se torna casi hipnótico, destacando siempre una prolija y brillante orquestación, con la sola excepción de un fragmento donde el arpa toca junto a un tutti orquestal en forte.

Adrián Pertout. foto pertout.com
Adrián Pertout. foto pertout.com

En ella se transita desde lo exultante hasta lo desgarrado, en medio de atrayentes progresiones dinámicas y dramáticas utilizando variadas combinaciones instrumentales.

El segundo movimiento se caracteriza por el uso de tensión-relajación, con un esquema de extrema variedad melódica, a veces rozando el ostinato; gran novedad aporta una sección a la manera de la música de cámara, con un diálogo entre varios instrumentos solistas, realizado con gran perfección.

Hacia el final pareciera que Pertout realiza un homenaje a Stravinsky y su Consagración de la Primavera, por la forma de plantear su desarrollo que conduce hacia el brillante final; la versión de Francisco Rettig fue cuidadosa, manejando muy bien contrastes y progresiones y sobre todo manteniendo la expresividad.

Brillante cierre, que contó con un entusiasta y gran marco de público.

Gilberto Ponce. (CCA)

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