MÚSICA CORAL CON PIANOS Y PERCUSIÓN. (Primera función)
Algunos compositores, queriendo ampliar el rango de intérpretes para alguna de sus obras, han realizado para ellas nuevas versiones, a veces ampliando y en otras reduciendo la instrumentación.
Es el caso, del interesante concierto correspondiente al sexto programa de la Temporada 2011 de la Orquesta Filarmónica de Santiago, que fue dirigido por José Luis Domínguez.
Así mismo, fue ocasión de poder escuchar al Coro del Teatro Municipal, asumiendo un rol protagónico y no como apoyo en la ópera.
La primera obra, “Las Bodas” de Igor Stravinsky, se cantó en su versión más usual, cuatro pianos y numeroso conjunto de percusión -existe otra en la que se agregan otros instrumentos de la orquesta-, lo que acentúa su carácter primitivista, que corresponde a la época y estilo que utilizaba su autor en 1922, época en que fue compuesta.
Los cuatro solistas, enfrentaron con carácter adecuado, las obsesivas melodías y tempos, que en muchas partes no dan tregua, la mayoría recae en la soprano, que cantó Paulina González, quien tiene una responsabilidad enorme y desgastadora, al cantar durante casi
toda la obra, para colmo en un registro agudo, lleno de quiebres; su rendimiento fue estupendo, solo en la primera sección tuvo algunos problemas de afinación, cuando finalizó algunas frases que enlazan con el coro, afortunadamente, este cantó en afinación justa.
La contralto Pilar Díaz, lució su hermoso timbre y musicalidad en los contados momentos que el autor le permite cantar a solo, en el resto se confunde con los demás solistas y los instrumentos. Patricio Saxton el tenor caracterizó bien sus partes, en particular aquellas que son muy agudas y “quasi parlato”, Carlos Eduardo Marcos, bajo-barítono cantó con gran prestancia, particularmente en los frecuentes sobre agudos.
Los pianistas Luis Alberto Latorre, Mahani Teave, Albena Dobreva y Nathalia Aquiles, respondieron con gran profesionalismo y cohesión, lo mismo podemos decir del grupo de siete percusionistas.
José Luis Domínguez, condujo con mano precisa, la compleja partitura.
Nos extrañó la ubicación de los solistas, entre las percusiones y detrás de los pianos, algo que les debe haber resultado muy incómodo; visualmente desde la platea, apenas se divisaban.
La misma disposición se mantuvo para la versión del mismo Carl Orff, para su celebérrima “Carmina Burana”, en este caso para dos pianos con variadas percusiones.
Creemos que con este arreglo, la obra pierde peso en varias partes, sobre todo en el emblemático “O Fortuna”, debido a que la orquesta completa la armonía, en otras en cambio, el resultado es de gran belleza, pues se asimila a la colección de obras infantiles del mismo Orff, conocida como “Música poética”.
El Coro del Teatro Municipal, que dirige Jorge Klastornick, cantó ambas obras con el profesionalismo, que provoca admiración en aquellos que le escuchan, sus pianísimos son de enorme belleza, sus forte sólidos, y su línea de canto de extrema musicalidad.
Patricia Cifuentes, cantó con gran musicalidad y bella voz sus difíciles partes, sus agudos fueron impresionantes, el otro triunfador fue Patricio Sabaté, quien le otorgó a cada
estrofa en sus intervenciones, la intencionalidad precisa, y fue capaz de enfrentar exitosamente, la extrema velocidad que el director le imprimió al inicio de “In taberna”. También el éxito habría sido para Patricio Saxton, en su complejo “canto del cisne”, a no ser por el extraño apresuramiento en la última estrofa, accidente que empañó algo su estupendo acercamiento a la difícil parte.
José Luis Domínguez, se movió cómodamente en una obra que conoce perfectamente, por ello el público que llenaba el Municipal, respondió con largas ovaciones, para todos los intérpretes, de una de las obras icono de todos los públicos, y que sigue cosechando triunfos, en la versión que sea.
Gilberto Ponce. (CCA)