JULIAN LLOYD WEBBER EN LA FUNDACIÓN BEETHOVEN.
Continuando con la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas, que se realiza en el Teatro Municipal de Las Condes, que es organizada por la Fundación Beethoven, se presentó el chelista inglés Julian Lloyd Webber, de importante carrera internacional.
Si bien no dudamos de su calidad musical, nos parece que el programa escogido utilizó obras con lenguajes demasiado similares, en particular en la primera parte, donde salvo la Sonata de Debussy, estos fueron en extremo semejantes, y sin representar mayores desafíos técnicos de interpretación.
Lo anterior explica la cortés respuesta del público, que si reaccionó con el mayor entusiasmo, ante, lo que consideramos su mayor logro; la Sonata de Sergei Rachmaninov, en la que realizó un estupendo manejo de las articulaciones, en contraste a las del resto, donde tendió a un legatto que le hizo desdibujar algunos fraseos.
En su presentación fue acompañado con el estupendo pianista John Lenehan, que deslumbró en Rachmaninov, demostrando su absoluta autoridad como pianista acompañante, labor que le ha significado reconocimiento internacional.
El trabajo de ambos es totalmente complementario, con ataques, cortes, fraseos e intencionalidad de enorme perfección, por ello es que, nos habría gustado escuchar otras obras, equiparables con las Debussy y Rachmaninov.
El breve Adagio en Sol de Johann Sebastian Bach, recibió una versión de gran expresividad, tanto, que más de alguien la comparó con las de Glenn Gould en piano.
Luego la Sonata en Re menor para cello, y piano de Claude Debussy, donde se mezcla el leguaje impresionista con toques de modernidad –fue escrita en 1915- en ella se explotan muy bien las posibilidades del cello, de la versión diremos que los intérpretes transitaron tanto por la melancolía, como por lo lúdico del último movimiento.
El expresivo “canto” del cello fue la característica de la Elegía de Gabriel Fauré, donde ambos solistas mostraron un inteligente uso de los conceptos dinámicos.
La Sonata de Frederick Delius, muestra un lenguaje bastante híbrido entre lo tonal con esbozos de cromatismo, a la vez bastante amable en lo melódico, pero nunca muy exigente en lo técnico, pensamos que la correcta versión destacó bien sus valores.
El Nocturno de William Lloyd Webber –padre de Julian– que bien se puede relacionar con las canciones sin palabras, recibió una sensible interpretación.
Finalizaron con la Sonata en Sol menor, Op. 19 de Sergei Rachmaninov, obra que no oculta el hecho que su compositor, fue un virtuoso del piano, razón que explica el trabajo técnico y melódico que se le otorga al teclado, incluso levemente superior en brillo y dificultades a lo escrito para el chelo.
A lo largo de sus movimientos se observó, un gran manejo de contrastes dinámicos, y un inteligente uso de las progresiones expresivas, todo a través de una exhibición de gran virtuosismo.
Fue difícil no relacionar esta sonata con los conciertos para piano y orquesta del mismo Rachmaninov, tanto por el brillo, como por las dificultades técnicas planteadas para el piano.
La brillante versión arrancó grandes ovaciones, que les llevaron a ofrecer dos encore, que incluyó una obra de Piazzolla.
Gilberto Ponce. (CCA)