VERSIÓN ESTELAR DE TANCREDO DE ROSSINI.

BORTOLAMEOLLI ENCABEZA TRIUNFO ESTELAR DE TANCREDO.

Desde hace ya bastante tiempo que, los elencos conformados con una mayoría de cantantes nacionales, vienen ofreciendo jornadas del más alto nivel, y en esta oportunidad, al cantar en el estreno de las serie Estelar, de Tancredo, la ópera de Gioacchino Rossini, obtuvieron otro resonante suceso.

Esto no es casualidad, sin duda se debe al profesionalismo con que estos artistas enfrentan los desafíos, es por ello, que ahora y en una verdadera proeza, tres de ellos (E. Ramírez, P. Cifuentes y A. Rositsky), cantaron durante tres días seguidos, sus abrumadores roles, debido que reemplazaron a sus pares internacionales, por enfermedad de estos.

Tancredo (Evelyn Ramírez) y Amenaide (Patricia Cifuentes) foto Patricio Melo
Tancredo (Evelyn Ramírez) y Amenaide (Patricia Cifuentes) foto Patricio Melo

En la sobria escenografía de Daniel Bianco, cuyos ventanales y vitrales, nos remiten al Art Nouveau, se desarrolla este drama, de argumento un tanto inverosímil, en su ingenuidad, pero al igual que muchos otros, solo fueron redimidos por la música.

No entraremos en análisis de la producción, pues lo hicimos para la versión internacional, remitiéndonos entonces al elenco.

El joven, que ya no promesa, pues creemos que ya es un verdadero profesional, Paolo Bortolameolli, asumió la dirección musical, entregando una visión unitaria, de principio a fin, manejando las progresiones dinámico expresivas, así como las tensiones propias de la partitura, con maestría, mano elegante y firme, tanto a la orquesta, como a solistas y coro.

Paolo Bortolameolli, foto paolobortolameolli
Paolo Bortolameolli, foto paolobortolameolli

Mostrando un acabado conocimiento de la obra, fue fiel acompañante de los solistas, manejando certeramente el balance sonoro, con una Filarmónica que repitió las excelencias del estreno internacional; asimismo la batuta, salvó prestamente, un inicio de desajuste, en el primer acto, con enorme tranquilidad.

Este, su debut como director de ópera en el Teatro Municipal, lo proyecta como otro de los directores emergentes, que sin duda dará que hablar.

En justicia, debemos insistir en la excelencia del Coro de Teatro.

Por una cuestión de físico, y prestancia escénica, la pareja protagónica, fue más convincente, en lo actoral, tanto como el resto del elenco, que realizó un fino trabajo.

Amenaide
Amenaide (Patricia Cifuentes), Argirio (Anton Rositsky) y Tancredo (Evelyn Ramírez) junto al Coro. foto latercera

La mezzosoprano Evelyn Ramírez, cantó el rol de Tancredo, asumiendo su personaje con su habitual profesionalismo, mostrando en lo vocal, toda su potencialidad y musicalidad, accediendo con seguridad a las exigentes coloraturas, mientras que fue de gran sensibilidad tanto en sus arias como en los dúos, realzando más aún su belleza.

Patricia Cifuentes, la soprano que cantó como Amenaide, mostró que este tipo de obras le acomodan si problema alguno, su línea de canto, el brillo de las feroces coloraturas, tanto como la expresividad vocal y sensibilidad en actuación, la señalan como una de las mejores en su cuerda, memorables fueron sus arias y dúos con Evelyn Ramírez, siendo conmovedora en la escena final.

Amenaide (Patricia Cifuentes) foto Patricio Melo
Amenaide (Patricia Cifuentes) foto Patricio Melo

El tenor ruso Anton Rositsky, no solo posee grandes condiciones de actor, tiene una hermosa y poderosa voz, y sus coloraturas son sólidas, razones que lo convirtieron en otro de los grandes triunfadores de la noche, cantando como Argirio, padre de Amenaide.

Orbazzano, el frustrado prometido de Amenaide, lo asumió con su hermosa voz y notable actuación Homero Pérez-Miranda.

Escena inicial del primer acto. foto Patricio Melo
Escena inicial del primer acto. foto Patricio Melo

Marcela González, cantó el otro rol travestido, el de Roggiero, el amigo de Tancredo, estupenda como actriz, logró una ovación, en su única y compleja aria.

Solo podemos alabar la presencia escénica de María José Uribarri, pues en lo vocal, poco se pudo apreciar, pues cantó con volumen mínimo, proyectando insuficientemente su voz, a pesar que Bortolameolli, hizo tocar a la orquesta, en pianissimo; tal vez se encontraba enferma, no lo sabemos.

Una función que fue larga y entusiastamente aplaudida.

Gilberto Ponce. (CCA)

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