MÁGICA BELLA DURMIENTE DEL BALLET DE SANTIAGO. (9 de octubre)
Un espectáculo del más alto nivel fue esta reposición de La Bella Durmiente, el ballet con música de Piotr Ilich Tchaikovsky, que presentó el Ballet de Santiago en su Temporada 2012.
El público que llenó el Teatro Municipal, gozó no solo con el profesionalismo de la compañía, también lo hizo con la bellísima escenografía y vestuario de Pablo Núñez, que se complementó con la mágica iluminación de José Luis Fiorruccio.
Núñez logra mágicos cambios de escena, realizados en forma fluida y precisa, para ello contó con el auxilio lumínico de Fiorruccio.
En ese marco, que se sustenta en la bellísima música de Tchaikovsky, transcurre la hermosa coreografía de Marcia Haydée, que presenta desafíos importantes, tanto para todos los solistas, como para aquellos que tienen números en el acto de las Bodas de Aurora.
Así mismo el cuerpo de baile, es muy exigido en su totalidad o en sus números para mujeres y hombres. Es así que en esta función la compañía mostró gran disciplina, depurada técnica y prestancia escénica, si existió algún pequeño desfase, este no desmereció en nada la estupenda presentación.
Las soluciones de la experta Marcia Haydée, para los movimientos grupales de los invitados al palacio, en el cumpleaños y en las bodas de Aurora, así como en la cacería, las resuelve con destreza en contrastes y en hermosas imágenes visuales.
Natalia Berríos que asumió como la Princesa Aurora, lo hizo con elegancia, seguridad y muy buena técnica, pero en la secciones del comienzo, pareció algo dubitativa, posteriormente triunfó plenamente, y sus pas de deux con el Príncipe fueron esplendidos en gracilidad y levedad. El público no escatimó sus aplausos reconociendo su brillante desempeño.
José Manuel Guiso fue el Príncipe Désiré, mostrando enorme prestancia escénica y depurada técnica, al mismo tiempo se convirtió en un gran partenaire tanto de la Princesa Aurora, como del hada Lila, su gran seguridad en las figuras y aplomo durante toda la presentación, le valieron estruendosos aplausos al finalizar.
Rodrigo Guzmán, una de las primeras figuras de la compañía, se distingue no solo por su sólida técnica, también lo hace por su capacidad histriónica, en esta ocasión asumió el complejo rol de Carabosse, el hada símbolo del mal, haciendo su rol creíble en su malignidad, sus entradas sobre sus esclavos fueron impresionantes, tanto como sus interacciones con el resto de los personajes.
El hada Lila el etéreo contrapunto de Carabosse, fue certeramente asumido por Lidia Olmos, sus figuras en el escenario sola y acompañada se convirtieron en un verdadero goce visual.
También debemos destacar a otros solistas de roles menores, pero de gran importancia, los cuatro Pretendientes de Aurora, por su prestancia y solidez técnica; Agustín Cañulef, Gabriel Bucher, Miroslav Peric y Germán Esquibel, la certera seguridad de Felipe Lorca, como el príncipe árabe y sus cuatro acompañantes: Camila Aranda, Milenka Kisilak, Deborah Oribe y Esperanza Latuz, la gracilidad de Esdras Hernández y Monserrat López, la pareja azul, los simpatiquísimos Gatos de Alexis Quiroz y Katherine Rodríguez, ellos junto a otros muchos otros miembros de la compañía lograron que el espectáculo alcanzara el gran nivel al que se llegó.
La Orquesta Filarmónica de Santiago, fue dirigida por Carlos Calleja, consiguiendo del conjunto un gran resultado, muy importante es que logra entrar en el espíritu de la obra, manejando bastante bien contrastes y progresiones dramáticas, no obstante en ciertos momentos sus gestos más expresivos que precisos en pulso, producen pequeños desfases que ensucian un poco el discurso musical.
Sus tempos nos parecen muy adecuados, en particular en los finales de números, en los que algunos directores, se permiten esperar para que los bailarines finalicen cómodamente sus figuras, eliminando de este modo la necesaria tensión dramática; solistas y la compañía fueron muy capaces de adecuarse a esta necesaria exigencia.
En síntesis un brillante espectáculo, que sin duda será recordado por mucho tiempo por los asistentes.
Gilberto Ponce. (CCA)