TOSCA INAUGURA TEMPORADA DE ÓPERA 2011 EN EL MUNICIPAL.
En el remozado Teatro Municipal de Santiago, se dio inicio a la Temporada de Ópera 2011, con un título de gran convocatoria, por ello la función del lunes 23, se vio colmada de un público expectante, frente a la versión internacional de «Tosca» de Giacomo Puccini.
La producción, casi la misma del año 2004, resiste incólume el paso del tiempo, debido a los valores estéticos de la escenografía y vestuario, de uno de los grandes de nuestro país, Pablo Núñez, que junto a la iluminación de Ricardo Castro, crearon un marco que sigue cautivando, tanto como en su estreno.
El «Te Deum» final del primer acto. foto Teatro Municipal.
Algunos cambios escenográficos, no afectaron la producción; como la escena de la iglesia, donde antes se veía la capilla de los Attavanti, la que se desplazaba para le escena del Te Deum, también hubo algunas cambios en el tercer acto, que aunque le restaron algo de espectacularidad, mantuvo su atractivo y fuerza.
Esta versión internacional, contó con la soprano portuguesa Elisabete Matos en el rol de Floria Tosca, tiene una voz irregular, sus agudos pueden ser tanto hermosos, como estridentes, y su canto es más bien plano, su actuación es poco convincente y sin la necesaria prestancia, y no la favorecieron las frecuentes escenas en el piso, debido a sus dificultades para levantarse, no obstante triunfó en su crucial aria “Vissi d´arte”, por el sentido dramático que le otorgó y un manejo ejemplar de la voz, que conmovió a los espectadores.
Mario Cavaradossi, fue cantado por el tenor coreano Alfred Kim, sin duda se transformó en el gran triunfador de la velada, posee una bellísima y expresiva voz, facilidad en los agudos, a lo que suma, prestancia y actuación convincentes llegando a emocionar; ya desde su primera aria “Recondita armonía”, consiguió las más grandes ovaciones, su aria final “e lucevan le stelle” conmovió profundamente, incluso sus dúos con la soprano fueron sobresalientes, consiguiendo que Elisabete Matos, cantara sin mirar al director, haciendo aflorar su musicalidad.
Tosca y Mario en la carcel. foto Teatro Municipal
Sergei Leiferkus barítono ruso, encarnó al siniestro Barón Scarpia, su presencia escénica es tan poderosa, que algunas irregularidades en su línea de canto, desaparecen ante su arrollador personaje, que muestran las peores facetas del ser humano.
Muy convincente en actuación como Angelotti estuvo el bajo Marcelo Otegui, exhibiendo un hermoso timbre.
Conocido como un excelente cantante y actor, es Ricardo Seguel que delineó excelentemente al Sacristán. Pablo Ortiz cantó muy bien Spoletta, al igual que Pablo Oyanedel como Sciarrone, Augusto de la Maza fue un solvente Carcelero, mientras que Andrea Betancourt tuvo alguna dificultad imprevista en su canción pastoril.
La dirección escénica (régie) correspondió a Pier Francesco Maestrini, introdujo algunos cambios pequeños, que lograron agilidad, en algunas escenas con largos interludios; como ocurrió en la Iglesia, al introducir un grupo de simpáticos niños, que sacan de quicio al Sacristán; del mismo modo al inicio del tercer acto, la incorporación del cura confesor, que atiende espiritualmente a Angelotti, para luego acompañar a Mario, le otorgan vigor a esas escenas, aunque sorprende que Tosca degüelle a Scarpia, para luego enterrarle el puñal y cerrarle los ojos al morir, pero, resulta un tanto risible que ella se recueste en un diván, para esperar el asalto amoroso de Scarpia.
Tosca y Scarpia en la iglesia. foto Teatro Municipal.
Todo lo anterior pudo ser mucho mejor, si la dirección orquestal de José Luis Domínguez hubiese sido más vital, la orquesta tocó sin relieve, cuando es fundamental en la creación de los ambientes dramáticos, el Te Deum, no tuvo la grandiosidad que debiera; solo en algunos momentos la función llegó al sentido dramático requerido, pensamos que, su enfoque tan blando en momentos a veces cruciales, le resta gran parte del dramatismo que Puccini pide.
Una vez más nos atrevemos a decir, que la sobre exposición de Domínguez en el podio, le perjudica, aún es demasiado joven, para que mientras está dirigiendo ópera, esté preparando un concierto sinfónico coral, que dirigirá al finalizar las funciones de la ópera.
Tiene mucho talento, pero también sus límites, para abarcar muchas cosas simultáneamente.
No obstante, el público ovacionó a todos los intérpretes, al finalizar la función.
Gilberto Ponce. (CCA)