PIANISTAS JÓVENES EN LA ESCUELA DE DERECHO U. de CHILE.
En una interesante iniciativa que involucra a las Facultades de Artes y de Derecho de la Universidad de Chile, se dio inicio a una serie de conciertos, que se realizarán los miércoles en forma gratuita mediodía (13.30 horas) en su cómoda Aula Magna, recinto que cuenta con estupenda acústica, pero que lamentablemente posee un piano en bastante malas condiciones, aspecto que debiera preocupar a las autoridades universitarias, para solucionarlo prontamente.
En esa ocasión, se presentaron dos alumnos de la profesora Paulina Zamora, el primero iniciando sus estudios de piano superior, y las segunda, recién titulada, y cuyos resultados, estuvieron de acuerdo a su nivel de preparación.
El programa, muy atractivo y hermoso, que sin duda merecía un mejor marco de público, lo abrió Llinos Martí, joven talentoso y musical, que no vio coronado sus esfuerzos y virtudes, debido a un evidente nerviosismo, que le hizo tocar tenso en muchos momentos, sin duda que esta aspecto será superado, cuando tenga mayor experiencia frente a público, aunque a su favor debemos decir, que las condiciones del piano, en particular a él, le jugaron en contra.
Abrió con dos obras de Franz Peter Schubert, el Andantino de los Momentos musicales y el Impromptu Nº 1 en Do menor, Op. 90, fueron interpretadas, en lo que estimamos con un enfoque más cerebral que emocional, que le hace observar muy bien los contrastes dinámicos, pero mostrándose a veces algo duro, el Impromptu tuvo una mejor respuesta expresiva, aunque nos hubiera gustado que el arco expresivo general fuera más logrado, y con mayor lirismo.
Mucho más lograda nos pareció la Consolación Nº 3 de Franz Liszt, en cuanto a expresión, manejo del rubatto y de los fraseos, sin duda en este resultado influyó el hecho, de vérsele mucho más relajado..
Algo similar ocurrió en la Danza del Molinero del Sombrero de tres picos de Manuel de Falla, aquí acentuó adecuadamente el carácter, por ello no importó tanto que las figuras rítmicas no fueran siempre muy claras.
En todo caso, es evidente su talento y musicalidad, por ello debe trabajar los aspectos relativos al manejo de la tensión y el nerviosismo.
Sin duda que la mayor experiencia de Giselle Moraga, le llevó a superar ampliamente las deficiencias del piano, logrando extraerle un sonido más que aceptable, debido a que su estado, al parecer, no fue problema para ella.
Giselle tiene una gran personalidad y carácter, que pone al servicio de las obras que interpreta, razón por la que los aspectos expresivos son realzados fuertemente, frasea con elegancia, y es de extrema pulcritud en digitación.
El Nocturno Op. Póstumo en Do sostenido menor, de Frederic Chopin fue interpretado en forma sensible, con gran equilibrio en el peso de las manos, al tiempo que todos los aspectos cantabile, fueron magníficos.
Luego en el Nocturno Nº 6 en Re bemol mayor de Gabriel Fauré, mostró enorme musicalidad y sensibilidad, desarrollando una estupenda progresión dinámica y un claro arco expresivo; logró además precisos contrastes entre las diversas secciones, con peso o leggero, cuando fuera preciso, de forma tal, que el manejo tensión-relajación le es completamente natural.
Finalizó con una gran versión de las Cinco Danzas Gitanas de Joaquín Turina; en las que fue posible apreciar; carácter, claridad en las voces, manejo del rubatto, sensualidad sutil, juego dinámico misterioso, o bien el gran virtuosismo de la danza final, de enorme pulcritud.
Grandes aplausos coronaron la actuación, que permitió apreciar el talento de dos destacados alumnos de la profesora Paulina Zamora.
Gilberto Ponce. (CCA)