GUSTAVO DUDAMEL EN CHILE.
Sin duda alguna, era previsible que la visita a nuestro país, de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela dirigida por Gustavo Dudamel, se convirtiera en el suceso que fue.
Dudamel, es en estos días, uno de los directores más cotizados en el mundo, no solo entre los conductores jóvenes, pues su categoría le ha llevado a equipararse con los más prestigiosos.
Él, es producto del formidable programa de orquestas juveniles, implementado en Venezuela por el maestro José Antonio Abreu, provocando una verdadera revolución musical y cultural en ese país; en Chile, y gracias a otro grande de la música, Fernando Rosas, el programa se replica con inusitado éxito.
Ahora, en el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia venezolana, se presentaron en el Teatro Municipal, como parte de la gira, que la orquesta realiza a través de varios países americanos.
Poseedor de un arrollador talento, aprovechado inteligentemente, Dudamel aborda exitosamente los más variados programas, con las orquestas más cotizadas a nivel internacional, además parece estar convirtiéndose en uno de los especialistas en Mahler, ganando hace poco, una competencia europea con su música.
En Santiago se presentaron con cerca de doscientos músicos, interpretando nada menos que la compleja “Sinfonía N° 7 en Mi menor” de Gustav Mahler, de quien se conmemoran cien años de su muerte.
Al parecer, diversas circunstancias previas al concierto, incidieron en algunas pequeñas fallas de algunos de los instrumentistas, entre otras se vieron obligados a iniciar la presentación con más de una hora de retraso, realizando previamente una prueba acústica frente a integrantes de las orquestas juveniles chilenas.
Dudamel fue recibido casi como un famoso cantante rock, algo que el director agradeció, con lo que al parecer es su modo de conducta, una gran sencillez.
Captando muy bien el carácter, se inició el primer movimiento “Langsam, Allegro risoluto”, no obstante, se apreciaron algunas pequeñas dudas de coordinación en los bronces en la sección lenta, posteriormente, el gesto claro de Dudamel, consiguió claros fraseos en la exposición de los diversos temas. A estas alturas era evidente, una de las características de la orquesta, su compromiso, que se refleja en su disposición corporal, se puede decir “tocan con todo el cuerpo”.
El conocimiento absoluto de la partitura demostrado por el director, se aprecia al destacar pequeñas frases o motivos, en grupos de instrumentos, o bien en las partes a solo, contrastándolas con los grandes temas melódicos de las diferentes familias.
Bien sabemos la dificultad que implica el unir coherentemente, aquellas secciones melódica y rítmicamente contrastantes, en este caso las transiciones son perfectas, pues pareciera que Dudamel “canta” con sus gestos.
Consideramos la primera de las “Nachtmusik”, como la más logradas de las dos, a pesar de la evidente falla sonora del uno de los cornos, que casi enturbia la magia del inicio, el director captó muy bien el carácter cercano a lo popular que la envuelve.
Algún sonido no muy limpio, no alcanzó a desmerecerlos increíbles pianísimo, que logra la enorme masa de músicos, así como la definición muy clara de los acelerando y retardando; mención aparte merecen las secciones para solistas de las cuerdas, por su excelencia.
Pensamos que uno de los mayores éxitos, estuvo en el “Scherzo”, por la perfección alcanzada, tanto por los contrastes de carácter.
La segunda “Nachtmusik”, fue lo más débil, con escasa tensión dramática para una de las partes más herméticas de la sinfonía, además de varios desajustes instrumentales.
Un mundo diametralmente diferente lograron en el “Rondó final”, que irrumpe glorioso con un tutti orquestal, destacando la precisión, como una constante, aparejada a la expresividad y al musical uso de todo tipo de contrastes.
Las merecidas ovaciones, premiaron la estupenda interpretación de una de las más complejas obras de Gustav Mahler, conseguida por uno de los directores que dará que hablar durante mucho tiempo, en el mundo de la música.
Gilberto Ponce. (CCA)
una pena que el concierto no haya estado al alcance de todo el mundo.Bueno el comentario