SINFONÍA RESURRECCIÓN DE GUSTAV MEHLER.

RANI CALDERON TRIUNFA CON MAHLER EN EL MUNICIPAL.

La enorme expectación, que causó la interpretación de la Sinfonía Nº 2 en Do menor,  Resurrección de Gustav Mahler, ante una sala colmada de público, se vio plenamente justificada con la estupenda versión que ofrecieron la Orquesta Filarmónica de Santiago, junto al Coro del Teatro Municipal de Jorge Klastornick y dos sólidas solistas, todos bajo la dirección del maestro Rani Calderon.

Gustav Mahler. foto wikipedia
Gustav Mahler. foto wikipedia

Las razones del éxito, en este caso son variadas, pero creemos, que el principal responsable fue Rani Calderon, al presentar una emocionante y unitaria versión, a lo largo de sus cinco movimientos.

El director, que se muestra en plena madurez, dio cuenta de un concepto claro, en el fondo y en la forma, algo que no es siempre fácil, debido al complejo lenguaje de Mahler, y las innumerables claves y metáforas por descifrar.

Ya lo mencionamos el primer logro de Calderon, fue el lograr unidad, en las diferencias de sus movimientos, pues aunque su carácter parezca disímil, la obra está atravesada por los conceptos de; vida, lucha, muerte y resurrección, todo mediante la perfecta orquestación de su autor, quien por el hecho de ser además, director de orquesta, conocía en profundidad los secretos de la instrumentación, produciendo entonces y exactamente, los sonidos que deseaba.

Rani Calderon en pleno concierto. foto Patricio Melo
Rani Calderon en pleno concierto. foto Patricio Melo

El mensaje final es, la necesidad de morir para volver a vivir, para ser conducido hacia a tú creador, Dios; mucho se ha especulado y discutido sobre, si la conversión al catolicismo de Gustav Mahler, o lo fue por conveniencia, debido a su interés por dirigir el Teatro de la Ópera de Viena, o bien, esta fue producto de constante búsqueda espiritual –no olvidemos su ascendencia judía, su inmersión en el pensamiento de Nietzsche, una cercanía al Panteísmo y su aproximación al cristianismo-, ambas posiciones tienen argumentos sólidos, no obstante nos inclinamos por la segunda, ya que se estima muy difícil comunicar tal fuerza expresiva de fe, como la que se percibe en esta sinfonía, considerando además, que el mismo Mahler, agregó unos versos propios, al texto de Klopstock utilizado en la obra, allí al parecer, despeja dudas en este sentido.

Casa junto al lago, donde componía. foto schwerterberg
Casa junto al lago, donde componía. foto schwerterberg

Estas consideraciones, nos hacen valorar consistentemente la versión de Rani Calderon, debido a que cada concepto que atraviesa la obra, fue explícitamente expuesto por la batuta.

Todo el fragor de la lucha por la existencia, el florecimiento de la vida, la muerte y la posterior esperanza por la resurrección, fueron sacados a luz por cada uno de los intérpretes.

La Orquesta Filarmónica de Santiago, haciendo gala de un sonido de primer orden, impecable afinación y musicalidad, bello sonido en cada uno de los instrumentistas a solo, formidable el diálogo con aquellos que tocan desde fuera del escenario, fraseos y articulaciones de extrema sensibilidad, además de magníficos contrastes dinámicos.

Orquesta, Coro, Evelyn Ramírez, Verónica Villarroel, dirigidos por Rani Calderon. foto Patricio Melo
Orquesta, Coro, Evelyn Ramírez, Verónica Villarroel, dirigidos por Rani Calderon. foto Patricio Melo

Podríamos señalar una enorme cantidad de detalles, algunos de los cuales llegaron a conmocionar.

El primer movimiento fue lleno de detalles en sus contrastes dinámicos y de carácter, con extrema claridad en la exposición de temas y voces.

Gracia y finura, en su carácter popular, fue el segundo, con espléndidas cuerdas y maderas, tanto como el canto de los chelos y el posterior pizzicato en su diálogo con flautas.

A los valores anteriores, se suma en el tercero, el contraste entre lo severo y lo popular, que en Mahler irrumpe a veces con inusitada fuerza, y que puede ser interpretado muy cerca de lo vulgar, Calderon lo dosificó musicalmente.

El cuarto Urlicht (Luz primigenia) con un texto del Cuerno mágico de la juventud, es entregado a la voz de la mezzosoprano, consideramos que Evelyn Ramírez  lo cantó con excepcional fervor, ajustadísima al texto, y extrema emocionalidad, la orquesta brindó el sustento preciso, estupendo el oboe en su diálogo con la solista.

El apoteósico final. foto Patricio Melo.
El apoteósico final. foto Patricio Melo.

El cuarto, que incluye la lucha antes de la muerte, y los llamados a la resurrección, requieren de la participación de una soprano, en este caso, una muy expresiva y en estilo preciso Verónica Villarroel, que se suma a la mezzosoprano, también la de un poderoso coro, rol para el que está más que preparado el magnífico Coro del Teatro Municipal, que dirige Jorge Klastornick, que cantó musical y expresivamente, haciendo gala de bellos contrastes y estupenda fonética.

Rani Calderon agradece las ovaciones. foto Patricio Melo
Rani Calderon agradece las ovaciones. foto Patricio Melo

Los atronadores aplausos, vinieron a premiar la excelencia de la versión, encabezada por Rani Calderon.

Gilberto Ponce. (CCA)

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