EMOCIONANTE RÉQUIEM DE MOZART EN LA UC.
En uno de los convenios de mayor significado artístico, se ha convertido el firmado entre el Teatro Del Lago de Frutillar, y la Pontificia Universidad Católica, pues ha permitido presenciar en la capital, algunos de los más importantes espectáculos presentados en ese importante centro cultural del sur del país.
Es así, que como parte de los Conciertos de Semana Santa, la Orquesta y Coro Academia Internacional Teatro Del Lago, han presentado en los últimos años, conciertos de la más alta jerarquía, y en este este 2015, presentaron ante una expectante concurrencia, que repletó el Salón Fresno, del Centro de Extensión UC. un programa que culminó, con una estupenda y emocionante versión del Réquiem en Re menor. KV 626 de Wolfgang Amadeus Mozart.
Como bien se sabe, el conjunto coral e instrumental, está formado con jóvenes que postulan desde diversas partes del mundo, para un trabajo conjunto en Frutillar, programa supervisado, por grandes maestros internacionalmente reconocidos, que prepararán finalmente un concierto, dirigido por otro maestro invitado, en esta ocasión fue el notable Roland Bader, de reconocida trayectoria internacional, mientras que la preparación del Coro le correspondió a Robert Göstl.
El programa de dos partes, tuvo en la primera una bellísima versión de la Sinfonía Nº 8, llamada Inconclusa de Franz Schubert, permitiendo desde sus primeros compases, apreciar un hermoso sonido instrumental, preciso balance y expresivo fraseo, para una versión que calificamos de sensiblemente emocional, destacaremos la forma en cada familia o instrumento, transformaron en “canto”, cada una de sus frases.
El concepto de Bader, se transmitió poderosamente a los músicos que respondían a cada uno de sus gestos e indicaciones, para marcar rubato, o sutiles cambios de pulso y dinámica al reexponer el tema central, o bien para provocar el arco expresivo en la progresión dramática.
Es preciso destacar, el sobresaliente desempeño del oboe y el clarinete , en medio de la excelencia general.
Sorprendió al inicio, el tempo liviano y ágil, del segundo movimiento, llevado muchas veces bastante solemne y lento; pero esta aproximación se acerca muy bien, a lo marcado por Schubert; “andante con moto”, permitiendo destacar mejor los diálogos entre instrumentos, como aquel del oboe y clarinete con las cuerdas; Bader enfatiza contrastes y articulaciones, con sorprendente perfección, a su vez las melodías cantabile, fueron transformadas en un verdaderos lieder, el enfoque, fue exitoso de principio a fin, logrando la más entusiasta respuesta del público.
Luego el Coro, cantó a capella, bajo la dirección de Robert Göstl, obras de Felix Mendelssohn, Giuseppe Verdi y Johannes Brahms.
No cabe duda, que Göstl, es un gran maestro preparador, no obstante creemos que su gesto al dirigir al coro, es demasiado blando, por lo que las versiones, tienden a resultar bastante planas, sin extraer la máxima capacidad de sus cantantes.
Creemos que su mayor éxito, lo consiguió con el coro femenino, en el fragmento del Oratorio Elías de Mendelssohn, en una versión de gran transparencia, de conmovedores piano.
Las dos partes de las Piezas Sacras de Verdi, plantearon varias dudas, en particular, en cuanto a estilo, al ser llevadas como si se tratar de polifonía renacentista, aunque es justo reconocer, que el Ave María, fue más logrado.
El Motete de Brahms, se inició un tanto débil, creemos que faltó un mejor desarrollo de las voces, no obstante, la sección final, fue un logro, en cuanto a expresividad.
Finalizaron con una memorable versión del celebérrimo, Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart, que mostró definitivamente la solvencia de Roland Bader.
En más de alguna ocasión hemos planteado, que gran parte del éxito de una versión, radica en el total conocimiento y claridad de enfoque, que el director tiene de una obra; es en este aspecto, en el que Bader, con su talento, obtiene un resonante triunfo.
Logró que el Coro, de estupenda preparación, rindiera al máximo de su capacidad vocal y expresiva, consiguiendo el mismo resultado, del solvente cuarteto solista, que en el más perfecto estilo abordó la obra.
La soprano Paulina González, dio nuevamente cuenta de su bellísima voz y musicalidad, destacando en sus fragmentos del comienzo y final; Ana Navarro, que cuenta con una bella voz, cantó muy en estilo, aunque en algunos momentos, su voz fue un tanto insuficiente. Alexis Sánchez el tenor, que está desarrollando una interesantísima carrera, puso su hermoso timbre al servicio de una obra, triunfando plenamente, su participación en el Benedictus, fue notable; el bajo venezolano Iván García, mostró su poderoso timbre en el Tuba mirum, siendo posteriormente, el sustento indispensable, en las partes concertadas.
El balance, así como los fraseos, que Bader consiguió del cuarteto solista, realzó cada una de sus intervenciones.
El juvenil Coro, conoció solo triunfos, en total estilo, impecable afinación, articulaciones perfectas, con fraseos que destacaron lo principal en las fugas, otorgando además el dramatismo justo en otras secciones; su manejo dinámico, mostró además poderosos forte, y emocionantes piano.
Debemos hacer notar particularmente, la solemnidad del Introito, la expresividad del Kyrie, la potencia del Dies Irae, la progresión dramática del Rex tremendae, los elementos descriptivos del Confutatis, tanto como el emotivo Lacrymosa, en el que Bader, se dio el lujo de interrumpir en el compás ocho, que fue hasta donde Mozart, escribió completamente, consiguiendo un efecto emocional sobrecogedor, luego, volvió al inicio del número, para continuar hasta el final.
Llamaron la atención asimismo, los musicales contrastes del Domine Deus y el Hostias, la potencia expresiva del Sanctus y toda la sección final, que concluye, con la magnífica fuga, que arrancó ovaciones del público.
La orquesta, complemento ideal, por sonido, musicalidad, manejo de frases y diálogos, además de mostrar un balance impecable.
Un concierto, que se convertirá en uno de los eventos musicales del presente año.
Gilberto Ponce. (CCA)