NEW YOK CHAMBER SOLOIST Y RACHEL BARTON PINE.
En el marco de la Temporada Internacional Fernando Rosas, que organiza la Fundación Beethoven, se presentó en el Teatro Municipal de Las Condes, el conjunto de cámara New York Chamber Soloist, junto a Rachel Barton Pine la afamada violinista, a quien habíamos conocido, cuando debutó con la Sinfónica de Chile, en un concierto deslumbrante.
El programa abarcó autores de diversas épocas, con obras para conjunto solo, y dos obras con violín solista, y del que por razones, que escaparon a nuestro intención, solo escuchamos desde la segunda obra, la Sonata para cuerdas Nº 3 de Gioacchino Rossini, perdiéndonos la Obertura de la Música del Agua de Haendel.
En la Sonata de Rossini, mostraron además de hermoso sonido, el carácter propio de una obra escrita por un adolescente de 12 años, que era la edad del compositor cuando fue escrita.
A lo largo de sus tres movimientos, se escuchan todo tipo de diálogos, a veces juguetones, pero en los que ya se atisba la genialidad de su escritura; llama la atención el rol de gran importancia, que Rossini asigna al contrabajo, que encontró en Tomoya Aomori, un excelente intérprete.
Luego Rachel Barton Pine, abordó con extrema musicalidad, el Concierto para violín y orquesta Nº 5, en La mayor, K. 219, llamado Turco de Wolfgang Amadeus Mozart.
Al bellísimo y musical sonido de la solista, se sumó estrictez estilística del acompañamiento, llamando la atención la solidez de los balances, y la forma de manejar los diálogos con la solista, quien asombró desde su casi alado ingreso, para luego “cantar” con su instrumento.
La cadenza fue interpretada con gracia y por supuesto con virtuosismo, para luego finalizar con el tutti, donde brillaron los contrastes.
El segundo movimiento mostró bello sonido orquestal, y las secciones en las que interviene la solista, destacaron por la delicadeza de los diálogos, tanto como en sus progresiones dinámicas, aquí la expresividad clásica de Rachel Barton Pine, terminó por caracterizar esta parte.
El Allegro final, que otorga el nombre al concierto -por su sección central-, fue entregado con carácter lúdico pero elegante en su primera parte, con sensibles diálogos, mientras que la sección central, mostró estupendos contrastes, con notable manejo dinámico, que permitió a la solista desarrollar todo su virtuosismo; al volver al tema inicial, la violinista se permitió, como es lícito hacer, realizar pequeñas variaciones, que lo enriquecieron.
Las merecidas ovaciones, llevaron a que Rachel Barton Pine, ofreciera dos encore, primero variaciones sobre Yankee doodle, que mostró un virtuosismo diferente, y posteriormente un Paganini que dejó a la concurrencia casi sin aliento, por sus sobrehumanas dificultades, resueltas en forma extraordinaria.
La segunda parte se inició en el Rondó para violín y cuerdas en La mayor de Franz Schubert, que fue interpretado en algunas secciones, como si fuera un lied con ornamentaciones, la segunda parte, se acercó a la gracia de las contradanzas propias del romanticismo; el virtuosismo sereno requerido, llevó a Rachel Barton Pine a mostrarse como en la intimidad de una schubertiada, contando con el perfecto acompañamiento de la orquesta.
La orquesta, ahora con dos oboes y cornos, interpretó finalmente la Sinfonía Nº 29 en La mayor, K. 201 de Wolfgang Amadeus Mozart, obra posee dificultades serias, para hacerla sin director, no obstante, el conjunto triunfó plenamente, por la precisión en ataques y cortes, sorprendente manejo de los contrastes dinámicos, tanto como en fraseos y articulaciones de gran finura. La textura sonora de las cuerdas, con oboes y cornos fue de gran belleza.
Quisiéramos destacar lo íntimo del segundo movimiento, el manejo gracioso de contrastes en el tercero, y la sutileza elegante del trío.
En un leggero juego de contrastes, convirtieron el Allegro con spirito, que finaliza la sinfonía, en una versión en el más ajustado estilo.
El encore que vino, ante la insistencia del público, fue una virtuosa versión del último movimiento del Divertimento en Re, del mismo Mozart.
Gilberto Ponce. (CCA)