ORQUESTA SINFÓNICA DE BOSTON.

El concierto comenzó con una enérgica versión de la Obertura Oberón de Carl María von Weber, permitiendo a Nelsons, mostrar los enormes talentos de sus músicos, poniendo énfasis en la claridad, transparencia y energía de la obra, logrando que los solistas, lucieran en varias secciones, toda su potencialidad.

Nadie puede negar que esta orquesta sigue siendo una de las mejores del país. Siempre fue una orquesta alerta a las indicaciones, sólida y musicalmente talentosa desde un principio siguiendo las enseñanzas de su director y maestro, Serge Koussevitzky, las que todavía perduran.

Si ha habido algo bien consistente en su historia musical, es precisamente la permanente calidad de este instrumento, que a través de los años no cambió, incluso cuando estuvo bajo la patética dirección de Seiji Ozawa, que comenzó muy bien, pero avanzando el tiempo, sus interpretaciones perdieron chispa y vitalidad, aunque jamás su precisión y transparencia.

Continuó con la 8a Sinfonía del alemán, Hans Werner Henze (1926-2012) que en sus tres movimientos pretendía representar algunas reacciones y características, de los protagonistas de Sueño de una Noche de Verano.

La historia de este señor, musicalmente hablando, nunca fue de mucha consistencia, experimentó con todos los estilos musicales de su época, serialismo, atonalismo y extrañas orquestaciones, sin que su música se pueda identificar como de un u otro estilo.

Esta obra, escrita en 1993 fue comisionada por esta orquesta, cuando su autor estaba en la cima musical europea. En esa época traté de familiarizarme con todas sus obras mayores, las 9 sinfonías, conciertos de música de jazz y combinaciones instrumentales poco comunes.

Mi opinión al revisitar esta obra, sigue siendo, que su autor parecía estar escalando hacia una cima musical, mostrando tener el talento para llegar a una de esas cumbres, pero, sin llegar jamás. Su música es ahora raramente interpretada, apareciendo solo en despliegues mas esotéricos que musicales. Aquí no hay nada, que siquiera recuerde algo de la obra de Shakespeare, llena de melodías que no llegan a ninguna parte, usando atonalismo como para choquear al oyente, más que para seguir alguna progresión musical. El estilo tiene una cierta semejanza a la música de Stravinsky, y a la de Boulez, pero solo atisbos.

Tan errático es el discurso musical, tanto en lo melódico y rítmico, que al concluir la obra, uno no recuerda absolutamente nada de ella, ni siquiera una impresión. La versión, pareció eficiente y precisa, pero eso, no le pudo dar un valor que no tiene, ya que intrínsicamente es música insulsa y estéril.

El concierto concluyó con la presentación supuestamente «completa», de la música incidental que Mendelssohn escribió para la obra de Shakespeare, Sueño de una noche de Verano.

Digo supuestamente, porque el concierto habría resultado enormemente largo, si hubiesen presentado la obra, tal como la escribió Shakespeare, con las ocasionales introducciones de la música de Mendelssohn. Ahora se presentó la partitura completa escrita por el autor, editando largas secciones del texto, para la versión de concierto. Aún así, le agregaron toques teatrales, como parte de las cartas que Felix escribiera a su hermana Fanny, al quien adoraba y admiraba, en ellas el autor le expresa algunas descripciones de sus propósitos.

Las partes vocales fueron interpretadas por solistas y niños que recitaban y cantaban el texto de acuerdo a lo escrito por el autor. El Coro, solistas y niños son parte de el elenco musical, que la orquesta mantiene como escuela para futuros profesionales y por ende, son desconocidos para el publico, mas allá de Boston. Todas las secciones musicales fueron musicalmente muy bien interpretadas con precisión, energía otorgándole un aire dramático al texto.

Personalmente, hubiese preferido que la obra la hubiesen interpretado como una suite, con las partes vocales, pero omitiendo los textos mismos, ya que pienso que, al incluirlos, le restó mérito a la parte musical restándole continuidad y progresión musical.

La presentación se realizó en Symphony Hall, la casa de este conjunto, edificio que cuenta con una notable acústica.

Carlos Miranda, desde Boston USA.