EL BANCH PRESENTA DOS NUEVOS COREÓGRAFOS.
Del mayor interés, fue el último programa presentado por el Ballet Nacional Chileno BANCH, debido a que permitió conocer el trabajo de dos nuevos coreógrafos, ambos integrantes de la compañía que dirige Gigi Caciuleanu.
Este hecho poco frecuente, es muy coherente con una compañía de carácter universitario como es el caso del BANCH; otro aspecto de interés, además de los valores artísticos de ambos trabajos, pertenece al ámbito humano, ya que ambos coreógrafos bailaron para el estreno del otro, reflejo del buen espíritu que existe al interior de la compañía.
Como se trata de “óperas prima”, y valorando sus evidentes aciertos, creemos que existen aspectos a sintetizar o mejorar, claro está, sin desconocer la potencialidad creativa mostrada por Cristián Contreras y Carolina Bravo, en Cuaderno de Composición y El Color del Cuerpo, sus respectivos trabajos.
Cuaderno de Composición, la coreografía de Cristián Contreras abrió la presentación, es una obra muy interesante, pero tal vez demasiado extensa, le falta síntesis, algunas secciones se alargan demasiado, así como la reiteración de algunos recursos hace perder el interés en algunas de las secuencias, otro punto que a nuestro parecer juega en contra, es la heterogénea música utilizada, ello le resta unidad, tornando disperso el contenido pues se pierde el necesario arco dinámico expresivo.
Es como si se tratara de una presentación de diversos mundos sin conexión, donde solo en algunos casos se produce una feliz interacción entre música y danza, aunque debemos reconocer la interesante búsqueda en el lenguaje coreográfico.
Poco significativa es la presencia de la rueda metálica, no obstante el impacto producido con su entrada, al igual que las evoluciones del bailarín sobre ella, que termina siendo más acrobacia que danza, del mismo modo la escena con el cantante, no es mayormente significativa, ni en el personaje ni como coreografía, independiente del desempeño de los bailarines.
En contraste, el inicio con el desolado y confundido personaje al son de un tango, es de enorme fuerza, tanto como el de las mujeres con sus carteras, que se multiplican en la solemnidad angustiosa de sus movimientos, provocando con ello una fuerte impresión; del mismo modo consideramos notables los números masculinos, y la gran coherencia entre música y danza en los dos fragmentos con música de Bach.
Al no tener una progresión ni dinámica ni dramática, los ejes de interés se sustentan en la fuerza de cada parte, y como estas son de irregulares, la obra termina haciéndose demasiado larga.
Interesante el concepto escenográfico de Eduardo Jiménez y el vestuario de Carolina Vergara y María José Stuardo, pero al lumínico de Paola Moret le faltó más desarrollo.
El Color del Cuerpo, el trabajo de Carolina Bravo, es unitario y coherente en la intención, y al contar solamente con la música de José Miguel Candela, su hilo conductor es más claro, a ello contribuye la puesta en escena e iluminación de Cristián Reyes que es sutil y de notable belleza en sus juegos de luces y proyecciones, creando sugerentes y hermosas imágenes.
Su desarrollo cíclico, y el buen manejo de tensión-relajación, junto a interesantes progresiones de carácter dramático, hacen de El Color del Cuerpo, una obra que mantiene siempre la atención, sustentado en un estupendo trabajo coreográfico de importante exigencia para los bailarines.
Carolina Bravo hace un diestro manejo de los espacios, de los equilibrios visuales y de los contrastes expresivos.
Las tensiones y pulsiones que se manifiestan en el cuerpo, las trata con buen gusto; el erotismo y el juego se funden con finura, insertos en una sucesión de cuadros repletos de la energía que entregan solos, dúos y conjuntos.
Carolina Bravo muestra en este trabajo una gran intuición creadora, pues al parecer basa la coreografía en la potencialidad y características de sus compañeros bailarines, sin plantear exigencias que superen sus capacidades, mientras explota en magnífica forma sus múltiples condiciones; lo anterior explica muy bien la tremenda ovación al finalizar su presentación.
En ambos trabajos, la compañía ratificó su estupendo estado físico y disciplina, algo que se observa cada vez que se enfrentan a trabajos desafiantes y de interés como ocurrió en esta ocasión, por ello es que nos gustaría poder ver en un tiempo cercano otros trabajos de ambos artistas.
Gilberto Ponce. (CCA)