GLORIA LA NUEVA ÓPERA DE SEBASTIÁN ERRÁZURIZ.
Acoplándose a una tendencia mundial, en nuestro país también se están estrenando óperas nuevas, y afortunadamente con bastante éxito, en un género dado por muerto por muchos que no gustan de el, a pesar de ello, la ópera sigue gozando de buena salud, debido tal vez, a que en ella se conjugan tal cantidad de formas artísticas, que invariablemente terminan por atrapar a fanáticos y novatos, seducidos por argumentos y puestas en escena, que de alguna forma interpelan a los espectadores.
Al suceso que fue el año pasado “Renca, París y Liendres” de Miguel Farías (Premio de la Crítica 2012) se agrega ahora “Gloria” de Sebastián Errázuriz, autor de Viento Blanco, estrenada con gran éxito en la Temporada de Ópera del Teatro Municipal hace algunos años.
No podemos más que manifestar nuestra satisfacción al presenciar esta “Gloria”, que en formato de ópera de cámara, puede perfectamente presentarse en lugares tan dispares como teatros o gimnasios, con una gran puesta en escena y un argumento de enorme contingencia.
El libreto de Felipe Ossandón es inteligente, fresco y conduce bastante bien el desarrollo dramático, no obstante, pensamos que la sección final no ayuda al clímax musical, o tal vez a Sebastián Errázuriz le falta concretar de mejor forma esta solución clave; algo similar ocurrió en Viento Blanco, en que su postludio instrumental diluyó el efecto dramático, en este caso, la gran carcajada final de todos los cantantes y actores, es una excelente solución para la tragicomedia.
La música de Errázuriz es bastante ecléctica, y roza sin mayores problemas diversos estilos -entre ellos existe una alusión a Salomé de Strauss-, llegando sin complicaciones hasta lo popular, y esto tal vez, se convierta en uno de los polos de atención en las nuevas audiencias; no obstante creemos que sobre todo en la segunda parte, no existe una progresión musical clara, y la obra se estanca un poco, cuestión salvada estupendamente por la régie y la puesta en escena que incluye la visualización del rating televisivo.
Los cinco personajes, cuentan con algunas arias, de carácter cercano a la música popular, así como dúos y algunos concertatos, entre ellos un jingle de gran efecto; la instrumentación posee indudables valores, acentuando en algunas secciones el sentido dramático, y pensamos que la dirección musical de Errázuriz es bastante certera, mucho más que sus pequeñas intervenciones en la régie.
El puntilloso trabajo previo fue evidente en la concertación precisa de instrumentos, cantantes, actores y bailarines, debiendo destacarse el gusto mostrado por cada uno de los participantes en la obra.
Soberbia la régie de María Izquierdo, de una originalidad e inteligencia, que hacen pensar que bien podría continuar en esta línea en el campo de la ópera, transita desde el franco humor, al drama, con buen gusto y coordinando diestramente a todos en el escenario.
Destaca por sus contrates el vestuario de Loreto Monsalve, muy acertada la escenografía e iluminación de Cristián Reyes, tanto como las inteligentes coreografías de Francisca Sazie.
Constanza Dörr, encarnó a Gloria la gran estrella internacional que vuelve a Chile, para participar en SDQ (Se dice que) programa de farándula que buscará ventilar su pasado; lo hace con estupenda actuación y vocalmente muy bien, aunque desde el punto de vista vocal, su parte no es muy exigente.
El gran comediante y cantante que es Patricio Sabaté, se mueve a sus anchas como Aníbal conductor de programa, cambia de carácter y vocalmente, según sea la secuencia, “al aire” o en la vida real; su pareja televisiva es Cristina, que canta y actúa muy bien Claudia Godoy, sospechando siempre una antigua relación de su esposo con Gloria.
Pedro Espinoza interpreta a Ramón, ejecutivo inescrupuloso del canal que no duda en dejar en evidencia “trapos sucios” para subir el rating, es detestable como personaje, pero estupendo como cantante y actor, Claudia Pereira es Cynthia la detonante del problema, muy buena actriz, vocalmente impecable cuando canta piano o mezzoforte, pero con volumen excesivo en los forte.
Los once instrumentistas no solo tocan muy bien, también intervienen con gracia en algunas coreografías, el complemento final está a cargo de una bailarina y tres actores, como la maquilladora, un estilista y dos camarógrafos, algunas de cuyas imágenes se proyectan, acentuando los rostros de los participantes en el programa.
Creemos que es difícil salir defraudado de esta producción, que podrá sufrir algunas objeciones, pero su resultado general es ampliamente satisfactorio, incluyendo una impecable producción, en este nuevo trabajo lírico de Sebastián Errázuriz.
Gilberto Ponce. (CCA)
A diferencia de Viento Blanco, este es un libreto pasajero y que no perdurará en el tiempo. Viento Blanco es una ópera cuyo libreto y trama, hacen que esta excelente ópera pueda ser presentada en el tiempo; ahora o en 100 años más; pero el libreto de Gloria que se refiere a un programa de TV llamado SDQ, y referido a nuestros conocidos SQP o SAV; me hace pensar que en 50 años, este libreto y esta trama no tendrán sentido. Bien por ahora; pero las grandes óperas perduran en el tiempo; y creo que en este aspecto Viento Blanco tiene todas las de ganar.