CASCANUECES INCOMBUSTIBLE EN EL MUNICIPAL.
Es una tradición y no solo en nuestro país, resultando casi inconcebible que llegada la Navidad no se presente Cascanueces el ballet que con música de Piotr Ilich Tchaikovsky arrasa con los públicos de todas partes del mundo, el que se presenta con diversas coreografías y en variados formatos.
Sin duda su magistral partitura y la simple pero directa historia navideña seguirá encantando no solo a los más pequeños, pues los adultos gozan tanto como los niños las aventuras de Clara y su hermano Fritz, que no solo se limitan solo a la fiesta familiar, pues continuará con una batalla entre soldados y ratones para llegar finalmente hasta los Reinos de la Nieve, de las Flores y Confites.
El Ballet de Santiago repone desde hace varios años la coreografía de Jaime Pinto, que otorga a la figura de Drosselmeyer el hilo conductor de la historia, mientras que al cuerpo masculino un gran protagonismo.
En esta oportunidad Pinto incorporó algunas variables coreográficas menores, pero tal vez lo más relevante en esta ocasión, es el hecho que en la escena de los Copos de Nieve participó tal como está escrito en el original, un coro de niños.
Sin ánimo de restar mérito al trabajo de Jaime Pinto, pensamos que en consideración al alto nivel de los solistas de la compañía, podría revisar algunas de sus partes complejizándolas más para otorgarles mayor brillo.
La hermosa escenografía que complementa el bello vestuario, pertenecen a Pablo Núñez, mientras que la acertada iluminación de Ricardo Castro cierra el círculo virtuoso en los numerosos cambios de escena.
La Orquesta Filarmónica de Santiago fue conducida por Pedro Pablo Prudencio, quien logró momentos de gran belleza sonora, pero al menos en la función de estreno se produjeron algunos desajustes leves en algunos fragmentos de complejidad rítmica, no obstante creemos que es un excelente acompañante de los bailarines, respetando los pulsos de la partitura manteniendo con ello la tensión dramática.
Cecilia Barrientos fue la directora del Coro de Niños del Municipal de Santiago, que cumplieron estupendamente su cometido, voces timbradas, afinadas y musicales, merecían salir a saludar, tal vez después del primer acto donde cantan al final.
Un ballet como Cascanueces requiere de un gran elenco, debiendo incorporar niños en la fiesta navideña del primer acto, posteriormente un elenco de Soldados y Ratones en una gran batalla, para luego la escena de la nieve, copos (bailarinas) y espíritus invernales (varones). En el segundo acto se requiere de muy buenos bailarines para las danzas características de los reinos representados.
Es así que vimos sobre el escenario a integrantes de la Escuela de Ballet del Municipal de Santiago (Patricio Gutiérrez), muy certeros tanto en lo rítmico como en gracia corporal, incluidos un par de niños de muy escasos años.
Sin bien no aparecen consignados en el programa de mano, creemos importante destacar el trabajo de los jóvenes que bailan como Clara y Fritz, por lo certeros y gráciles de movimientos, mostrando con ello un promisorio futuro.
Los cinco roles principales son bailados en las numerosas funciones generalmente por tres elencos, nos correspondió ver el primer elenco, en el que Lucas Alarcón reemplazó a Rodrigo Guzmán que no bailó por lesión, Alarcón fue un expresivo Drosselmeyer, algo tenso al inicio, pero en el desarrollo se posicionó perfectamente del papel llenando el escenario en su interacción con los espíritus del inicio como con copos de la escena de la Nieve, haciéndolo naturalmente con Clara y Fritz y el resto de los invitados a la fiesta, tanto como con Cascanueces y el resto de los personajes; sus pas de deux fueron sólidos tanto como el pas de trois.
Cascanueces de José Manuel Ghiso se mostró elegante y sensible con Clara, como con las diversas reinas, y recio en la batalla, en una muestra del porqué ha llegado a ocupar el lugar que tiene en la compañía.
Alada y exquisita en sus movimientos estuvo la Reina de la Nieve a cargo de Romina Contreras, que sigue dando importantes pasos en su meteórica carrera, que la ha convertido en una de las favoritas del público, muestra de ello fue el espontáneo aplauso en su ingreso al escenario.
Katherine Rodríguez fina y elegante, mostró su estupenda técnica como la Reina de las Flores, tanto como Andreza Randisek quien dio amplias muestras de su talento y técnica como la Reina de los Confites.
Debemos señalar el suceso obtenido por los solistas de las Danza Rusa y Árabe, así como los de la graciosa Danza China, y la belleza de la Danza de la Flores.
Las larguísimas ovaciones, mostraron sin duda alguna que Cascanueces en un ballet prácticamente incombustible, que sigue y seguirá encantando a generaciones.
NOTA: El material fotográfico enviado por el Municipal, se remite solo a esos bailarines, por ello no fue posible incorporar fotos de Romina Contreras, Katherine Rodríguez y Lucas Alarcón, tanto como de las grandes escenas colectivas, nos disculpamos por ello.
Gilberto Ponce. (CCA)
Nuevamente me encuentro en una vereda opuesta respecto a las opiniones de este blog, al menos respecto a la dirección.
Pedrito Pablo Prudencio nuevamente demostró su brocha gorda, falta de matices y, en términos generales, mediocridad musical: si bien tuvo UN buen momento en la «Scène dansante» del primer acto, como contrapartida ofreció el más descafeinado «Pas de deux» que he escuchado (lamentablemente conozco suficientes malas versiones del Cascanueces como para poder afirmar lo anterior), así como la batalla más floja de los últimos años. En resumen: tiempo perdido.
Saludos!