ORQUESTA SINFÓNICA DE JERUSALEM EN LA BEETHOVEN.
En el sexto concierto de la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas de responsabilidad de la Fundación Beethoven, se presentó en el Teatro Municipal de Las Condes la Orquesta Sinfónica de Jerusalem dirigida por Yeruham Scharovsky, en un programa con obras de Lavry, Tchaikovsky y Brahms.
Se trata de una buena orquesta, que en esta oportunidad mostró en general buen sonido pero, durante el desarrollo del programa fueron evidentes algunos notorios desajustes de pulso, con irregular balance sonoro entre familias, así como ataques y cortes poco pulcros, algo atribuible al gesto no siempre claro de su director Scharovsky, no obstante creemos que en general predomina una clara musicalidad en el conjunto.
Abrieron la presentación con una breve y amable sección del Poema Sinfónico “Emek” de Marc Lavry, se trató de la “Danza Hora”, en una entusiasta versión que destacó por sus contrastes dinámicos, donde se realzó su carácter de baile popular.
Dejaremos para el final lo que consideramos en punto más alto de la presentación, el Concierto para violín de Tchaikovsky.
Finalizaron la presentación con la Primera Sinfonía en Do menor, Op. 35 de Johannes Brahms, que consideramos de resultados muy dispares, encontrándose secciones muy logradas y otras francamente confusas, en el primer movimiento creemos faltó continuidad y mejor balance entre familias.
El segundo descollaron los solos del oboe, clarinete y flauta; tenemos la convicción que el tercer movimiento “Poco Allegretto e grazioso” fue lo más logrado de la versión, por su continuidad y ausencia de incidentes.
En el cuarto destacaremos la musicalidad de las secciones cantábile.
Sin duda lo mejor del concierto fue la interpretación del bellísimo y complejo Concierto para violín en Re mayor, Op. 35 de Piotr Ilich Tchaikovsky, el que fue interpretado por Itamar Zorman, ganador de primeros lugares en varias competiciones internacionales, quien además tiene ya una interesante y expectante carrera internacional.
Zorman dueño de un sonido sólido y cálido, muestra además un fenomenal dominio técnico, llegando a convertir las complejas cadenzas en algo aparentemente fácil, disimulando de esta forma su enorme virtuosismo que es a la vez sobrio y eficiente.
Su extrema y sensible musicalidad contagia a los músicos que responden a sus fraseos, articulaciones y acentuaciones con nobleza, se agradece que el director cuidara el balance entre solista y orquesta, algún pequeño desajuste de la orquesta en las respuestas al solista, lo atribuimos al gesto algo nervioso de la dirección.
El segundo movimiento “Canzonetta”, observó hermosos diálogos entre el violín y algunos instrumentos a solo de las maderas, creemos que el solista logró en este movimiento cimas de expresividad.
El tercero permitió a Itamar Zorman desplegar todo su virtuosismo y musicalidad, en una exultante versión que fue ovacionada largamente por el público, a ello el solista respondió con un encore, se trató del “Largo” de la Sonata en Si menor de Johann Sebastian Bach, en una versión de extrema sutileza.
Creemos que la calidad del solista ameritaba que se incluyeran notas sobre él en el programa de mano.
Gilberto Ponce. (CCA)