ENTUSIASTA MISA DE SCHUBERT EN LA UC.
El Ciclo de Música Sacra, que anualmente organiza el IMUC, en el Templo Mayor del Campus Oriente, presentó en su segunda jornada, la Misa en La bemol mayor de Franz Schubert, siendo sus intérpretes, el Coro de Cámara UC dirigido por Mauricio Cortés, el de Estudiantes UC conducido por Víctor Alarcón, junto a la Orquesta de Cámara UC, y los solistas Andrea Aguilar soprano, Sofía Pollak contralto, el tenor Rodrigo del Pozo y el bajo Eduardo Jahnke, todos bajo la dirección general deDavid Núñez.
Núñez, que es el concertino de la orquesta, debió reemplazar a Jaime Donoso, que por razones de fuerza mayor, no pudo hacerlo.
Por ello es bastante meritorio, su desempeño, al haber asumido una responsabilidad, que no desempeña habitualmente.
En líneas generales, al conocer muy bien a sus músicos -alumnos estudiantes-, pudo realizar un trabajo bastante sólido, con escasos accidentes, estos se redujeron a ciertas descoordinaciones de pulso, en algunos momentos, otro aspecto, que con seguridad atenderá en el futuro, será un mayor cuidado de los balances sonoros, dentro de la orquesta, y entre voces e instrumentos, como así mismo manejar los contrastes dinámicos, que en esta oportunidad, se mantuvieron en general forte.
Del mismo modo, en el futuro, se le podrá exigir, mayor rigor de estilo, ahora asumimos en justicia, que salvó muy bien la emergencia.
Fue evidente, que esta aventura como director de una obra tan grande, entusiasmó de tal medida a Núñez, que a veces dejaba fluir la música, marcando para sí los pulsos, y si no ocurrieron accidentes, fue debido a la concentración de los intérpretes, que dieron lo mejor de sí mismos; independiente de las consideraciones, el resultado total, tiene que tener muy satisfecho a Núñez, porque la interpretación la consideramos un éxito.
Los Coros de Cámara y de Estudiantes –en esta oportunidad, con menos integrantes el de estudiantes-, cumplieron una gran labor, de bastante madurez, hermosa línea de canto, y voces en general timbradas, aunque aún falta color, en la cuerda de bajos, pero en el total, se logró un señalado éxito.
Si los forte de la orquesta, hubiesen sido más medidos, sus voces habrían lucido mejor.
Los solistas, cumplieron en forma muy profesional; la soprano Andrea Aguilar, cantó con gran musicalidad y bella voz, no obstante, en muchos pasajes no supo medir su caudal de voz, que se presta muy bien para la ópera, su Benedictus fue notable.
Sofía Pollak, la contralto, no tiene partes que le permitan lucimiento, no obstante su desempeño fue certero, expresivo y musical.
El tenor Rodrigo del Pozo, quien no posee un gran volumen de voz, debió luchar, con la gran sonoridad instrumental, para lucir su profesionalismo y musicalidad.
Eduardo Jahnke, el bajo, manejó muy bien su enorme voz, afiatándose con musicalidad con el cuarteto y el coro, en cada una de sus intervenciones.
El Benedictus, con coro fue uno de los grandes momentos de la obra.
Esta presentación, señala claramente la necesidad, que estos conjuntos universitarios, tengan los tiempos justos, para poder internalizar y madurar, algunas de las desafiantes obras que abordan; cuando escuchamos esta obra, en diciembre pasado, era evidente, la falta de tiempo para madurar, en particular en la orquesta, que evidenció un conocimiento superficial de la partitura, algo similar ocurrió con un número importante de integrantes del Coro de Estudiantes, aspectos que en esta oportunidad, fueron ampliamente superados.
Gilberto Ponce. CCA