MÚSICA SACRA EN EL CAMPUS ORIENTE.

PETITE MESSE SOLENNELLE DE ROSSINI EN LA UC.           

Sin duda es una de las obras más originales de la Historia de la Música, escrita hacia el final de vida de Gioacchino Rossini, luego de una largo silencio de casi 40 años, pues se había retirado en la cúspide de su carrera, simplemente para gozar de la vida.

Esta obra junto a su famoso Stabat Mater, son las más importantes de este período, y fue escrita para una inusual combinación; dos pianos, armonio, cuarteto de solistas y coro, y aunque su título diga “pequeña”, ello es una verdadera ironía, pues dura cerca de 80 minutos.

Gioacchino Rossini. foto medici
Gioacchino Rossini. foto medici

Otra de sus características, son las grandes dificultades para los solistas, el coro e instrumentistas, respondiendo en cuanto a estilo, al lírico, no en vano el mismo Rossini escribió a manera de epígrafe de la obra, una carta a Dios, en que se disculpa, si la obra le parece demasiado opulenta u operática, justificando que es su forma de componer, aunque jamás debería dudar de sus intenciones religiosas.

Estos comentarios explican algunas de las apreciaciones en relación al concierto que se ofreció en el Campus Oriente UC. en el marco del X encuentro de Música Sacra; en su interpretación participaron el Coro de Cámara UC, junto a la soprano Amalia Montero, la mezzosoprano María José Uribarri, el tenor Rodrigo del Pozo y el bajo Esteban Sepúlveda, acompañados por los pianistas Mario Alarcón y Mario Lobos, contando con Verónica Sierralta en armonio, todos bajo la dirección del talentoso Mauricio Cortés.

Mauricio Cortés. foto emol
Mauricio Cortés. foto emol

La versión fue de menos a más, pues su inicio fue extremadamente formal, casi fría e inexpresiva, pero en la segunda, las cosas mejoraron notablemente.

Uno de los aspectos que incidieron a nuestro juicio, en que la versión no resultara lo suficientemente unitaria, fue el que los solistas, no fueran dirigidos por Cortés, por lo que algunas de las arias, tuvieron resultados dispares y en estilos a veces diferentes, ello fue clave en el traspié ocurrido en el Crucifixus, donde la soprano y el pianista mantuvieron  errático pulso, desperfilando el aria.

El desempeño de los pianistas fue desigual, con algunos tropiezos en los concertados, en particular en la dos complejas fugas, Mario Alarcón acompañó con suerte dispar algunas de las arias, siendo en general poco expresivo, no obstante tuvo un gran desempeño en el Preludio religioso, que tocó expresiva y bellamente, acentuando esa especie de homenaje a Bach que lleva implícito.

Coro de Cámara UC, en otra presentación. foto visionescriticas
Coro de Cámara UC, en otra presentación. foto visionescriticas

Mario Lobos fue más certero, aunque pudo ser más expresivo en el dúo de soprano y contralto, pero en ambos encontramos que los enlaces entre las arias y los coros –una particularidad muy propia de esta misa- no prepararon la secuencia siguiente, al ser tocados de manera casi independiente del resto.

Verónica Sierralta fue tuvo buen acompañamiento en armonio, pero  le faltó mayor rigurosidad en el pulso y destacar más algunas frases, donde complementa algunas melodías del coro.

Amalia Montero. foto visionescriticas
Amalia Montero. foto visionescriticas

La soprano Amalia Montero, mostró en todo momento su bello timbre, aunque creemos que pudo ser más expresiva, no olvidemos el carácter operático de las arias, su debilidad en el Crucifixus, se debió al pulso errático de Alarcón, algo que no se compuso durante todo el fragmento, no obstante se reivindicó plenamente en el O salutaris hostia, del final, cantado bellamente.

María José Uribarri, no explotó en su totalidad el hermoso material que posee, en particular debido a lo poco expresivo de su canto, viéndose algo insegura, pero es preciso reconocer que su gran éxito estuvo en el Agnus Dei final.

El bello y emotivo Qui Tollis, que cantan ambas fue demasiado plano.

Rodrigo del Pozo. foto elnaveghable
Rodrigo del Pozo. foto elnaveghable

Rodrigo del Pozo, el tenor especialista en barroco, cantó muy cuidadosamente su aria Domine Deus, con hermoso timbre y gran musicalidad, pero Rossini exige mucho más volumen y carácter lírico, en una de las partes más difíciles de la obra.

Esteban Sepúlveda el bajo, que asumió muy a última hora el compromiso, estuvo muy débil, por ello algo inseguro, su gran aria Quoniam tu solus sanctus, fue plana e inexpresiva, a su favor diremos que el acompañamiento en piano, no fue el más adecuado.

Las partes en cuarteto fueron en general homogéneas, siendo lo más logrado el Sanctus y Benedictus, que cantan con el coro.   

El Coro de Cámara UC, cuyo director es Mauricio Cortés fue sólidamente preparado, destacando las voces de la cuerda de tenores, de hermoso timbre y gran musicalidad, los bajos igualmente mostraron gran seguridad y timbradas voces, las voces femeninas poseen bello material, pero su timbre sonó a ratos como voces blancas.

Caricatura de Rossini. foto extremista
Caricatura de Rossini. foto extremista

Las fugas, fueron con carácter, pero al aumentar peligrosamente la velocidad en la del Credo, perdió claridad en el pulso, el Sanctus y el Agnus Dei, fueron memorables.

En todo caso se agradece la oportunidad de escuchar esta obra, que pocos grupos se atreven a trabajar, y sin duda, si esta misa se presentara en más oportunidades, se lograrían resultados excelentes, porque se lograría mayor madurez, y Mauricio Cortés podría conseguir sus musicales propósitos; es lo injusto de preparar algo tan complejo, para ser cantado en un solo concierto.

Gilberto Ponce. (CCA)

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