LIGETI y BARTOK EN TEMPORADA DE CÁMARA UC.
La Temporada de Cámara del IMUC, que se desarrolla en el GAM, ha tenido como valor agregado, dar a conocer una gran cantidad de obras contemporáneas, en versiones de gran valor musical.
En esta oportunidad, se escucharon obras de los compositores húngaros Bela Bartok y György Ligeti, lo que no deja de ser una coincidencia afortunada, pues se trata, de dos de los más grandes compositores del siglo XX, nacidos en ese país.
De Ligeti se escucharon primero sus “Tres piezas para dos pianos” cuyos intérpretes fueron Edith Fischer y Jorge Pepi.
La obra es una especie de síntesis de los recursos de su autor, utiliza un hábil uso del ritmo y la superposición melódica, si se puede llamar así.
Se inicia con un juego sobre una sola nota en octavas, que se dispersa sutilmente en cuanto al ritmo, y paulatinamente se abre a una suerte de abigarrada polifonía, con apenas unos esquicios melódicos, en la primera de ellas se concluye con un stretto, que finaliza en pianísimo en las notas agudas. La segunda, presenta algunas secciones con notas descendentes ampliando el rango sonoro, fundiendo la sonoridad de ambos pianos.
La tercera es la más melódica, aludiendo al impresionismo, con un juego de acentos que pueden marcar un concepto melódico.
De la versión, nos habría gustado que los distinguidos pianistas, hubieran realzado con más fuerza los contrastes dinámicos, aspecto que habría vitalizado la interpretación, sin dejar de reconocer, las extraordinarias dificultades de la obra.
Luego, se escuchó una de las más importantes obras de cámara de Bela Bartok, nos referimos a su “Sonata para dos pianos y percusión”, en la que además Edith Fischer y Jorge Pepi, intervinieron en percusiones, Gerardo Salazar y Carlos Vera.
En la versión prevalecieron los aciertos, sobre todo en algunas de las progresiones y en el afiatamiento de los cuatro intérpretes, algunos pequeños desfases en el primero de los movimientos, no le restó para nada, valor a la versión.
Destacaremos la secuencia que conduce al final del primer movimiento, desde el “pianísimo” hasta el clímax.
Mágico fue el carácter logrado al inicio del segundo, tanto como la forma de destacar timbres en los diversos diálogos.
Logrado fue el carácter popular del tercero, con sus alusiones irónicas, esta parte exige de una gran precisión de todos los intérpretes, para la gran cantidad de cambios de pulso, que fue plenamente logrado por los intérpretes.
El público no escatimó aplausos.
El concierto finalizó con el “Concierto de Cámara para trece instrumentistas” de György Ligeti. En ella tocan los trece instrumentistas, pero algunos de ellos interpretan incluso hasta tres, por lo que los colores y timbres que se logran, son muy variados.
Aliocha Solovera, que dirigió, ha demostrado desde hace tiempo, que es un experto en este tipo de música, campo en el que se mueve con gran solvencia; en esta oportunidad lo corroboró una vez más.
Las cuatro partes en que se divide, muestran secciones contratantes de tensión-relajación, así como los clásicos bloques sonoros, sugerentes y atmosféricos en su abigarrada estructura.
No podemos dejar de reconocer, que algunos momentos recuerdan algunas obras de otro grande, Penderecki.
Solovera, manejó con mano precisa y sensible al profesional ensamble, buscando acentuar contrastes dinámicos y de carácter, por lo que la versión resultó en extremo atractiva.
Un aporte real al conocimiento de nuevas obras, realizadas a un gran nivel artístico.
Gilberto Ponce. (CCA)