LAS MIL VOCES DE LA UC.
Cuando el Rector Ignacio Sánchez, agradeció a quienes participaron en uno de los actos de celebración de los 125 años de la Pontificia Universidad Católica de Chile, señaló especialmente a Miryam Singer, quien fue la gestora del impresionante espectáculo titulado Las Mil Voces de la UC. que se realizó el domingo recién pasado en el gran hall del Centro de Extensión de esa universidad.
En el participaron el Coro de Cámara UC. dirigido por Mauricio Cortés, el Coro de Estudiantes, que dirigió Víctor Alarcón, el de Exalumnos y el de la Facultad de Medicina conducidos por Karin Friedli, el de Ingeniería a cargo de Eduardo Jahnke, quien además condujo las Secciones 3 y 10 de coros de alumnos, a ellos se agregaron los directores Paula Torres, Víctor Saavedra y Eduardo López, a cargo del resto de las 10 secciones de coro, interviniendo alumnos de las más variadas carreras de la universidad; junto a ellos intervino acompañando estupendamente las tres obras cantadas por todos, el Ensamble Instrumental UC.
Como primera reflexión, destacamos el valor que tiene para un estudiante universitario, el poder cantar algo de la mejor música escrita, con el indudable plus que significa para la universidad, contar con un programa que congregue en torno a la música a tal cantidad de jóvenes; y tal vez la más importante, lo emocionante que resultó el ver a esa enorme masa de cantantes, algo que fue más allá del homenaje a la universidad, transformándose en un himno al espíritu.
Cuanto mejoraría nuestro país, si este tipo de actividades se multiplicara, en los diversos estamentos de nuestra sociedad, no cabe duda que la inmensa mayoría desea asistir a estas instancias; por ello el recinto estuvo absolutamente repleto de personas de la más diversa condición, aplaudiendo a rabiar, para salir al final con el rostro trasuntando alegría interior.
Con gran fluidez se escucharon las 16 obras interpretadas, solo interrumpidas por los aplausos, cada coro fue iluminado de forma especial, y en un hermoso efecto, cuando lo hicieron todos juntos.
El programa se inició con el Himno a la Alegría de la Sinfonía Coral Nº 9 de Ludwig van Beethoven, cantado en español, con un arreglo instrumental de dudosa procedencia, que poco aportó al enorme entusiasmo con que cantó la gran masa coral, bajo entusiasta y energética dirección de Eduardo Jahnke.
Luego, y muy afinados la sección 2 dirigida por Víctor Saavedra cantó Tollite hostias de Camille Saint-Saëns, siguiendo el hermoso Jamaica Farewell, cantado con enorme gracia, y que dirigió en forma muy musical el joven Eduardo López a la sección 4.
Una obra compleja escogió Víctor Alarcón, para presentar la sección 5, se trata de Ave Virgo Gratia Plena del siglo XIV, que significó algunos problemas para los cantantes, que se mostraron poco afiatados, y cantando con voces demasiado blancas.
Laudate nomen Domini de Christopher Tye, que dirigió Víctor Saavedra, es una obra de gran belleza, que fue muy bien cantada en su polifonía por la sección 6, mostrando solo alguna debilidad de afinación en el final.
El famoso Ave María de Jacob Arcadelt, dirigido por Eduardo Jahnke, recibió una versión bastante plana, sin mayor progresión, aunque muy bien en lo vocal, de parte del Coro de Ingeniería y las secciones 3 y 10.
Muy emocionante resultó el famosísimo Va pensiero de la ópera Nabucco de Giuseppe Verdi, que cantaron todos los coros junto al Ensamble instrumental, que dirigió sensiblemente Víctor Alarcón.
La sección 8 que dirigió Víctor Saavedra, cantó luego en forma bastante inexpresiva, Ay triste que vengo de Juan del Encina.
Los Exalumnos de Karin Friedli cantaron después, con singular entusiasmo, un arreglo que no le hace justicia a La jardinera de Violeta Parra, el pulso no fue siempre preciso, y el balance fue desacertado.
El cautivo de Tiltil de Patricio Manns, dirigió enseguida Víctor Alarcón a la sección 7, mostró debilidad en las sopranos incidiendo en un balance vocal defectuoso, aunque debemos destacar el entusiasmo de los cantantes.
Un gran trabajo vocal se observó en la sección 9 que dirigió nuevamente Víctor Saavedra, al cantar el hermoso Pange Lingua de Zoltan Kodaly.
Karin Friedli volvió para dirigir ahora al Coro Facultad de Medicina, en un entusiasta y vivaz Standin in the need of prayer, un negro spiritual que cautivó al público.
La hermosa y compleja obra de Benedicto Croce, O Sacrum Convivium, dirigida por Víctor Alarcón al Coro de Estudiantes UC. mostró cuidadas voces, pero las líneas melódicas, se vieron en dificultades por el pulso poco claro.
Enseguida vino el que tal vez fue el punto más alto de la noche, se trata de Lacrimosa del Osún Réquiem de Calixto Álvarez, compositor cubano en el que se percibe un fuerte sincretismo, entre lo litúrgico católico en latín, y los rezos yoruba, en una mezcla de gran efecto y fuerza, este fue cantado por la sección 1, bajo la dirección de la maestra Paula Torres, con el estupendo solo de la soprano Jeannette Pérez, recibiendo una justa ovación.
El Coro de Cámara UC. de Mauricio Cortés, cantó en forma muy correcta y académica The battle of Jericho, en el que destacó el bello sonido de tenores y bajos.
El gran fin de fiesta, fue el Himno de la Pontificia Universidad Católica de Chile, cantado por todos los coros y el Ensamble Instrumental, bajo la dirección de Paula Torres.
Una tremenda iniciativa, digna de un gran aniversario.
Gilberto Ponce. (CCA)