MACBETH SIGLO XXI REINAUGURA EL MUNICIPAL.
La ópera volvió al Teatro Municipal, y lo hizo con uno de los títulos más queridos de las audiencias, nos referimos a “Macbeth” de Giuseppe Verdi, obra de arrolladora fuerza en la que la ambición y el crimen, son algunos de sus motores.
La puesta en escena (régie, escenografía, vestuario e iluminación) corresponde íntegramente a Hugo de Ana, uno de los artistas más completos y de mayor creatividad, que haya visitado nuestro país.
Bien se sabe lo escrupuloso que es en la consecución de sus objetivos, debido a que siempre sus propuestas tienen un sólido sustento teórico estético, con las que ha obtenido resultados de enorme éxito, no solo en este escenario, también en muchos de los más importantes teatros del mundo.
En este caso trasladó la acción a un lugar indeterminado, provocando desconcierto en muchos de los asistentes, acostumbrados a la Escocia del drama original de Shakespeare, de Ana fue un poco más allá en su concepción universal del drama, ubicándolo en un mundo a veces cósmico u onírico, transformando sus personajes en habitantes de diversas regiones o países.
Así es como vemos a los principales personajes masculinos, vestidos como héroes de dramas clásicos de Japón, o al pueblo oprimido, en lo que se podría asimilar a guerrilleros del Asia Central, si a lo anterior, sumamos que otros vestían a la usanza del drama original, la confusión es entendible.
Todo lo anterior, se encuentra inmerso en una extraordinaria y sugerente escenografía, que utiliza los medios más modernos a su alcance, a manera de ejemplo, el gigantesco espejo- pantalla, que además se transparenta otorgándole al escenario una profundidad y amplitud pocas veces vista.
Las proyecciones, muy bien graduadas y sugerentes contribuyen al ambiente surrealista de la propuesta, acentuando algunas acciones, como la del puñal para asesinar al rey, o complementando el asalto al castillo de Macbeth.
La acción se desarrolla en un gran plano inclinado, con rampas en varias direcciones y una gran escala que se ve solo reflejada en el espejo, la iluminación juega un papel decisivo creando atmósferas sugestivas.
En suma una puesta en escena muy atrayente, aunque tenga momentos desconcertantes, que se contrastan con aciertos como los del aquelarre de las brujas, con el sinfín de imágenes y figuras sugerentes, en la que los desnudos no están ausentes.
CANTANTES.
Carlos Almaguer, barítono mejicano abordó el rol de Macbeth, con voz potente, expresiva y bello timbre, aunque su actuación es poco convincente, Lady Macbeth, uno de los papeles más codiciados, lo cantó la soprano húngara Georgina Lukács, a su actuación más bien estática, agrega una voz poderosa pero irregular, sus agudos rozan la estridencia, tal vez responda a lo pedido por Verdi, en cuanto a que la voz debía ser desagradable, para encarnar al malvado personaje, pero en el estreno no logró convencer.
Woo-Kyung Kim, joven tenor coreano de hermosa y poderosa voz, triunfó plenamente con su línea de canto de gran expresividad, su aria como Macduff fue ruidosamente reconocida por los asistentes, Banquo fue cantado con prestancia por el bajo ruso Stanislav Shvets, el resto del numeroso elenco de comprimarios, lo hizo con profesionalismo y convincentes actuaciones.
El Coro del Teatro Municipal (Jorge Klastornick) en el nivel que se le reconoce, aunque las voces femeninas (brujas), debieron luchar a veces con una batuta no siempre clara
DIRECCIÓN.
A nuestro juicio, la dirección de Rani Calderon se encuentra muy alejada del espíritu verdiano, es demasiado fina, le resta protagonismo a la orquesta, no olvidemos que en las óperas de Verdi, la orquesta es “cómplice” de los cantantes y de muchas de las acciones, esto le restó emotividad y expresividad, incluso realiza desconcertantes cambios de tempo, que resultan a veces arbitrarios, solo en las secciones finales se adentró en el espíritu dramático de la obra.
Pensamos que su carácter no se aviene con este tipo de repertorio, que requiere de gran fuerza y dramatismo y no elegancia, que es algo que le sobra a Calderon.
Esta apuesta que llevó la modernidad tecnológica al escenario del Teatro Municipal, se puede considerar muy lograda, gracias a la inteligente y creativa visión de Hugo de Ana, aunque provoquen discusión, algunas de sus soluciones.
Gilberto Ponce (CCA)