HORACIO LAVANDERA INTERPRETA BEETHOVEN EN LA FUNDACIÓN BEETHOVEN.
La Fundación Beethoven culminó su “Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas”, presentando al joven pianista argentino Horacio Lavandera junto a la Orquesta de Cámara de Chile, dirigida por su titular Juan Pablo Izquierdo.
Este joven que se empina recién sobre los 25 años, abordó nada menos que los conciertos para piano N° 4 y 5 de Ludwig van Beethoven, tarea de gran envergadura para un joven de su edad, ya que no basta solo con una buena técnica, también es necesaria una cierta madurez, que haga sacar a luz muchas de las claves de ambos conciertos.
Lavandera es muy joven, no obstante con su talento es capaz de acercarse certeramente al espíritu de ambos conciertos, pero pesa su juvenil talento sobre la madurez del enfoque, esto no es una crítica, solo señala una característica.
En la interpretación del “Concierto N° 4 para piano y orquesta en Sol mayor, Op. 58” creemos que a Lavandera le faltó profundidad y lirismo, además pareció que su enfoque, no siempre estuvo de acuerdo con el de Izquierdo, sus pulsos fueron discordantes en varios pasajes, y el solista tendió a golpear algunos acordes.
El primer movimiento estuvo marcado por un cierto nerviosismo, en el breve segundo el espíritu entre solista y orquesta fue más bien divergente, el tercero mostró una mayor unidad de espíritu en la interpretación.
Un drástico cambio se produjo cuando interpretaron el “Concierto N° 5 en Mi bemol mayor, Op. 73”, pues desde el inicio fue evidente la fusión en el enfoque.
En Horacio Lavandera apareció una pasión desbordante, con sentido claro de las progresiones, espléndido manejo dinámico, replicado estupendamente por la orquesta, que realizó fraseos musicales, contrastes de volumen y carácter.
En el solista, la técnica de gran nivel que posee, se puso al servicio de la interpretación, contando en ello con la respuesta certera de la orquesta guiada por Izquierdo.
En esta obra existió un arco expresivo que envolvió unitariamente los tres movimientos, siendo evidente la correspondencia de enfoque de ambos artistas, bastaban pequeños gestos para enlazar intencionalidades y ataques, que en este concierto son cruciales, por los constantes “ritenuto” y “acelerando” que se presentan.
El carácter fuerte y decidido, al tiempo que lírico del primer movimiento, encontró una sutil y bellísima respuesta en el segundo, el que fue envuelto en un poético ambiente, una pasión desbordante caracterizó el tercero, sus diálogos, imitaciones y contrastes fueron resueltos en forma brillante, demostrando que la juventud de Horacio Lavandera puede tener una total coincidencia con la madurez de Juan Pablo Izquierdo.
Un concierto, que dio un magnífico cierre a la Temporada de Conciertos de la Fundación Beethoven, que sin duda alguna, fue como es costumbre, de categoría mundial.
Gilberto Ponce (CCA).