LOS DOS FOSCARI VERSIÓN INTERNACIONAL.

LOS DOS FOSCARI DE GIUSEPPE VERDI (VERSIÓN INTERNACIONAL)

Solo bordeando treinta años tenía Verdi, cuando dos de sus más famosos trabajos se había ganado un justo reconocimiento, nos referimos a Nabucco y Ernani, poco después escribe (I due Foscari) Los dos Foscari, obra en la que también aparecen muchas de sus principales características; arias hermosas de fácil retención, gran manejo emocional en dúos, tríos y concertatos, esto sumado a potentes y exigentes coros, en una trama que apela directamente a los sentimientos; con razón más alguien postula que Verdi, escribe directamente con el corazón.

Giuseppe Verdi .foto intofineart
Giuseppe Verdi. foto intofineart

En la partitura, se anuncian algunos esbozos melódicos, que se concretarían en óperas posteriores, en un continuo que no da tregua a los cantantes, así como sorprendiendo al espectador, al introducir pequeñas células melódicas que identifican a algunos personajes (leitmotiv). Asimismo exige de la orquesta, no solo acentuar situaciones, ya que simultáneamente, debe cambiar de pulso o tempo en numerosas ocasiones, para acentuar el texto.

En este entramado, se desarrolla la historia, que a partir de un hecho real, nos lleva a la Venecia del tiempo de los Dux (Dogos), donde un padre, el Dux Francesco Foscari, debe optar entre su deber como Dux, o por su rol de paterno, haciéndolo, tal como plantea su personaje; como gobernante cerebralmente, mientras que en su corazón lo hará como padre, debiendo aceptar el destierro de su hijo Jacopo, acusado de un crimen que no cometió.

¿En cuantos otros trabajos de Verdi, se da esta disyuntiva?, sin duda este tema del “deber ser” aparece en forma recurrente, baste con observar sus argumentos.

Escena en el lugar donde Giacopo, debe partir al exilio. foto
Escena en el lugar donde Giacopo, debe partir al exilio, en primer plano Pisana (Paola Rodríguez) Lucrecia, esposa de Jacopo (Tamara Wilson) Jacopo (Alfred Kim), atrás Loredano (Patricio Sabaté) y el oficial (Claudio Esteban Cerda). foto Patricio Melo

La extrapolación de tiempo, que sufrió esta puesta en escena, es contradictoria, ya que por una parte, la escenografía de Nicolás Boni, mantiene e general la grandeza del tiempo original, pero al ubicar la historia en el primer tercio del siglo XX, el vestuario de Sofía di Nunzio, provoca un contraste demasiado cercano al feísmo, particularmente en los trajes femeninos; aunque debemos aceptar, sin compartir mayormente, este cambio temporal, creemos, que se debió al menos buscar mejorar la chatura propia de la moda de ese tiempo, para no perjudicar al cuerpo femenino, sobre todo a la protagonista, que en el caso de Tamara Wilson, llegó casi al atentado.

En el caso de los varones, llama la atención la mezcla de ternos con ornamentos propios del tiempo, en que originalmente se ubica la ópera.

Es numerosas ocasiones hemos alabado sin reservas, los trabajos de Pablo Maritano, pero creemos que en el afán de acentuar, la recurrencia en el tiempo, de situaciones similares, le hizo perder prestancia al argumento mismo; no obstante reconocemos su impecable trabajo de règie, con personajes, coro y figurantes.

Cortesanos y el Consejo de los Diez, en primer plano Loredano (Patricio Sabaté). foto Patricio Melo
Cortesanos y el Consejo de los Diez, en primer plano Loredano (Patricio Sabaté). foto Patricio Melo

La iluminación de Ricardo Castro tuvo aciertos notables, como en el Gabinete del Dux, siendo tal vez lo mejor aquel de la Sala del Consejo, donde escenografía e iluminación, se combinaron con notable belleza; en lo opuesto, consideramos demasiado plana la escena en la plazoleta junto al Gran Canal, donde no hay relieves ni contrastes, tanto como ocurrió en la escena de la cárcel.

Escena de la cárcel, Lucrecia (Tamara Wilson) y Giacopo (Alfred Kim) foto Patricio Melo
Escena de la cárcel, Lucrecia (Tamara Wilson) y Jacopo (Alfred Kim) foto Patricio Melo

Siempre hemos reconocido el rol del Coro del Teatro Municipal, dirigido por Jorge Klastornick, ahora diremos que su trabajo fue extraordinario tanto como en conjunto, como en los coros femeninos y masculinos, derrochando además presencia escénica.

La Orquesta Filarmónica de Santiago, que dirigió Konstantin Chudovsky, certera y musical, siguiendo atentamente el discurso de cantantes y coro, quisiéramos destacar el dúo de viola y chelo, de uno de los preludios, de gran belleza y sensibilidad.

Sebastian Catana, cantó como el Dux Francesco Foscari, con bella y expresiva voz, a pesar de no estar totalmente bien de salud; sus escenas de la cárcel y las finales fueron de gran impacto emocional.

Giacopo (Alfred Kim) y Lucrecia (Tamara Wilson). foto Patricio Melo
Jacopo (Alfred Kim) y Lucrecia (Tamara Wilson) en la cárcel. foto Patricio Melo

Jacopo su hijo, lo asumió el tenor Alfred Kim, quien a sus extraordinarias condiciones vocales, de sólidos agudos, con estupendo manejo de los contrastes dinámicos, suma sus grandes condiciones de actor, sus grandes momentos, estuvieron en las escenas de la antesala del Consejo de los Diez, cuando es condenado, la de la cárcel y en su despedida, antes de partir al exilio.

Lucrecia Contarini, su esposa, fue cantado por la extraordinaria soprano Tamara Wilson, poseedora de una bellísima y poderosa voz, que maneja unos exquisitos pianissimo, y sólidos forte, con una línea de canto, con la que conmueve, aunque no es una gran actriz, esto es suplido con la expresividad notable de su voz.

Lucrecia (Tamara Wilson) y Pisana (Paola Rodríguez) y amigas, esperando la sentencia. foto Patricio Melo
Lucrecia (Tamara Wilson) y Pisana (Paola Rodríguez) y amigas, esperando la sentencia. foto Patricio Melo

El intrigante Loredano, fue asumido con toda la prestancia necesaria tanto en lo vocal, como en actuación, por el barítono chileno Patricio Sabaté, quien una vez más, confirma porqué ha llegado el lugar en que se encuentra.

También en gran nivel Luis Rivas, como el senador Barbarigo, Paola Rodríguez, como la amiga de Lucrecia, Augusto de la Maza, sirviente y Claudio Esteban Cerda como un oficial.

Una función que fue largamente ovacionada, en sus impecables aspectos musicales, recibiendo asimismo varios reparos, en el aspecto visual.

Gilberto Ponce. (CCA)

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Elisa Álvarez
Elisa Álvarez
8 Años Hace

Plenamente de acuerdo con la crítica,la función a que asistí tuvo el inconveniente de que el Sr Catana estaba bastante afectado en su salud e incluso tosia frecuentemente.,eso no impidió que saliera adelante con la función,algo desde luego admirable.Respecto al vestuario me pregunto porqué no aprovechar la época original en que transcurre la Opera que estéticamente habría sido mucho mejor y cambiarla sólo por modernizar,creo que no siempre vale la pena.

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