EL LAGO DE LOS CISNES TRIUNFA EN EL MUNICIPAL.
A nadie sorprende, que cada vez que sube a escena El Lago de los Cisnes, con música de Piotr Ilich Tchaikovsky, las entradas se agoten casi al ponerse a la venta, la razón estriba en que se trata de una de las coreografías más hermosas de la historia de la danza, siendo además una obra maestra de la música.
Y si a lo anterior, se suma el hecho, que será bailado por una compañía sólida, como lo es el Ballet de Santiago, dirigido por Marcia Haydée, en que además sus primeras figuras bailan los roles principales, el éxito está asegurado, por ello si se programaran más funciones, estas también, coparían la capacidad del Municipal.
El marco para el ballet, se encuentra en la hermosa y simbólica escenografía de Pablo Núñez, que con sus elementos de gran poesía, se complementa con el bellísimo vestuario, creado por el mismo Núñez.
La sólida y precisa iluminación, que se debe a José Luis Fiorruccio, cierra el círculo virtuoso estético.
Una de las principales características de las coreografías de Marcia Haydée, está dado por el fuerte contenido dramático que les otorga, convirtiendo su desarrollo, en historias creíbles, dotadas de humanidad, y tal como ocurre con muchos coreógrafos en la actualidad, le otorga un gran protagonismo al cuerpo masculino, aspecto que realza contrastes, al tiempo que vitaliza el ballet.
Así ocurre, con este trabajo de Haydée, para El Lago de los Cisnes, que se ha ganado un justo lugar, en el aprecio del público; ella este caso, convierte al mago Rothbart, en el gran antagonista del Príncipe, y por ende de Odette.
Asimismo, como las danzas masculinas adquieren gran importancia, se requiere de un elenco que responda a las exigencias que plantea; en este sentido, creemos que el cuerpo masculino del Ballet de Santiago, ha dado sustantivos pasos en su perfeccionamiento, alcanzando un brillante desempeño, tanto en las grandes escenas colectivas, o en aquellas en que bailan en grupos más pequeños, producto sin duda, del sólido trabajo de sus maestros de baile.
El cuerpo femenino, conserva como siempre, su rigor técnico, junto a su grácil prestancia, es un placer observar sus elegantes y femeninos movimientos, particularmente en las escenas del lago, un clásico por antonomasia.
Si sumamos ambos aspectos, no extrañan la perfección de las espléndidas escenas de todo el conjunto, algo que el público reconoció ampliamente, aplaudiendo entusiastamente, al final de cada una de ellas.
A la limpieza general del cuerpo de baile, se suma la estupenda performance de los solistas principales, encabezados por el Primer bailarín Estrella, Luis Ortigoza, quien asumió como el Príncipe, de quien no solo debemos alabar su sólida técnica, pues como sabemos siempre le otorga humanidad a sus roles, además fue estupendo partenaire, de Odette- Odile, y en un momento clave, conmocionó en su enfrentamiento con Rothbart.
Maite Ramírez, hizo por primera vez pareja con Ortigoza, aunque consideramos que su comienzo fue un tanto tenso, luego se posicionó de ambos roles plenamente, advirtiéndose un cambio de enfoque en carácter, al asumir como Odile, el cisne de Rothbart.
Los pas de deux de ambos fueron de gran expresividad y poesía.
Germán Esquibel, se convirtió en Rothbart, el Mago que mantiene presas a las damas cisne, la coreografía le otorga importancia desde el inicio cuando se le ve como figura mítica, semihumano, casi ave, casi reptil, dejando muy en claro sus poderes.
Bailó sólida y expresivamente, dominante con los cisnes, con fingida prestancia en la escena del baile, al presentar a Odile como aspirante al Príncipe, luego en las escenas finales, cuando se enfrenta al Príncipe y luego a los cisnes, con el dramatismo preciso.
Al no estar consignados los nombres de los solistas de algunas de las danzas, en el programa de mano, y para no caer en equívocos u omisiones, solo debemos decir que su desempeño fue del más alto nivel.
José Luis Domínguez, dirigió en esta ocasión a la Orquesta Filarmónica de Santiago, reconociendo que sus resultados fueron muy satisfactorios, con pulsos precisos, sin atrasos, y conservando la tensión musical, nos habría gustado eso sí, un mejor control del balance sonoro entre algunas familias e instrumentos, en algunos fragmentos, pero es justo señalar, que fue uno de los factores del rotundo éxito obtenido por el Ballet de Santiago, en la coreografía de Marcia Haydée, para el celebérrimo Lago de los Cisnes.
Al leer los nombres de los solistas de los otros elencos, habría sido interesante asistir también a esas funciones.
Gilberto Ponce. (CCA)
Una hermosa experiencia vivir Una tarde de mayo con este fantástico ballet de Santiago interpretando el lago de los cisnes