VERSIÓN DE CÁMARA DE CARMINA BURANA POR LA UAH.
El Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado, culminó en el GAM su Temporada 2018 con una muy interesante versión de cámara de Carmina Burana de Carl Orff, sin duda una de las obras más populares de todos los tiempos, de la que se han realizado múltiples grabaciones, al tiempo que sigue atrayendo multitudes a cada una de sus presentaciones, tal como ocurrió en esta oportunidad.
Wilhelm Killmayer escribió esta versión para dos pianos y percusión, que fue autorizada por el propio Orff para así poder difundirla en instituciones que no cuentan con una orquesta tan numerosa como la requerida por el original.
La versión rescata en general bastante bien el carácter del original, lo que más se pierde son los timbres y colores de la versión orquestal primitiva, pero el propósito se logra ampliamente, la dirección musical de Felipe Hidalgo fue bastante clara, logrando los objetivos de la propuesta, que sin duda gozó de los ensayos correspondientes, ya que parte del coro en toda la parte inicial cantó de memoria y al igual que los solistas lo hicieron a sus espaldas.
Una virtud del director es que mantuvo constantemente el arco expresivo, sin relajar nunca la tensión, por ello fue reconocido al final por el público que le aplaudió con enorme entusiasmo.
Los pianistas Pedro Urrutia y Yudalys Perdomo fueron un solvente soporte, al igual que los percusionistas pertenecientes al Grupo de Percusión UC cuyo director es César Vilca; algún ocasional y pequeño desfase no enturbió en nada esta virtuosa colaboración universitaria.
Algo similar ocurrió con el Coro del Instituto de Música UAH que dirige Jessica Quezada, que tuvo un sobresaliente desempeño, con excelente dicción, fraseos claros, estupendos contrastes y musicalidad.
David Rojas tenor perteneciente al Coro, cantó el complejo rol del Cisne que es quemado en la Taberna, mostrando su hermoso material vocal, descollando con su sólida interpretación
La soprano Tabita Martínez cantó con hermosa voz y gran musicalidad sus partes, notable su “Stetit Puella” y el “In trutina”, solo los descomunales agudos de “Dulcissime” le significaron más de algún problema, pero en el todo se muestra como una solista de fuste.
Eleomar Cuello que tiene una buena experiencia, pero al menos en esta función creemos que no mostró sus reales capacidades, bastante rígido y poco expresivo en la primera parte, con problemas en el registro bajo, del centro hacia arriba sin objeciones, en la Taberna, tal vez la velocidad impresa por Hidalgo conspiró en contra de su expresividad, en el “Ego sum abbas” desplegó mejor sus condiciones y la tercera parte fue muy musical, no obstante lo anterior, llamó la atención una afinación no siempre precisa, algo extraño en él.
La versión contó con la participación de un Cuarteto de Bailarines, Melisa Maturana, Paulina Vielma, Andrés Millalonco y Rodrigo Sepúlveda, que tuvieron una interesante participación, en una coreografía de Magnus Rasmussen, que utilizó muy bien el escaso espacio que tuvieron, solo al comienzo cuando los bailarines se mezclaron con el Coro, creemos que fue confuso y de poco aporte al desarrollo, pero posteriormente logró la pertinencia necesaria; algo que sin duda no les favoreció fue el vestuario cuyos colores, cerca del azul pizarra, en un diseño atemporal no provocó el contraste necesario.
La Dirección general de escena estuvo a cargo del mismo Rasmussen, y sin duda creemos que en esto acertó plenamente, tanto en la ubicación de los instrumentos, los movimientos del Coro y solistas, asimismo suponemos también fue responsable de la precisa iluminación que destacó todo aquello que debía ser destacado.
El público no dudó en ovacionar una versión muy arriesgada en su novedad, pero cuyos sus intérpretes la convirtieron en un gran éxito.
Gilberto Ponce. (CCA)