EL TITÁN DE MICHAL NESTEROWICZ.
Enorme expectación provocó, la versión que ofrecería la Orquesta Sinfónica de Chile, de la “Sinfonía N° 1 llamada El Titán” de Gustav Mahler, expectación entendible, luego de haber escuchado en enero pasado, la magnífica versión que Michal Nesterowicz, ofreció de la 5° Sinfoníadel mismo autor.
Este concierto de abono de Temporada oficial, consultó además la “Sinfonía española Op. 21” de Edouard Lalo, que fue interpretada por el violinista albanés, radicado en Suiza, Klaidi Sahatci, quien a pesar de tocar en un violín Stradivarius, no logró, al menos en la función de viernes, un resultado satisfactorio, que diera cuenta de sus pergaminos.
Llamó la atención su frialdad y falta de expresión, al enfrentar una obra que es bastante vital, por ello es que se requiere de bastante carácter y una buena dosis de expresividad, y es precisamente esto, lo que no se apreció en esta función (tal vez uno de aquellos malos días), lo que sumado, una afinación poco precisa, varios desajustes con la orquesta -debido a sus atrasos en el pulso-, plantearon varias dudas sobre su desempeño.
El sonido de su instrumento es cálido, y solo en ciertos momentos apareció una mayor expresividad, pero a la larga su manera distante de enfocar la versión, provocó en el público, una respuesta bastante fría.
Así mismo, pensamos que Nesterowicz no logró captar cabalmente el espíritu de la obra, su enfoque es externo, muy centrado en las indicaciones que marca la partitura, pero sin el alma que exige la obra; por consiguiente la expresión, quedó a medio camino.
Un logro estuvo en la cuarta parte: Andante, durante la introducción orquestal fue de gran nivel, y en general, tuvo momentos donde se observaron secciones de gran musicalidad, mientras que en el solista, hubo cierta dureza en las notas más agudas.
El “rondó”final, sufrió varios accidentes, restándole el efecto que provoca el brillo que posee.
Luego vino la “Sinfonía N° 1 en Re mayor” de Gustav Mahler, en la que Nesterowiczdemostró una vez más su afinidad, con el compositor bohemio, obteniendo un señalado éxito; su versión entró en el espíritu descriptivo, de elementos de la naturaleza, como en aquellos de carácter emocional o sicológico.
Desde la sutileza de la introducción atmosférica, para culminar en el contrastante y poderoso final, destacaremos a manera de ejemplo: la gracia de los “portamentos” en las cuerdas, el manejo de los balances sonoros, algunos pulsos diferentes en ciertas secciones, que le imprimieron novedad al enfoque.
En cuanto al rendimiento de la orquesta, este en general fue muy satisfactorio, con momentos estupendos en la familia de los cornos, que son tremendamente exigidos, alguna nota no tan pura, no desmerece en forma alguna su presentación.
Las cuerdas mostraron toda su calidad técnica y hermoso sonido, algo similar ocurrió con las maderas, salvo algún pequeño accidente de sonido.
Si bien en el aspecto sonoro, la orquesta mostró gran parte del nivel alcanzado, se observó un cierto descuido por parte de algunos músicos, con entradas a destiempo, o afinación poco precisa, las que se disimularon en medio del alto nivel de la versión.
Llamó la atención, lo deslavado y con afinación no certera, del primer contrabajo, en su crucial entrada del tercer movimiento, dando la impresión de haberlo encontrado desprevenido.
Estos motivos nos llevan a calificar la versión de excelente en cuanto al fondo, o contenido; pero sin la pulcritud a que nos tiene acostumbrado Nesterowicz y la sinfónica, algo que si fue evidente, en el movimiento final, que hizo que el público les prodigara una ovación interminable, este “Titán” como versión, fue soberbio.
Gilberto Ponce. (CCA)