LA PERFECCIÓN LLEGÓ DESDE BREMEN.

EXTRAORDINARIO CONCIERTO DE ORQUESTA ALEMANA.

En un evento estelar se convirtió, la presentación de “The Deutsche Kammerphilharmonie Bremen” (Orquesta alemana Filarmónica de Cámara, Bremen) que junto al fenomenal violinista Christian Tetzlaff, actuó en el marco de la Temporada Internacional de Conciertos “Fernando Rosas” que organiza la Fundación Beethoven.

The Deutsche Kammerphilarmonie Bremen. foto fundacionbeethoven

Cualquiera que hubiera cerrado los ojos, habría pensado que se trataba de una grabación por lo perfecta, pero más abrumador resulta el hecho que sus 37 integrantes, tocan sin director, en una comunión tal, que pareciera que una batuta invisible, los guiara por todas las sinuosidades dinámicas, rubattos o acelerando, y aún más, con una  interpretación exquisita, en riguroso estilo, y afinación perfecta.

El grupo parece, no tener límites en sus posibilidades expresivas, así como en la belleza de sonido, yendo desde unos pianísimos increíbles, a unos sólidos y musicales forte.

Algunos integrantes de la Orquesta. foto bach-cantatas

Sería largo enumerar cada una de las excelencias que mostraron en el Teatro Municipal de Las Condes, en cada una de las obras del programa, todas de estilos muy contrastantes.

Wolfgang Amadeus Mozart. foto musicosclasicos

El “Concierto N° 3 en Sol Mayor KV 216” de Wolfgang Amadeus Mozart dio inicio al programa, con Christian Tetzlaff en violín, ya hablamos de la belleza sonora, agreguemos ahora la finura de la interpretación, el balance logrado entre solista y orquesta, complementado con el bellísimo sonido del violín.

La “cadenza” del primer movimiento fue de gran virtuosismo y sensiblemente hermosa.

Muy  expresivo fue el “Adagio”, aunque sin apartarse del estilo, manteniendo la elegancia,  Tetzlaffhizo “cantar” su instrumento, consiguiendo unos pianísimos increíbles.

Christian Tetzlaff. foto teatrosolis

Destacaremos los fraseos y articulaciones perfectas del “Rondeau”, y sus estupendos contrastes dinámicos; la sección central fue simplemente un delicioso juego.

Arnold Schoenberg. foto swotti

Si alguien se preguntó, como se puede interpretar la “Noche Transfigurada” de Arnold Schoenberg, sin director, considerando todas las dificultades expresivas, dinámicas y técnicas de la obra, la respuesta de las cuerdas de la orquesta, fue contundente.

Desde la maravillosa progresión del comienzo, aplicando peso sonoro propio del post romanticismo, su carácter sugerente y descriptivo, conseguido tanto por el tutti, como por los fragmentos a solo; ataques, respiraciones y contrastes acentuaron el sentido dramático de la obra, manteniendo casi en vilo a los asistentes.

Luego escuchamos la “Sinfonía N° 80 en Re menor” de Franz Joseph Haydn, en una versión que se convirtió en un redescubrimiento, alejándose de los convencionalismos de otras versiones, que no aciertan con el mundo sonoro propuesto por Haydn.

Franz Joseph Haydn. foto wikipedia

La versión la catalogaremos de brillante, exultante a ratos, de extrema claridad en las voces, por sus estupendos fraseos, y algo muy importante en este autor: el humor fino; sería injusto no mencionar la belleza del sonido de las maderas y el aterciopelado sonido de los cornos.

El “Adagio” fue luminoso y elegante en su expresividad, en el que incluso, se permiten juegos con los pulsos.

Galante fue el “Menuetto” destacando los contrastes dinámicos, el “trío” fue de una levedad cantábile, en su sutileza.

Una síntesis de las anteriores, caracterizó el “Finale-Presto”, agregando un extremo virtuosismo.

Felix Mendelssohn. foto hagaselamusica

Un nuevo cambio de peso y estilo lograron en la interpretación del “Concierto para violín y orquesta en Mi menor, Op. 64” de Felix Mendelssohn.

En el, Tetzlaff superó más aún su interpretación de Mozart, manteniendo siempre el balance sonoro, a pesar del aumento de músicos en la orquesta, su expresividad fue ahora romántica; mientras el brillo sonoro de la orquesta, realza la orquestación.

Emocionante fue el “Andante” de clásica serenidad, con el bello sonido cantábile del violín.

En el cuarto movimiento, el virtuosismo del solista, fue replicado por la orquesta, consiguiendo que el evidente goce, que cada integrante de la orquesta siente al tocar, se transmitiera al público, que estalló en las más grandes ovaciones al finalizar la versión.

Christian Tetzlaff. foto nyconcertreview

Como “encore” Tetzlaff, interpretó un movimiento de una de las sonatas de Bach, maravillando en su ejecución, y como si fuera poco, toda la orquesta agregó el cuarto movimiento de la “Sinfonía N° 1” de Beethoven, de inaudita perfección y virtuosismo.

Sin duda, uno de los grandes eventos musicales del año, que se agradece a la Fundación Beethoven.

En lo extra musical, preguntamos, ¿porqué se permite el ingreso a los atrasados? Además de la molestia que provoca su falsa cautela –algunos incluso saludan- el cierre de las puertas de los palcos interfiere molestamente.

Gilberto Ponce. (CCA)

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