EL ARTE DE PHILIPPE BERNOLD.
El tercer concierto de la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas 2014, presentó una figura estelar en el arte de la flauta, nos referimos a Philippe Bernold, quien ofreció una verdadera clase magistral del instrumento, en una presentación que abarcó obras de los más variados estilos.
Pero, es preciso señalar, que para la consecución de su éxito, contó con un espléndido grupo de músicos, que lograron colocarse perfectamente a su nivel; hablamos de la estupenda pianista Svetlana Kotova, y un sexteto de cuerdas, encabezado por Hernán Muñoz en violín I, Natalia Cantillano violín II, Claudia López viola, Julio Barrios violoncello y Jasmin Lemus en contrabajo, que conforman la llamada “Agrupación Beethoven”; que incluso llegaron hacer creer, que tocan desde hace años con Philippe Bernold.
Svetlana Kotova, fue acompañante en la primera parte; interpretando al inicio, la Sonata para flauta y piano de Francis Poulenc, donde ya en el primer movimiento se apreciaron la calidad en los diálogos, y el manejo de fraseos consecuentes con los contrastes dinámicos.
El segundo, que se asimila a un lied, mostró una hermosa progresión dinámica, y singulares contrastes; el tercero, debido a la gran exigencia para ambos intérpretes, les permitió mostrar su gran virtuosismo.
Continuaron con la hermosa Sonata para violín y piano en La menor, de César Franck, en una transcripción para flauta, obra en la que a pesar del romanticismo que la impregna, no puede escapar del impresionismo.
Aquí se percibe una gran complementariedad, teniendo ambos instrumentos la misma importancia; el segundo Allegro, le otorga una hermosa introducción al piano, tocada en gran forma por Svetlana Kotova, luego continúa con sensibles diálogos entre ambos, los que fueron vertidos con mucha musicalidad; estas características se manifestaron en los movimientos siguientes, que fueron marcados por la expresividad; debemos destacar la gracia popular del final, en una magnífica versión.
François Borne, escribió su Fantasía Brillante para flauta y piano, sobre temas de la ópera Carmen, en ella sintetiza los temas principales, en fragmentos de gran dificultad y virtuosismo, la obra fue el medio para que Philippe Bernold, asombrara, con la enorme gama de recursos utilizados, sin dejar de lado la expresividad, y por supuesto el virtuosismo, el público ovacionó al ilustre visitante, y a la estupenda pianista.
La segunda parte se inició con el Cuarteto para flauta y cuerdas en Re mayor K. 285 de Wolfgang Amadeus Mozart, sin duda una de las joyas en la música; lo primero que consignaremos, es el estupendo balance entre las cuerdas y la flauta, la coherencia de fraseos e intencionalidades; sigue la exquisitez del canto de la flauta en el Adagio, mientras con gran sutileza las cuerdas tocan en pizzicato, en un fragmento que recuerda a Gluck; el Rondó con que concluye, fue tocado con gracia e intencionalidad lírica; creemos necesario destacar, que Bernold, jamás busca un protagonismo fácil, mostrándose siempre en el justo equilibrio con los demás, característica propia de los grandes intérpretes, que no requieren de ostentación alguna.
Finalizaron con una exquisita versión de la Suite en Si menor, para flauta y cuerdas de Johann Sebastian Bach, que permitió una vez más apreciar en toda su dimensión, el arte de Philippe Bernold, así como la solidez del sexteto Agrupación Beethoven, en un trabajo conjunto donde mostraron fraseos, arcos, articulaciones, intencionalidades y acentos, con ataques y cortes perfectos, donde cada intérprete, encabezados por Bernold, se pusieron al servicio total de la maravillosa música de Bach;
es así que fueron desde lo noble, a lo íntimo, de los diálogos melódicos hasta el mejor ejemplo del contrapunto, sin dejar de lado el extremo virtuosismo, con que el solista interpretó, la celebérrima Badinerie, que levantó en ovaciones al público, con las que logró dos encore; primero la repetición de la Badinerie y luego una exquisita versión de la Danza de los Espíritus de la ópera Orfeo y Eurídice de Gluck, con la que completaron una velada magnífica.
Gilberto Ponce. (CCA)