L` HEURE BLEUE (LA HORA AZUL) POR EL BANCH.
Dos son los aspectos más interesantes, de este nuevo trabajo de Mathieu Guilhaumon, el joven director francés, que se encuentra iniciando su segundo año de trabajo con el BANCH (Ballet Nacional Chileno).
Lo primero, es que pareciera estar encontrando una línea de trabajo y estilo, con la que conducirá a la compañía, pues esta coreografía, a nuestro entender, es a todas luces muy superior a aquella con la que debutó, nos estamos refiriendo a “Añañucas”, ocasión en la que planteamos varias dudas; ahora esta nos parece mucho más unitaria, sin los cabos sueltos del trabajo anterior.
El segundo, se refiere a la renovación de una gran parte del elenco, incorporando el director una importante cantidad de nuevos bailarines, todos ellos de gran profesionalismo, por lo que esta incorporación se apreció natural y a la vez efectiva, manteniendo el conjunto la calidad acostumbrada, esto, sin duda habla muy bien de la calidad de los nuevos bailarines, y de la sabiduría de Guilhaumon al escogerlos.
Esta Hora Azul, en alusión al crepúsculo, tiene un planteamiento dialéctico, ya que existe una constante pugna entre la danza contemporánea, donde lo caótico es preeminente y la mirada a lo clásico, que se replica en la música utilizada, mezclando inteligentemente, modernidad y clasicismo.
La tenue iluminación de Eric Pabœuf, que alude al crepúsculo tramontano, se funde naturalmente con el vestuario de Carolina Vergara, de policromía neutra, no pretendiendo destacar a nadie en particular, solo lo hacen algo más, algunos dúos, tríos o cuartetos, que tendrían mayor acento en dificultades técnicas y expresivas, a ello contribuyen los juegos en cambios lumínicos, a veces cenital o lateral, incluyendo un foco manejado por uno de ellos.
Las escenas de conjunto, manejan bien los espacios, las diagonales y paralelas, sin existir movimientos gratuitos, existiendo coherencia de sentido.
Otra de las tensiones que percibimos, tiene que ver con el grado de expresividad de la danza, que se marca al utilizar obras clásicas (Dowland y Chopin entre otros) contrastándolas con el flujo de las modernas, provocando quiebres que acrecientan la atención en la coreografía, que presenta muy pocos momentos débiles.
Creemos que el enfoque de la coreografía pretende indagar en la danza pura, o sea movimiento generado por el impulso de la música, por ello sería inútil tratar de encontrar significantes argumentales, estos, si existen, a lo más preanuncian algunos sentimientos, y solo al pasar.
El BANCH, mostró gran disciplina y prestancia escénica, asumiendo muy bien todos los elementos de contorsión, a veces felina, con aquellos de fuerza, contrastados con los más sutiles.
Por ello esta coreografía, de casi una hora de duración, capta bien el interés del público, tanto por los juegos de contraste, como por la experticia mostrada por la compañía, que a pesar de la gran renovación en su cuerpo de baile, mantiene intacta su reconocida calidad.
Sin duda este trabajo, ya está comenzando a mostrar la potencialidad de Mathieu Guilhaumon al frente del BANCH.
Gilberto Ponce. (CCA)