LA FANCIULLA DEL WEST DESDE EL MET.
Se trata de la ópera menos representada de Giacomo Puccini, a pesar del clamoroso éxito en su estreno, las razones pueden ser muchas, y no es del caso analizarlas en este comentario.
Por ello nos limitaremos a la excelente producción, que se ofreció en transmisión directa desde el Met, al Teatro Nescafé de las Artes, el sábado recién pasado.
La ajustada régie de Giancarlo del Monaco, encontró una estupenda respuesta en la realista escenografía y vestuario de Michael Scott, apoyados por la certera iluminación de Gil Wechsler.
Es justo decir que gran parte del éxito de esta producción, además del elenco de cantantes, se debe a detalles bastante minuciosos en la régie, que agilizan en particular el primer acto, que peca de una extensión excesiva, incluso resuelve adecuadamente algunos aspectos inverosímiles de la trama.
La dirección musical de Nicola Luisotti se
adecuó perfectamente a las necesidades dramáticas, sin dar mayor protagonismo a la orquesta, destacándose solo claramente en la única aria del tenor “Ch´ella mi creda”.
El elenco estuvo encabezado por la soprano Deborah Voigt, como “Minnie” mostrando un manejo vocal impecable, con bella voz, y un gran volumen que maneja a la perfección, sin duda se adueña de un personaje, que corre el riesgo de ser una maqueta, ella le otorga credibilidad. Si bien su desempeño en el primer acto fue bastante bueno, creemos que en el segundo y tercero triunfó plenamente.
“Dick Johnson” (el bandido Ramérrez) lo cantó el tenor Marcello Giordani, su actuación es bastante plana, cuesta entender que “Minnie” se vuelva loca por él, en lo vocal su manejo de los agudos es inobjetable, su gran triunfo fue su única aria.
El barítono Lucio Gallo fue el “Sheriff Jack Rance”, con desempeño vocal muy correcto aunque su voz no es particularmente hermosa, la actuación la calificamos simplemente como una maqueta de un malvado, poniendo énfasis solo en la gesticulación facial.
El tenor Tony Stevenson fue un gran “Nick” no solo en lo vocal, pues es dueño de una hermosa y poderosa voz, y es sin duda un convincente actor.
Keith Miller fue un aporte en lo vocal y como actor encarnando a “Ashby”, lo mismo podemos decir de Dwayne Croft como “Sonora”.
Hermosísima y con un timbre cálido y bello es la mezzo soprano Ginger Costa-Jackson, quien conquistó plenamente en su breve, pero significativo papel como la india «Wowkle».
En cuanto al sonido que se recibió, este fue en general muy bueno, solo con algunas breves dificultades en ciertos fragmentos.
El público presente en el Nescafé de las Artes, recibió con discreto entusiasmo la ópera, aunque reconoció los valores de la tradicional, pero potente producción del Met. para esta “Fanciulla del West”, cuyos valores musicales se encuentran aún sometidos a discusión.
Gilberto Ponce (CCA)