CONCIERTOS DE INICIACION A LA MUSICA
La orquesta de cámara de la U. San Sebastián que dirige el violinista ruso Denis Kolobov, se presenta un domingo de cada mes, a las 19 horas, en la cómoda sala que la corporación tiene en calle Pio Nono, sector Bellavista.
Los conciertos están destinados a atraer al público no especializado, con un programas de obras de éxito probado en interpretaciones buenas y cuidadas. Con seriedad y constancia trata de contactarlo con la música clásica agradable y melodiosa, mostrándole que asistir a su ejecución es también un entretenimiento valioso, distinto del que se encuentra en recitales de música popular.
Comenté en agosto el primero de estos conciertos mensuales y ahora asistí al quinto, quedando con la impresión de que el ciclo ya ha logrado captar a un público que escucha con interés y goza con cada interpretación.
El bien elegido programa, comprendió un concierto para cuerdas de Arcangelo Corelli, seguido del muy conocido «Concierto de Aranjuez», para guitarra y orquesta, de Joaquín Rodrigo, para cerrar con la «Sinfonía Italiana», de Felix Mendelssohn.
Denis Kolobov. Foto U. San Sebastián
Tres obras de orquestación variada, encantadoras y tonales, que cautivaron a quienes no las conocían. Es una buena iniciación a la música y la intención de proceder gradualmente se evidenció cuando al ingresar se repartió a cada persona una encuesta extensa pero en términos sencillos, que consultaba sobre su particular experiencia con la música clásica y los conciertos.
En variadas ocasiones he visto utilizar este recurso para auscultar la reacción del público, observando que siempre hay un sector numeroso que no colabora o no se interesa, por lo que fue muy positivo ver durante el intermedio que la inmensa mayoría del público que llenaba la sala, leía y respondía con genuino interés el documento recibido. Participaban activamente, con el mejor espíritu.
Las interpretaciones estuvieron en un buen nivel artístico con ejecutantes de buena disciplina y destreza; sin embargo personalmente creo que todavía les queda camino para alcanzar la seguridad virtuosa y musicalidad que se espera de los grupos profesionales.
Así, por ejemplo, aunque Kolobov es un calificado violinista que domina la conducción de músicos de cuerdas, los doce violines que son la base del conjunto sonaron ásperos e inexactos en el primero de los «Conciertos opus 6» del barroco Arcangelo Corelli. La «Sinfonía Italiana» de Mendelssohn estuvo mejor aunque esa calidad tonal de las cuerdas se mantuvo; la diferencia estuvo en el excelente desempeño de los ejecutantes de vientos (maderas y bronces).
Al final, lo mejor fue el famoso concierto delespañol Joaquín Rodrigo, donde el solista fue Romilio Orellana, guitarrista chileno de muy buena trayectoria artística. En el conocidísimo Adagio, Orellana tocó con notable claridad y elocuencia con una orquesta que respondió en su mejor nivel. Los movimientos restantes tuvieron encanto y vitalidad : el guitarrista mostrando su notable técnica y, conducida muy bien por Kolobov, demostrando la orquesta que ésta era su real capacidad artística.
Sergio Escobar (CCA)