JERUSALEM CHAMBER MUSIC FESTIVAL.

JERUSALEM CHAMBER MUSIC FESTIVAL.

La presencia del Jerusalem Chamber Music Festival, ocupó la cuarta jornada de la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas, que se viene desarrollando en el Teatro Municipal de Las Condes.

Elena Bashkirova. foto classictic
Elena Bashkirova. foto classictic

El conjunto está compuesto por la extraordinaria pianista Elena Bashkirova, y por Michael Barenboim, en primer violín, Axel Wilczok segundo violín, Madeleine Carruzzo, viola y Tim Park violonchelo.

El programa de gran interés, por su acercamiento a dos obras del siglo XX, fue enmarcado por un cuarteto de Mozart y un quinteto de Schumann.

Pensamos que para gran parte del público, las obras modernas, resultaron un tanto cansadoras, en particular por la sombría estructura de la obra de Schnittke, que sobrecogió a la audiencia, por ello el hermetismo dodecafónico de Webern, a pesar de su brevedad, no concitó el mismo interés.

En el conjunto brilla con luz propia, la excelencia de la pianista Elena Bashkirova, de extraordinaria musicalidad, digitación perfecta y estupendo acercamiento a los estilos, no le van en saga, la violista Carruzzo y el chelista Park.

Con casi total musicalidad, pero con sonido discreto, se mostraron ambos violinistas, lo que significó, que a veces sus partes se desperfilaran.

Wolfgang Amadeus Mozart. foto emol
Wolfgang Amadeus Mozart. foto emol

Pensamos que uno de los momentos de excelencia, se dio con la interpretación del Cuarteto con piano Nº 1, en Sol menor de Wolfgang Amadeus Mozart, que dio inicio a su presentación, tocado en estilo perfecto, donde las cuerdas mostraron, un bello y pastoso sonido, en una perfecta sintonía, con la espléndida claridad melódica del piano.

En el manejaron contrastes, fraseos así como un extraordinario cuidado en los diálogos, realizados con tal finura, que llegaron a conmover. En el Andante, Bashkirova, consiguió magia sonora en sus juegos dinámicos, en esta parte los planos sonoros con las cuerdas fueron de enorme perfección.

Delicioso fue el juego de contrastes, en el Rondó final, con un arco expresivo de gran belleza.

Alfred Schnittke. foto arttowermito
Alfred Schnittke. foto arttowermito

El Quinteto para piano y cuarteto de cuerdas, de Alfred Schnittke es un canto fúnebre, en memoria y homenaje a su madre, que había fallecido poco antes de la composición, por ello la obra se mueve en un lenguaje que va desde el post romanticismo, hasta guiños al expresionismo, con una carga emocional, que hasta podría calificarse de programática.

Ya, desde la discursiva introducción del piano, a la que se agregan posteriormente las texturas sonoras de las cuerdas, los oyentes se ven sumergidos, en un mundo desolado, conseguido a través de una gama de recursos en las cuerdas.

Jerusalem Chamber Music Festival, tocando para estudiantes en la Escuela de Carabineros. foto corporacionculturalcarabinerosdechile
Jerusalem Chamber Music Festival, tocando para estudiantes en la Escuela de Carabineros. foto corporacionculturalcarabinerosdechile

El In tempo de Valse, es de carácter expresionista en su ironía, mientras que el Andante que sigue, manifiesta la tensión mediante fuertes contrastes, el final que bien puede ser una recapitulación de algunos de los elementos anteriores, nos lleva desoladamente hasta el decrescendo que se disuelve en la nada.

Creemos que la versión, acertó plenamente en el carácter de la obra, y la total compenetración de los invitados, logró una gran conmoción en el público asistente.

Anton Webern. foto biografiasyvidas
Anton Webern. foto biografiasyvidas

Desde la emocionalidad anterior, se llegó al Cuarteto para cuerdas Op. 28 de Anton Webern, donde su estructura, de un dodecafonismo a veces minimalista, se acompaña de una mezcla de legatto con pizzicato, y fuertes contrastes forte-piano, donde existen apenas algunos esquicios melódicos, y aunque incluye fragmentos que podrían llegar a la ironía, a la larga creemos, que se trata de un trabajo más cerebral que emocional.

En todo caso, la obra, es demostrativa del estilo de Webern, y pensamos que a pesar de lo perfecta que pudo sonar, pudo contener mayor tensión expresivo-musical.

Robert Schumann. foto visionescriticas
Robert Schumann. foto visionescriticas

Finalizaron con el Quinteto para piano y cuerdas en Mi bemol mayor, Op. 44 de Robert Schumann. Creemos que en el, encontramos momentos de total excelencia, con otros que pudieron tener mayor relevancia, algo que no ocurrió debido al sonido escaso y blando de los violines, que se contrastaron fuertemente, con la absoluta excelencia de la viola y el violonchelo.

Los mayores logros, los encontramos en el primer y cuarto movimiento, por el manejo de contrastes y progresiones, tanto como por su expresividad.

La belleza del segundo (In modo d´una Marcia) recibió una interpretación irregular, debido a que la soberbia expresividad del piano y las cuerdas bajas, no se equiparó con la de los violines, el Scherzo, no encontró la tranquilidad necesaria, para tener la transparencia necesaria. El Finale: Allegro ma no troppo, sí fue un logro total, por la intencionalidad expresiva, y la gran musicalidad mostrada por cada uno de los intérpretes.

El público, no escatimó sus aplausos.

Gilberto Ponce. (CCA)

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